19. La Codicia y el Amor

19 0 0
                                    

 La codicia es desear insaciablemente la riqueza o el dinero, pero no necesariamente hablamos de productos materiales, hablemos de la codicia y el amor. El amor no es más que un deseo que surge de sentimientos basados en el interés del otro, en la reacción del amor recibido, puede ser recíproco o quizá no. Si bien es cierto, la codicia y el amor no son idénticos pero sí son muy cercanos, así que, como cualquier deseo, el deseo de amar puede llegar a ser obsesivo, destructivo e incluso vil y mortal.

La mirada de Alessandro se levantó al verla caminar hasta él, llevaba un pequeño vestido de seda de color rosado pegado a su cuerpo, unos tacones blancos que hacían juego con su cartera blanca, su mirada se posó en sus ojos azules, le sonreía con un brillo increíble.

—Lamento llegar tarde. —dijo ella sentándose justo frente a él.

Él le sonrió.

—Te ves hermosa.

Ella no pudo evitar sonrojarse y sentir las mariposas en su estómago.

— ¿Qué querías decirme?

—Estabas en la reunión de tu padre, ¿no es cierto? —ella asintió con un poco de confusión.

—Así es, pero no entiendo. Me llamaste y vine lo más rápido que pude.

—Lo sé.

—Yo... supuse que ya estabas listo para contarme.

—Algo así.

— ¿No tienes que trabajar? —ella giró su cabeza viendo a Chiara observándolos de lejos. —Pueden regañarte por no estar cumpliendo tu horario.

—Tengo tiempo libre.

Alessandro giró también su cabeza viendo cómo varios en la Notte los veían.

— ¿Quieres... —él hizo una pausa. —Es decir, no quiero que pienses mal, solo sí, ¿quieres ir a un lugar más privado?

—Está bien, sí.

Él se puso de pie y le tendió la mano guiándola a una de las salas VIP. Isadora podía recordar el lugar donde su padre y sus amigos estaban jugando póker, pero está vez estaba completamente vacío.

Ella se acercó a la mesa y observo los mazos de cartas completamente ordenados. Junto a ellos se encontraban dos botellas de whisky con dos vasos.

— ¿Quieres un trago? —mencionó él.

—Sí, ¿por qué no?

Alessandro se quedó en silencio mientras servía los dos tragos, de vez en cuando levantaba su mirada para observarla, ¿cómo sería capaz de decirle toda la verdad?

Ella estaba de espaldas mientras que él se acercaba a ella con los vasos en mano.

—Alessandro, yo la verdad es que... —ella se dio la vuelta y se puso nerviosa al verlo tan cerca.

—Toma. —le tendió el vaso.

Isadora miró su mano y lo tomó, él bebió un largo trago.

— ¿Qué ibas a decir? —indagó viéndola a los ojos.

—Que... la verdad es que me pones un poco nerviosa.

Alessandro se quedó en silencio solo mirándola e inesperadamente soltó una carcajada sin poder evitarlo.

— ¿De qué te ríes? —ella sonrió.

—Es que no estoy haciendo nada para ponerte nerviosa.

— ¿Qué quieres decir con eso?

El As DoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora