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La vegetación parecía más tensa, calurosa, y hasta sofocante. Y ni hablar del calor. Llevar minutos caminando en medio de la selva no es nada bonito. Sentir como ya varios mosquitos te chuparon la sangre, sentir como si las prendas se te pegasen, el sudor caer de tu frente...
Todos pasaron por unos pastizales, que sentían como las hojas verdosas parecían pegarse a su piel. Y también los mosquitos... eran el colmo.

— Muy bien... –habló en un leve susurro Ben; mientras miraba tras sus espaldas. Su mirar estaba enfocado en otra cosa, él pisó accidentalmente una rama, haciendo que se alterará y gritará. Aquel grito agudo, alteró a todos. Ben al voltear a ver qué fue realmente, se calmó.– Perdón, pise una ramita... –él respondió apenado.

Al unísono, todos empezaron a exclamar por alivio, y otros se quejaban del fugaz susto que sintieron.

— Esta bien... Todos estamos nerviosos –Darius les trato de calmar.

— Y perdidos –Yazmina tenía razón: todos andaban más que perdidos en la inmensidad.

— Sí, ya llevamos un buen rato aquí. –habló Sammy; miró a Darius después.– Darius, ¿seguro que aún vamos hacia el parque?

— Estaríamos seguros si tuviera mi celular, porque tiene GPS, una aplicación de brújula, ¡y además es un celular!

— ¡Que Sammy no robó tu celular! –Yazmina tomó fuertemente el hombro de Brooklyn, alejandola de Sammy. Brooklyn le dió un manotazo a la mano de Yazmina.– ¡Nadie robó tu celular! ¿Podemos dejar de hablar del celular?

— Oigan, ¡oigan! ¿Se pueden gritar en voz baja?

Les dijo, aunque sin que lo mostrará su voz, sarcástico Ben. Brooklyn le iba a responder con un grito enojado, pero miró como Nick estaba detrás de él. La chica le miró frunciendo el ceño, y mejor decidió callarse.

— Mis hermanos de campamento, tranquilos. Lo que necesitamos es a alguien que pueda tomar la decisión difícil de qué hacer ahora. Y, como obviamente tengo madera de líder, –todos miraron a Kenji, con una cara de que ni siquiera le creían un poquito.– yo lo haré. Y mi primer decreto como líder es que todos cierren la boca y escuchen a Darius. –el nombrado exclamó con duda.– Tú nos sacaste vivos del campamento. Además, puedo echarte la culpa si se comen a alguien. Liderazgo. ¿Entonces por dónde, Darius?

Todos le miraron, esperando más de él. Darius se sintió con una gran responsabilidad; él se volteó a sus espaldas.
Brooklyn le exclamó a Kenji de que sólo hacía eso para que no se notará de que ni él ni nadie sabía a donde iban...

— ¡Ya sé dónde estamos! –Darius corrió hacia delante.– ¡Cerca de la reja de la Carnotauro! Ya decía que se me hacía conocido.

— ¿A poco no soy un excelente líder? –Kenji le siguió el paso a su querido camarada.

Darius, antes de visualizar hacia delante mencionó que estaban cerca.
Cuando todos miraron, notaron la reja rota y mordisqueada.

— O sea que Toro igual está suelta con nosotros...

— Ahora hay que escapar de la Indominus y la Toro... –Darius susurró, mirando mirando suelo.– Un momento... ¿tú cómo sabes de Toro? –Darius le preguntó a Ben.

— Todos lo sabemos. Kenji nos dijo el mismo día que sucedió. –la chica atleta siguió con su paso. Mientras que detrás de ella, Darius y Nick fulminaban a Kenji con la mirada.

— Sabemos que este corral está al norte del parque. Entonces, si seguimos yendo hacia allá, llegaremos al centro de visitantes. Y encontraremos así a Dave y a Roxie, o a quien sea que esté de encargado.