Oscuridad, frío y temor. Es lo último que pude sentir antes de caer inconsciente. Entre mi mente nublada y confundida apenas puedo distinguir algunos sonidos vagamente familiares y que no me ayudan mucho a saber dónde me encuentro.
¿Cómo llegué aquí? No puedo saberlo. Esto no es el Takamagahara que yo recuerdo; es un lugar oscuro donde el caos reina. He intentado usar mi poder divino para salir de este sitio, pero no soy capaz de usarlo por mucho que lo intente. Es como si se hubiera esfumado, dejándome sola e indefensa contra la adversidad de este sitio.
Taiyokami es lo último que recuerdo antes de caer presa de esta maldición. Me encontraba paseando por el altiplano celestial, admirando el crepúsculo que el sol entregaba a las personas. Anhelé con tanto esmero poder estar cerca de Taiyokami, poder mirarlo a los ojos y sonreírle.
Y después algo paso. Por mucho que ponga a trabajar mi mente, no hay manera de que pueda recordarlo. Ahora solo estoy sola, con toda una carga de sentimientos negativos rodeándome. No hay nada más que eso, y el sonido de agua fluyendo en un largo caudal junto a una lejana voz.
Con el corazón latiendo por el miedo y temor, me dirijo hacia el lugar de donde provienen los ecos, caminando en la oscuridad y guiándome solo por el oído. Con cada paso que doy, los murmullos se hacen cercanos y elevados junto a un destello que tintinea en las tinieblas.
Pronto me veo forzada a entrecerrar los ojos y cubrir mi rostro con mis manos antes de continuar avanzando. La sensación de estar escapando de este sitio es fuerte. Solo espero poder salir de este lugar, y regresar a mi eterna espera de Taiyokami...
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Arqueo mi espalda y doy una larga inhalación cuando despierto y abro mis ojos, como si hubiera estado a punto de ahogarme. Lo primero que mi vista se encuentra es un techo cubierto y reforzado con madera y paja, humilde a simple vista. Lo segundo, es una chica que me mira fijamente.
—Ha despertado por fin. Es un alivio—dice con una voz profunda.
—¿Qué? ¿Dónde estoy?—intento levantarme.
La mano de la chica me lo impide. Ella coloca su palma en mi frente y niega con la cabeza, cerrando los ojos.
—No recomiendo que se levante, necesita reposar—ella utiliza una toalla para secar mi cabello.
Me siento débil y agotada, es la primera vez que estoy tan cansada que apenas puedo mantener mi conciencia despierta. Me quedo en silencio un par de segundos, sintiendo las manos de la chica pasando la toalla por mi cabeza. Pronto me doy cuenta de que estoy desnuda, cubierta por una cobija de lana. Mi ropa reposa colgando cerca de una puerta, escurriendo y goteando agua.
—¿Qué sucedió? ¿Quién eres tú?—pregunto luego de un momento.
La chica termina de secar mi cabeza y se levanta en silencio. Camina hacia otro lado de la humilde habitación para doblar la toalla.
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Balada De Flores Lunares © | Tsuki no hana no barādo | 月の花のバラード
Fantasy«La luna cayó a la tierra. El sol no la buscó; y cuando se encontraron de nuevo, una balada de flores lunares la espada cantó». Tsukigami, la dulce diosa lunar, está enamorada de Taiyokami, el dios solar. La cruda naturaleza de sus seres solo les pe...