9. Detenerme

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El silencio inundo su cabeza, estaba cegado, no escuchaba, ni oía nada, más que un sonido ahogado, ni los gritos de Chiara, y tampoco se percataba de la mirada de satisfacción de Isadora. El sonido de los golpes retumbaban sobre sí, y las personas a su alrededor observaban el espectáculo.

Vincenzo Lombardi camino con determinación y detuvo a Chiara al ver que intentaba separarlo.

—Deja que termine. —murmuro.

—Pero... lo matará.

Isadora volvió a mirarlo. Alessandro se detuvo en seco, su respiración agitada resonaba en sus oídos mientras luchaba por controlar la marea de emociones que lo invadía. Miró fijamente a Isadora, encontrando una mezcla de preocupación y determinación en sus ojos.

—Estás demente. —dijo Chiara. —Arregla este asunto con la policía.

Ella se da la vuelta y se va. Mientras Alessandro observa a Isadora y alrededor de ella a Vincenzo. Las sirenas de la ambulancia y de la policía se oían juntas a la lejanía.

Vincenzo se acerco a Alessandro y toco su hombro, un flashback vino a su mente.

—Buen golpe, chico. —susurro.

Se dio la vuelta y caminó hasta la salida, Alessandro se quedó perplejo. Isadora camino con paso seguro hasta él.

—Está bien, se lo merecía.

— ¿Qué?

—Escucha, sé que debes sentirte mal, con miles de emociones en tu cuerpo, tenías que desahogarte y lo hiciste. —ella hizo una pausa. —No te detuve, porque sabia que en algún momento ibas a parar.

—No sabes nada de lo que siento, Isadora. —mencionó él.

—Lo puedo ver en tus ojos, ha sido difícil.

—No... no digas nada.

—Te ayudaré con la policía.

—No necesito que me ayudes.

Alessandro camino limpiando sus manos y giro a ver al hombre que daba indicios de estar despierto, tosió la sangre en el suelo y se limito a sentir alivio.

—Ash. —Isadora tomo su mano deteniéndolo.

Él miro el contacto físico que ella había creado y luego la miro a los ojos.

—Gracias por defenderme. —susurro contra él.

—Isadora. —murmuro. —Aléjate de mi.

Alessandro soltó su mano justo cuando los paramédicos llegaron a recoger al hombre. ¿Cómo es posible que siempre que ella estuviera cerca las cosas le salían mal?, estaba harto de tener que perder, y no sabe el porque tuvo la necesidad de defenderla.

Se sintió abatido al ver que ese hombre era capaz de insultarla, hasta de golpearla, estaba cansado de dejar que toda la mierda cayera ante sus ojos, y que él no pudiera hacer nada. Estaba seguro que por ahora no quería ver a Isadora cerca, y eso que la necesitaba para dar marcha al plan.

Él estaba preparado para lo que se venía, estaba seguro de que iba a presentar cargos en su contra, así que tenía un plan para eso.

En Roma la ley que aplica es que un individuo que participa en una pelea se castiga con una multa de hasta € 309. Si alguien es herido, la pena por el solo hecho de participar en la riña, será la pena de prisión de tres meses a cinco años en caso de que alguien muera.

No debía preocuparse, el tipo estaba vivo, y aunque su instinto hubiese preferido matarlo, al que quería matar no estaba ahí. Así qué, él mismo se entrego a la policía y se lo llevaron a la comisaria.

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