CAPÍTULO 16

231 21 1
                                    

El penetrante aroma del café recién hecho invadió mis sentidos, provocando un cosquilleo en mi nariz

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El penetrante aroma del café recién hecho invadió mis sentidos, provocando un cosquilleo en mi nariz. El olor era tan delicioso que me resultaba imposible no desear una taza en ese mismo instante.

Al abrir los ojos, me di cuenta de que no estaba en un lugar familiar. Mi cuerpo estaba cubierto con una sábana blanca, y mi mente aún intentaba descifrar cómo había llegado hasta allí. El entorno a mi alrededor era desconocido y ligeramente desorientador.

Mientras trataba de orientarme, escuché una voz que rompió el silencio -Bonitos calcetines- Me resultaba imposible tomar en serio su comentario, ya que mis calcetines eran completamente ridículos. Al notar mi silencio, volvió a hablar, reafirmando con una sonrisa- En serio, me gustan mucho- dijo ella.

Anoche, mientras leía junto a Antonella, el sueño comenzó a vencerme. La observé detenidamente: su rostro estaba un poco hinchado, pero su cabello húmedo despedía un aroma dulce con un toque de menta. Aunque no sabía la hora exacta, supuse que era temprano, ya que no llevaba puesto un atuendo elaborado.

-Lo siento, no me di cuenta de lo cansado que estaba y me quedé dormido-dije, disculpándome por mi descuido.

-No te preocupes-respondió ella con una sonrisa tranquilizadora-En el baño hay productos de higiene, y puedes estar tranquilo, la sábana es nueva. Lo único que toqué fueron tus zapatos para quitártelos.

Mientras me levantaba, sus palabras resonaron en mi mente. No me molestaba en absoluto que hubiera tocado mis cosas; de hecho, ni siquiera se me había ocurrido pensar en eso. Su consideración y amabilidad me hacían sentir cómodo y agradecido.

Al entrar al baño, mis ojos recorrieron cada rincón, grabando cada detalle en mi mente. Todo estaba meticulosamente ordenado. Un cajón, perfectamente organizado, contenía diversos productos, cada uno en su lugar. Sobre una estantería, algunas ligas de cabello estaban dispuestas de manera ordenada. La ducha, iluminada tenuemente por la luz natural que entraba por una pequeña ventana alta, estaba rodeada de botellas de productos para el cabello y el cuerpo. Frente a mí, un gran espejo reflejaba mi imagen: mis ojeras pronunciadas y mi cabello completamente despeinado.

Pasé cerca de veinte minutos ocupándome de mis necesidades. Desenredé mi cabello con paciencia, enjuagué mi rostro con agua fría y lavé mis dientes con esmero. Al finalizar, lancé mi cepillo de dientes usado hacia el basurero, y el sonido hueco que produjo al chocar con algo me llamó la atención. Miré dentro y vi una caja vacía de tinte para el cabello. ¿Será que Antonella teñía su cabello? La idea era intrigante y añadió una capa más a la percepción que tenía de ella.

-¿Spencer?-escuché una voz suave pero clara desde el otro lado de la puerta. -Tu teléfono está sonando, deberías contestar-

-Ya salgo-respondí, tratando de mantener la calma mientras terminaba de prepararme. Sentía los nervios revoloteando en mi estómago, una sensación que no lograba comprender del todo. Despertar en la casa de una mujer desconocida, una mujer increíblemente atractiva, era una experiencia completamente nueva para mí. Sin embargo, había algo emocionante en todo esto, como si una corriente de adrenalina recorriera mis brazos y se extendiera por todo mi cuerpo.

Lover, you should've Come Over. || Criminal Minds || Spencer ReidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora