Capitulo 11

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Los golpecillos de un bolígrafo resuenan contra el escritorio en el silencio de la oficina de Máximo De La Vega. El hombre se encuentra hundido en sus pensamientos; parece estar maquinando su siguiente estrategia. De La Vega sabe que su vida corre peligro después del atentado sufrido la noche de Héroes Legendarios, así que debe abandonar la capital lo antes posible. Sin embargo, aún tiene asuntos pendientes que atender, motivo por el que debe permanecer con un bajo perfil.

La aparente calma se ve interrumpida por el agudo pitido del radio portátil que Máximo carga en su cinturón, indicando que alguien intenta contactarlo de manera urgente. El hombre lo observa con atención, pero sabe que solo Emir puede estar llamando en estos momentos.

—¿Qué pasa, Emir? —responde luego de presionar el botón de hablar.

—Señor, acabamos de recibir un ultimátum —expone Emir con una voz seria y urgente—. Nos dan 48 horas para entregar la plaza.

—Imaginaba que esto sucedería, pero que no cunda el pánico —responde en tono calmado.

—¿Acatará el ultimátum?

—No digas estupideces, Emir, a veces no sé si eres o te haces… Por supuesto que esos imbéciles no lograrán su objetivo de amedrentarme, ya tengo todo bajo control. —Una sonrisa confiada se dibuja en el rostro de Máximo.

—Pero eso no es todo, señor, exigen que entregue la plaza —responde Emir—. Y si no lo hace, amenazan con vaciar sus cuentas y rastrear su ubicación. Si esto ocurre, no tardarán en localizar la casa de seguridad y, en el peor de los casos, las oficinas de CLAN.

Máximo entrecierra los ojos, sabe que su situación es más complicada y peligrosa de lo que imaginaba.

—Será mejor que hablemos de esto en privado, pueden incluso intervenir nuestra conversación —responde mientras replantea sus ideas—. Reúne a los muchachos, tenemos trabajo pendiente.

—Enseguida, señor.

Luego de cortar la comunicación, Emir se apresura a localizar a algunos de los miembros del clan San Luis, la organización criminal dirigida por Máximo. El hombre lleva largo tiempo buscando la manera de hacer un cambio en la forma de trabajar de su patrón, ya que sabe que tarde o temprano las cosas pueden terminar mal. Incluso ha encontrado en el Consejo Luchístico de Asociados Nacionales una esperanza para que Máximo vuelva a trabajar honradamente, pese a los métodos que empleó para adueñarse de la compañía. No obstante, se mantiene leal al hombre que le dio trabajo cuando no tenía nada, esto después de ser despedido de una ruta de transporte público donde no ganaba ni el salario mínimo.

Emir Chacón creció en una familia humilde que, pese a las carencias, lo crio con amor y le inculcó valores como la gratitud, la responsabilidad y la lealtad. Debido a sus bajos recursos, dejó la escuela siendo un adolescente y comenzó a trabajar para ayudar a su padre con el sustento. Aún entre la pobreza, eran una familia muy unida y feliz que vivía al día, pero todo cambió cuando sus padres murieron en un asalto a mano armada. Los señores, ya de avanzada edad, quisieron resistirse a entregar sus pertenencias, motivo por el que los delincuentes no dudaron en abrir fuego. La mujer murió en el lugar y su esposo horas más tarde ya en el hospital.


Tras dicho acontecimiento, Emir vivió una de las etapas más difíciles de su vida y, debido a su falta de estudios, batalló para conseguir un trabajo que le diera al menos para pagar una renta, pues sus padres no tenían ninguna propiedad que heredarle. El hombre tampoco ha tenido suerte en el amor, pues la única mujer en la que llegó a pensar para formalizar una relación lo dejó cuando se enteró de que Emir no puede tener hijos. Así, luego de un tiempo tocando puertas, conoció a Máximo, quien le ofreció trabajo y lo invitó a ser parte de su equipo, pero jamás imaginó los negocios en los que estaba por involucrarse.

Irascible ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora