T.2 Capítulo 4: Reino de las Sombras. 2ᵃ Parte

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-¿Todavía creéis que podéis enfrentaros a mí? -Preguntó este, con su voz resonando con malicia en el castillo.

Con un gesto, ordenó a uno de sus vasallos que atacara. El vasallo, con una sonrisa llena de maldad, se abalanzó rápidamente hacia Goomo, cuyos reflejos no estaban del todo preparados para el ataque. El golpe del ente alcanzó su rostro, derribándolo al suelo con un rasguño.

-¡Goomo! -exclamaron los demás, preocupados por su amigo.

Corrieron hacia él rápidamente, conscientes de que incluso una herida leve podría ser peligrosa en esa situación.

-No os preocupéis... Estoy bien.- Murmuró Goomo, intentando calmar a sus amigos mientras soltaba una risa despreocupada.

La sombra gigante se acercó, haciendo que el grupo retrocediera instintivamente, temerosos por lo que pudiera suceder a continuación.

-Apresadlos.- Ordenó el actual Rey a sus súbditos, su voz resonando con una frialdad que helaba la sangre. -No necesito escoria en este reino.- Añadió con indiferencia.

Las otras sombras obedecieron de inmediato, avanzando lentamente hacia el grupo para capturarlos.

Rita, la más joven del grupo, fue la primera en ser atrapada. A pesar de los esfuerzos de Ongo por resistirse y proteger a su amiga, también cayó preso de las sombras. Los demás, resignados ante su destino, siguieron a las sombras en silencio hacia las oscuras cárceles del reino.

Ya en las cárceles, una figura conocida detrás de otras rejas captó la atención del grupo. Era Tora, la malvada reina, riendo con malicia al ver a sus enemigos compartiendo su destino.

-¡El karma siempre regresa!- exclamó entre risas, provocando la indignación del grupo.

Rita reconoció a Ryu, el pulpo que había conocido horas atrás, detrás de la reina.

-¡Chicos! ¡Es ese calamar!- Exclamó Rita, recordando el encuentro previo con él. -¡El mismo que me engañó haciéndose pasar por el cartero real!

Mina frunció el ceño, confusa. No podía creer que alguien como él fuera el responsable de todo el caos.

-¿Él es el culpable de todo esto?- Preguntó Mina, desconcertada por la situación.

-No lo sé. Todo empezó cuando él entró al castillo.- Explicó Rita, tratando de entender lo que estaba sucediendo.

Los secuaces del actual Rey los arrojaron a una celda vacía, sin prestar atención a la conversación que tenían los prisioneros.

Con la mirada fija en Ryu, el grupo lo acusó, haciendo que él se encogiera detrás de Tora, visiblemente nervioso.

-¡Yo no hice nada!- Exclamó Ryu, tratando de defenderse.

-¿Entonces, quién fue el responsable de todo esto?- Preguntó Bello, incrédulo.

-Fui yo. -Intervino fríamente Tora.

Cristal, llena de ira, se levantó y agarró los barrotes de la celda, prometiendo venganza esta.

-¡Maldita! -Dijo entre dientes. -¡Cuando salga de aquí no quedarán ni tus restos!

El grupo restante fue a tranquilizar a su amiga, la cual, por culpa de su ex-madre, sufría ahora un ataque de ira.

La situación era difícil. Tora, le había jugado muchas atrocidades en un pasado a Cristal, y esto ya era el colmo. No soportaba vivir con miedo, ya que ella no cansaría de hacerla sufrir, incluso enjaulada.

-Cristal, escucha. -Dijo Bello, agarrándole la cara a su hermana. -Saldremos de esta, solo relájate y pensemos una forma en la que salir.

Sin embargo, Tora no perdió la oportunidad de provocar más al grupo, desatando la frustración de todos.

-¡Ja, cómo si no lo hubiera probado yo de mil formas!- Exclamó nuevamente Tora, con todas las intenciones de seguir haciendo daño a la rojiza.

En ese momento, un suspiro resonó desde la celda contigua, captando la atención de todos, excepto de la malvada reina, que ya sabía quienes se encontraron a ahí

-¡La Reina y el Rey!- Exclamaron todos, aliviados por su presencia.

-Pero, la sombra dijo que no os había visto ni sabía de vosotros -Señaló Goomo, confundido.

-Esa sombra nos engañó a todos. -Respondió la Reina. -Me hizo creer que estabais aquí.

Hubo un breve silencio mientras absorbían la revelación.

-Lo importante es que estamos juntos.-Dijo el Rey, intentando aliviar a su prometida.

-¿Y ya va siendo hora de irnos, no? -Le respondió ella.

-¿Y cómo? No tiene pinta de ser muy fácil. -Preguntó Bello.

La reina sacaría una horquilla de su pelo y comenzó a darle forma. El grupo de adolescentes miraban atentos, puesto que no sabían si a la reina se le había ido la olla por estar encerrada o estaba haciendo algo coherente.

-¡Ya está! -Exclamó con ímpetu.

Esta tendría una copia idéntica de la llave de la celda con un solo clip. Para ella, memorizar cosas no era un problema, el castillo tenía tantas llaves que alguien tendría que hacerse cargo de saber cuál es cuál, y si eso dependiera del Rey... No habría cerraduras.

"¿No es muy de películas?" Pensó Bello.

Esta vigiló antes de abrir su puerta, dejando a todos anonadados, sobre todo a Tora, que la miraba con desprecio. Seguidamente, abrió la celda a los jóvenes, los cuales salieron amontonados.

Al subir las escaleras, la Reina no se arriesgó y decidió idear otro plan. Les hizo una señal de seguimiento para saber que todo estaba en orden, al menos desde ese punto. Por su suerte, conocía el castillo, ella misma y sus secretos que este escondía. Se posicionó enfrente de una pared y tocó algunas racholas dispersas, sonando así una leve melodía, la cual activó un mecanismo de apertura.

Sin decir nada, dejó pasar primero a los jóvenes y a su Rey, y cuando ya estuvieron todos, cerró el mecanismo con la misma melodía, pero desde dentro.

Ya era zona segura. Podían hablar, aunque no muy fuerte.

-¿Reina, dónde nos lleva esto? -Preguntó Rita, encantada por descubrir otro secreto más.

-Es una salida más hacia el exterior, pero claramente iremos más seguros por aquí.

Bello se posicionó delante de ella.

-¿Qué eran esas cosas? -Preguntó totalmente serio, dejando a todos desconcertados.

No se solía ver a Bello tan preocupado o maduro, por eso los demás amigos lo miraron extrañados.

-¿Querida, no te recuerda todo esto a un viejo mito que nos contaban cuando éramos infantes? -Le preguntó el Rey a su prometida.

-Pues, ahora que lo dices... No estoy muy segura, tengo un vago recuerdo.-Miró a Bello.- Habrá que descubrirlo, y solo hay un sitio que nos puede quitar esa duda.

Continuaron su camino en silencio, hasta que Bello rompió el silencio con una pregunta.

-¿Cómo descubriste a abrir puertas con esa cosa? -Señaló la horquilla con curiosidad.

La reina le dirigió una sonrisa al rojizo.

-Experiencia, Bello. Simplemente experiencia.

Él se quedó con más dudas, pero decidió no darle más vueltas y dejarlo para otro momento.

El pasillo se retorcía en espiral, descendiendo cada vez más hacia las profundidades del castillo. Ahora estaban en un lugar donde podrían hablar sin temor a ser escuchados.

-¿Y a dónde iremos ahora? -preguntó la pequeña Rita, haciendo que todos dirigieran sus miradas a la reina en busca de respuestas.

-Pues... Nos dirigimos a un lugar que tengo grabado en mi memoria desde hace mucho tiempo. Un lugar donde reside un viejo amigo que posee conocimientos que podrían sernos de gran ayuda. Además, es un refugio temporal.

-¿Querida, hablas de Darius? -replicó el Rey.

-Precisamente. Estaremos seguros allí.

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⏰ Última actualización: Apr 29 ⏰

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Una Aventura Intergaláctica✨ (Jelly Jamm)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora