CAPÍTULO 15

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-Es una lástima que su compañero no pudo venir, señorita abogada-dijo el hombre de tez morena mientras mordía con entusiasmo su sándwich-

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-Es una lástima que su compañero no pudo venir, señorita abogada-dijo el hombre de tez morena mientras mordía con entusiasmo su sándwich-. Esto es lo mejor que he comido en mucho tiempo. Tengo que mandarle una foto a García-añadió, sacando su teléfono del bolsillo para tomar una foto de su plato con una sonrisa de satisfacción en su rostro.

Todos los que estábamos alrededor de la mesa lo observamos con curiosidad y un poco de envidia por su evidente disfrute.

-Él adora esta comida, pero tuvo un inconveniente y tuvo que trabajar. Y está bien si me llaman Antonella-respondí, tratando de suavizar el ambiente con una sonrisa.

-Es una bendición y una maldición vivir aquí, ¿no lo crees?-preguntó la mujer rubia, sus ojos brillando con una mezcla de nostalgia y resignación mientras miraba a su alrededor, como si tratara de capturar la esencia de ese lugar en un solo vistazo.

-Sí, especialmente en invierno-respondí, mientras jugueteaba con mi tenedor en el plato-. ¿Han tenido la oportunidad de visitar Nueva York aparte de por trabajo?

-Reid no- contestó el hombre de tez morena en su lugar, casi como si quisiera proteger a su compañero de responder.

Se notaba a leguas que Reid se sentía incómodo, rodeado de tanta gente, atrapado en una conversación que parecía interminable, y quizás, sobre todo, por mi presencia.

-Solamente he venido aquí por trabajo, no conozco la Gran Manzana como turista- respondió finalmente Reid, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

Su respuesta me llevó de vuelta a aquella noche en el bar, la primera vez que hablamos de Nueva York. "¿Me creerías si te digo que no conozco bien Nueva York? Y eso que he estado allí varias veces. No lo conozco como turista al menos; siempre he ido solo por trabajo", había dicho, con una mezcla de curiosidad en su mirada. Sus ojos se clavaron en los míos, como si esperara que mi respuesta pudiera cambiar su percepción.

-Bueno, nunca es tarde para explorar Nueva York como se debe-dije, tratando de infundir un tono de entusiasmo en mi voz. Vi cómo una mueca de complicidad intentaba formarse en su rostro; ambos recordábamos aquella conversación en el bar.

-Es una lástima que nos vayamos mañana-intervino Emily, la mujer de cabello negro, con un semblante serio que borraba cualquier rastro de alegría.

-¿Regresan a Quantico?-pregunté, aunque ya sabía la respuesta. Solo quería que lo confirmaran.

-Sí, y no creo que debamos hablar del porqué. Supongo que asumes que es por trabajo, ¿no es así?-respondió Spencer con un tono defensivo, casi mezquino, que sorprendió a todos los presentes.

Lover, you should've Come Over. || Criminal Minds || Spencer ReidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora