Capítulo 12

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La sala de espera del hospital es un caos entre sonidos y luces que solo agravan el estrés de los presentes, pero Aalyah solo puede pensar en una cosa: que su mamá se encuentre fuera de peligro. Aquella tarde en el restaurante, Greta sufrió una hemorragia intestinal, por lo que tuvo que ser trasladada de emergencia en una ambulancia.

Han pasado dos días desde el suceso y la mujer ya se encuentra estable según el diagnóstico de los especialistas. No obstante, la incertidumbre continúa en el aire, ya que tras varios estudios aún no hay una respuesta certera sobre qué fue lo que desencadenó el episodio de sangrado.

Aalyah aguarda con cierta impaciencia, fijando la mirada en el pasillo de terapia intensiva. El ir y venir de los médicos y enfermeras provoca que su corazón se acelere, esperando con fe recibir buenas noticias. Minutos después, la joven suspira y se levanta de su asiento, camina hacia la ventana y observa el bullicio de la ciudad. Parece que el caos que se desarrolla en las calles de la ciudad potosina es un augurio de lo que está por venir; sin embargo, Aalyah se mantiene positiva, pese a la incertidumbre que la consume.

De pronto, su móvil vibra en su bolso de mano. Se trata de Dereck, su hermano mayor, quien intenta comunicarse con ella.

—¿Cómo está mi mamá? —Dereck parece tenso; Aalyah lo nota tan solo al abrir la llamada.

—Se encuentra estable, pero aún no me dan razón de qué fue lo que provocó la hemorragia. Los doctores están haciendo pruebas para dar un diagnóstico preciso. —La joven intenta mantener la calma, pese al nerviosismo que la invade.

—¿Estable? ¿Es todo lo que puedes decirme? —la voz de Dereck se vuelve acusatoria—. Te recuerdo que esto no habría sucedido si hubieras estado más atenta a mamá. Siempre estás tan ocupada en tus entrenamientos que no te das cuenta de lo que pasa más allá de eso.

Aalyah siente que el corazón se le arruga; la frustración y el sentimiento de culpa se mezclan en su interior.

—Dereck, por favor, no comencemos a pelear ahora, no es el momento. Hago lo mejor que puedo. Mamá necesita nuestro apoyo ahora más que nunca, no nuestras peleas infantiles.

—¿Apoyo? ¿Es en serio? —Dereck ríe sarcástico—. Lo que ella necesita es a alguien que de verdad se haga cargo. Basta de tus jueguitos de gimnasta que no te llevarán a nada, y de creerte la hija perfecta solo porque pasas más tiempo con ella.

—Al menos paso tiempo con ella… —Aalyah se reserva su derecho de réplica, ya que sabe que discutir con su hermano no servirá en absoluto, pero las palabras de este no dejan de herir sus sentimientos—. Haré lo que esté en mis manos para que mamá se recupere lo antes posible. —responde con firmeza, aunque el daño moral está hecho.

—Eso espero —Dereck cuelga abruptamente la llamada, dejando a Aalyah con un sabor amargo en la boca.

La joven guarda el teléfono en su bolso y camina hacia la habitación de su madre en cuanto le es autorizado el acceso. En el camino, limpia sus lágrimas, tratando de mostrar un semblante diferente. Al entrar por la puerta, ve a Greta recostada en la cama. La mujer le dirige una sonrisa nostálgica y amorosa.

—¿Cómo te sientes, mamita? —pregunta Aalyah acercándose a ella y tomando su mano con cuidado.

—Mejor, cariño. Los médicos dicen que estoy fuera de peligro, pero deben hacerme más estudios para descartar cualquier mal que me ponga en riesgo más adelante. Ten fe en Dios, todo estará bien. —Aalyah se recarga en su pecho y la mujer acaricia su cabello.

Irascible ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora