El sol y la luna se despiden de Gibran, su último acto de cierre en el mundo material. El entierro es un momento sombrío y doloroso, con lágrimas de los allegados en el aire. A medida que los seres queridos se van, se elevan la tensión de los días venideros. Ya es tarde, la noche envuelve la ciudad con su manto oscuro, pero sigue refulgiendo el estadio de arena, como una linterna de esperanza.
Mientras la muchedumbre congregada es febril, su cuerpo se mece al ritmo de la música de violines que se eleva para presentar el principio del evento estelar del año. Entre la multitud, Diego está sentado en la primera fila y mira fijamente hacia el ring, sorprendido por la escena. Nunca había pensado que estaría ahí, viendo a sus héroes de cerca, gracias a la invitación de Máximo.
A cada minuto que pasa, Diego ansía poder conseguir los autógrafos de cada uno de los peleadores que se han dado cita, en las primeras peleas logra conseguir todas las firmas y desea que la lucha estelar no sea la excepción. Golpe tras golpe, llave tras llave, los gladiadores hacen homenaje al legado de Gibran. Es el primer evento del año sin la presencia del fundador de la compañía, así que entre la emoción, se siente esa atmósfera de nostalgia.
Máximo tiene preparada la sorpresa de la noche. En los afiches se pueden ver los rostros y nombres de Samahin; el campeón que a toda costa quiere retener su título, Dragón Escarlata; el joven peleador aéreo que lleva un par de años en la compañía, así como Tristán El soberbio; el retador del bando rudo que peleará por primera vez contra su padrino luchístico, Samahin. Pero también, detrás de ellos, está la sombra de un personaje incógnito, quien para los contendientes es un secreto a voces, pero para el público es todavía un misterio.
El anuncio de la sorpresa trae un susurro de expectativas, como un cuchillo afilado en el aire. Samahin, el campeón, reconoce el peso del evento y su importancia para el legado de Gibran. Dragón Escarlata, la promesa aérea, se ceba en la oportunidad de mostrar su talento en su prueba definitiva. Tristán arde en ganas de hacer valer su lugar en la empresa, la estelaridad que busca está casi al alcance de sus manos, así que está dispuesto a acabar con el reinado del hombre que lo vio nacer como luchador profesional.
La lucha previa al evento principal es una pelea de reglas extremas, en la que no hay piedad entre los combatientes. Diego observa absorto como los hombres sobre el cuadrilátero se levantan tras brutales ataques con todo tipo de objetos y se cuestiona en un par de ocasiones si lo que sus ojos ven es verdad o se trata de una actuación.
Pese a todo, durante el combate que se extiende hasta la tribuna, logra interceptar a ambos sujetos, quienes aún con el cuerpo lleno de heridas y sus vestimentas desgarradas, cumplen la ilusión del menor; recibir la mayor cantidad de autógrafos durante el evento.
La brutalidad que se desarrolla sobre el cuadrilátero está en contraposición con el enamoramiento de Diego con el deporte. No hay duda alguna de que el espectáculo es brutal, pero no por eso deja de ser fascinante. Uno de los gladiadores saca un palo de kendo de abajo del cuadrilátero y castiga a su rival con este a su rival a solo unos metros de Diego, quien en un descuido aprovecha para despojarlo del mismo. Ambos cruzan miradas, mas el peleador solo finje molestia y continúa el combate.
La pelea sigue algunos minutos más para luego terminar con uno de los hombres azotado sobre una mesa en llamas. La campana suena dando paso al tema del gladiador que acababa de coronarse como nuevo Campeón Extremo, presea que se otorga a los expertos en lucha extrema callejera. La multitud suelta un alarido cuando el campeón recién proclamado, con el cabello largo y encendido, erizado por la intensidad de la pelea, se levanta victorioso sobre las llamas y alza su brazo, recibiendo los aplausos y la adoración de su hinchada. Diego empuja contra la barra de contención y grita con los demás, exultante de excitación.
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Irascible ©
ActionLa vida es una lucha constante entre el estoicismo y el egoísmo de nuestro ser, cada persona elige cuál de estos dirigirá el rumbo de su existencia, aunque no siempre llega a ser así; en ocasiones alguien más es el encargado de escribir el guión de...