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...

Llovía. Damian se sentía envuelto en una brisa sofocante, añadiendo una sensación de patetismo a su rutina habitual, un lunes a las cinco de la mañana.

¿Qué había sido aquello? Había revivido una escena tan nítidamente en sus sueños. Era el recuerdo de la última vez que había hablado con Anya Forger, simplemente para cortar su relación, un momento que se remontaba a más de una década atrás.

Las lágrimas surcaban las mejillas del azabache. Estaba convencido de que ese sueño había alterado su ser por completo. Se sentía exhausto, profundamente agotado de todo. Se levantó de la cama ofuscado, para iniciar su rutina habitual. Café, trabajo en la oficina, más café, reuniones con influyentes políticos, otro café, llegar a casa y dormir apenas cuatro horas, quizás cinco si tenía suerte.

Sí, esa era la vida soñada del heredero del Partido de Unidad Nacional.

Cuando se incorporó de la cama, vio a su esposa durmiendo plácidamente a su lado. Una mujer rubia, rostro perfectamente estirado, de buena cuna, y con quien había contraído matrimonio.

―Ah, sí, una vida perfecta ―murmuró irónicamente, con la cabeza gacha.

Pero así fue, y así debía ser. Estaba destinado a seguir al pie de la letra las directrices de su padre. Tal vez su vida habría tomado otro rumbo si su hermano, Demetrius Desmond, no hubiera fallecido hace tiempo. Podría haber seguido viviendo bajo las sombras, teniendo más libertad para decidir su vida, a nadie la hubiese importado. Sin embargo, desde aquel trágico evento, había estado bajo la constante vigilancia de su padre, su vida meticulosamente planeada hasta el último detalle. Cuando era niño, esa idea le habría encantado, pero ahora, se había resignado. Así nació, así morirá.

Inhaló profundamente, sumido en la melancolía. Sabía que debía cumplir con sus responsabilidades habituales y dar por terminado el día cuanto antes. Jeeves, quien seguía siendo su chofer y quizás la persona en quien más confiaba, puso en marcha el motor del automóvil con dirección a su oficina.

―Parece que no ha descansado bien ―comentó el mayor, observando por el espejo retrovisor.

―Eso no es relevante, me quedé trabajando hasta tarde en mi despacho.

―Lo menciono porque lo veo diferente, como si algo lo estuviera perturbando ―dijo con sinceridad, mostrando preocupación.

En la mente de Damian persistía el recuerdo del sueño que había tenido. Aunque podría afirmar que los recuerdos del pasado ya no dominaban su vida, pues estaba demasiado ocupado como para detenerse a reflexionar sobre ello. Pero, ¿por qué ahora? Forger era parte de su pasado, un recuerdo que, por mucho que no pudiera, quería olvidar.

―De todos modos, manténgase alerta. La oposición intentará derribarlo una vez que anuncie su candidatura para presidente.

Era temporada de elecciones. Donovan Desmond se retiraría, dejando paso a su único hijo. El pronóstico era favorable, todo indicaba que Damian ganaría. Un hombre prometedor, con propuestas sólidas y, mucho más importante, contaba con la corrupción con la que tomaría el puesto. Su padre le había aconsejado que solo necesitaba mantenerse alejado de los escándalos.

No obstante, a pesar de que todo parecía estar a su favor, era evidente que muchos partidos irían en su contra, en especial la oposición. Debía ser cauteloso; cualquier error podría ser fatal, al menor descuido estaría muerto. No podía confiar en nadie.

Como si de un robot se tratara. Damian ingresó a su oficina, listo para abordar el papeleo pendiente. Luego, tendría una reunión con el ministro de seguridad nacional. En los últimos meses, se habían reportado numerosas desapariciones e intentos de ataque. No tenía la menor duda de que WISE estaba operando bajo la penumbra. Aunque la paz aún prevalecía, había una delgada línea para que esta se rompa. Según su padre, Westalis estaba intentando sabotear todos los tratados de paz con Ostania.

El sonido de la puerta interrumpió sus pensamientos. Damian invitó al visitante a pasar. Un hombre de aspecto imponente entró.

―Señor, lo hemos conseguido ―dijo el hombre con un tono sombrío, extiendo el sobre en el escritorio―. El objetivo ha sido eliminado.

―Puedes retirarte ―respondió, con cansancio.

Por orden suya, varios agentes de WISE habían sido eliminados. Damian no le concedió mucha importancia. Para él, simplemente eran plagas que debían ser erradicadas. Al abrir el sobre con indiferencia, examinó el registro de los agentes. Eran hombres que tal vez podrían haber elegido un camino diferente. Sin embargo, su rostro cambió abruptamente cuando vio una fotografía que le resultaba demasiado familiar.

Un escalofrío recorrió su cuerpo. Un sentimiento de repugnancia y vértigo se apoderó de él. Leyó el nombre en el documento una y otra vez, hasta que su visión se nubló. No podía ser real, ¡no podía ser cierto!

Anya Forger estaba muerta.

Él la había matado.



*Saudade: Sentimiento nostálgico y de añoranza que se experimenta después de que alguien se ha ido o ha fallecido.


ꜱᴀᴜᴅᴀᴅᴇ » Damianya ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora