❝Por ser los primeros campistas les preparamos recorridos exclusivos tras bambalinas de Mundo Jurásico. Además de Kayak, alpinismo, pistas de obstáculos y por supuesto...❞
𝖣𝗂𝗇𝗈𝗌𝖺𝗎𝗋𝗂𝗈𝗌.
Aquella isla Nublar, famosa por sus atracciones, tray...
— ¡Mamá! –aquella niña de 8 años iba descalza hacia la puerta dónde se encontraba llegando su madre.
—¿Amor? ¿Qué haces despierta a estas horas? –preguntó la mayor a la niña.– ¿Y quién te hizo ese chongo? –preguntó la mujer sonriente y enternecido por cómo la niña tenía mal hecho el chongo. Algo desordenado y mal hecho.
— Abuelo me lo hizo... ¿No te gusta?
— ¡Claro que sí! Me da ternura como se ve tú pelo
— ¿Y qué te dijo el "loquero"? –la niña preguntó inocente, mientras su madre había pasado al lado de ella y dejado su pequeña bolsa en la mesa.
— Amor, ¿quién te dijo que se llama de esa manera?
— Papá... –la chica miró hacia abajo, apenada, y con la idea de que había hecho algo malo.
— Mi amor... no le hagas caso a ese nombre, o en la forma en la que le dice tu papá...
— Esta bien ma... ya entendí....
La madre sonrió, para después borrarla por completo y sentarse en la silla respectiva de ella. Llevó su mano a su cabeza, tapando levemente su rostro. La niña no comprendía qué pasaba; ladeo la cabeza, mirando a su mamá con una expresión preocupada. Se acercó a ella, y a su leve altura, lo único que pudo abrazar fue su vientre y cintura.
— ¿Qué te dijo mami...? ¿Vas a estar mejor...? –la menor ocultó su rostro en el vientre de su madre, abrazándola más fuerte. La mamá se retiró la mano de su rostro, y miró a su hija, enternecida de su preocupación. Ante aquello, ella acarició su pelo.
— Voy... voy a estar bien, mi niña... –la madre retiró un poco a su hija y le acarició su mejilla.– Verás que sí...
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— ¡Ya está la cena mamma! –la menor avisó a su madre, mientras ella misma, contenta, se sentaba en su silla.
Por otra parte, no hay respuesta. La menor no comprendió; en su pequeña mente se imagino que tal vez su madre estaba cansada como para levantarse. Hace dos semanas que había empezado con su medicamento nuevo, y para ella era una buena razón para que su madre terminará a veces más cansada de lo que usualmente terminaba. Al igual que hace dos semanas había tenido esa platica pequeña y corta acerca del "loquero". A la pequeña se le vino una idea.
— ¡Mamma, soy yo! ¡Tengo la cena, te la traje! –la chica había tocado la puerta con uno de sus pies, pues porque sus pequeños brazitos mantenían fuerza en una bandeja.
Nuevamente, no hubo respuesta. La menor se empezó a preocupar; con dificultad, tomó con una sola mano la bandeja, y la otra mano, presurosa comenzó a mover la manija para abrirla. Debido a la preocupación, parecía haber olvidado de que lado abría. Cuando realmente lo logró... solo se oyó un estruendo... La charola cayó inconscientemente, y todo el escándalo que provocó se oyó. No podía oír o percibir que sucedía.... no sabía que hacer en ese momento inoportuno...
