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La zona a la que Ninan Cuyuchi había bautizado como Bagua no pertenecía directamente a las etnias chachapoyas, sino que estaba en la periferia de su territorio, habiendo recibido su influencia en el pasado. Tras la llegada de Túpac Yupanqui, la región pasó a estar controlada por los incas y fue integrada en parte en su sistema administrativo. Sin embargo, con el reciente conflicto, estas zonas quedaron libres de gobierno. Aunque no mostraron hostilidad, carecían de la fuerza para hacerlo.
Había múltiples asentamientos desperdigados por la zona, pequeños y medianos, con poblaciones que variaba desde un par de docenas hasta 100 o 200 habitantes. Estas comunidades se dividían entre los pertenecientes a los Shipibo-Conibo, Awajún y Asháninka, e incluso algunos shuar que habían abandonado la selva central, por supuesto también algunos poblados pertenecientes a la cultura chachapoyas. Todos tenían costumbres y tradiciones tan diversas que los hacían muy diferentes entre sí y con los incaicos.
Ninan Cuyuchi en su vida pasada había interactuado con algunos Awajún, también conocidos como los aguarunas. Eran muy numerosos en lo profundo del Amazonas según tenía entendido, llegando a tener asentamientos de miles de habitantes, conformando poderosas confederaciones. Claro que las otras etnias también tenían poblaciones similares, pero afortunadamente selva adentro, aquí solo había pequeñas aldeas.
Además, estas confederaciones, no solían mantener la paz por mucho tiempo, estaban lejos de estar unidos como uno; aunque compartían la lengua y cultura, abundaban los conflictos de sangre entre ellos. Los chachapoyas tampoco estaban exentos de conflictos similares, se unieron bajo un solo comando contra la invasión de su abuelo Tupac Yupanqui, pero antes de él, las ciudadelas más poderosas se habían estado enfrentado mutuamente generación tras generación.
Ninan Cuyuchi confiaba en que estas rencillas pasadas entre los distintos focos de poder entre los chachapoyas que se habían suprimido al ser integrados al imperio, volvieran a florecer desbaratando los planes de YanaPuma, pero mientras esperaba había que aprovechar el tiempo, poniendo en marcha otro de sus proyectos, así pues se dispuso a fundar un nuevo asentamiento. El sitio elegido para su construcción fue la pampa donde se desarrolló la batalla. Así, conectaría con un amplio camino las fortificaciones del río Marañón, con su nuevo asentamiento, que tomaría el nombre de Bagua. De allí la ruta seguiría hacia una nueva ciudad, que por ahora solo existía en su imaginación y en sus recuerdos. Esta ciudad sería la capital de esa región cuando terminara con la rebelión.
Solo sembraría las semillas, ya que la construcción de un asentamiento que se convierta en una ciudad es un proyecto a largo plazo que involucraría varios factores, como el tamaño y la complejidad del asentamiento, los recursos disponibles, la mano de obra disponible y la planificación estratégica.
En el caso de asentamientos más pequeños, como su plan por el momento para Bagua, la construcción podría llevar quizás unos pocos meses, dependiendo de la escala y los recursos asignados. Sin embargo, la construcción de la capital de esta región, que planeaba levantar en el centro de las tierras chachapoyanas, podría llevar varios años para alcanzar la magnificencia que tenía en mente.
—"Afortunadamente este cuerpo es muy joven, puedo esperar", murmuró para sí. Además, según sus recuerdos, después de la rebelión de los chachas hasta la muerte de Huayna Capac aún faltaban muchos años. Había tiempo de sobra. Sembraría todas las semillas que pudiera, y con trabajo duro, la ayuda de Dios y un toque de suerte, todas florecerían bellamente antes de la llegada de Pizarro.
Los incas tenían ingenieros y arquitectos altamente habilidosos, como lo demostraban las monumentales obras que dejaron atrás. Pero a pesar de sus logros, era sorprendente que los pueblos andinos no hubieran utilizado la rueda para propósitos prácticos, como medio de transporte o en la construcción. Esto no significaba que desconocieran su existencia; los incas estaban familiarizados con la rueda y tenían objetos muy parecidos utilizados en juguetes y cerámica. Sin embargo, no la implementaron de manera significativa en su infraestructura o tecnología cotidiana. Esto podría ser debido a la topografía montañosa y accidentada de los Andes, que podría haber hecho que el uso de la rueda fuera menos práctico en comparación con otras formas de transporte y carga utilizadas. La organización y la eficiencia de su sistema de caminos y transporte humano compensaba la ausencia de la rueda en gran medida, así que nunca vieron su verdadera utilidad.
Pero para Ninan Cuyuchi, conocedor de los beneficios de este invento, era momento de introducirlo formalmente en las técnicas incas. Estaba seguro de que aceleraría en gran medida la construcción de sus ciudades. Con este propósito, se dispuso a crear en su campamento un nuevo grupo dedicado enteramente a la planificación y construcción. Aunque en su séquito personal disponía de escasos expertos en la materia, entre los reclutas sí que contaba con personas que tenían habilidades técnicas y conocimientos de construcción, así como algunos artesanos. Separó a estas personas y las puso a cargo de un Hanan Cusqui. Les instruyó sobre el uso de la rueda, la polea, la grúa y otros conocimientos útiles que recordaba, y los encargó de buscar la manera de utilizar estos conocimientos para facilitar y acelerar la obra.
La primera tarea de este nuevo grupo, cuyo nombre aún lo estaba pensando, sería la planificación urbanística de Bagua, incluyendo la distribución de las primeras calles, plazas, edificios públicos y áreas residenciales.
Se decidió que para empezar era primordial el Hanan Huanacauri (plaza principal), que era el centro de la vida comunitaria, así como el Kallanka, el gran edificio comunal utilizado para reuniones y eventos importantes, los almacenes (Qollqas) destinados al almacenamiento de alimentos, textiles, herramientas y otros recursos necesarios para la comunidad, y como toque personal a pedido del auqui, se levantaría un monumento que conmemoraba su victoria en dicha pampa.
Habiendo dado el primer paso para que Bagua vuelva a nacer en este mundo, surge otro dilema: ¿Cómo lo poblaría? Era menester que los lugareños se sintieran identificados con este asentamiento. Para ello, era necesario que lo poblaran habitantes de las diversas etnias que habitaban los alrededores, pero no quería obligarlos, sino convencer a algunos de mudarse de manera voluntaria. Solo así conseguiría que pusieran su máximo esfuerzo en la prosperidad de Bagua, para que esta pueda florecer con más prisa. Pero ¿cómo podría conseguirlo? Tenía que pensar en algún modo para atraerlos.
Entonces se le ocurrió una idea que podría funcionar: entre las comunidades cercanas, eligió a los jefes más fuertes. A ellos los invitaría a tener una audiencia con su "sagrada" persona. Deberían sentirse honrados por tan gran honor. Puso especial énfasis en la palabra "invitación"; estaba en su decisión aprovechar o no esta oportunidad que les estaba ofreciendo.
Aunque había muchísimas comunidades desperdigadas sin ton ni son, eligió a 5 jefes para ir a verlo, uno por cada una de las etnias que habitaban las cercanías. Según las indagaciones de sus Ñawi Pununa se diferenciaban de los demás, primero porque sus comunidades tenían un mayor número de miembros y también porque profesaban respeto por sus habilidades y sabiduría entre los suyos. Tenía un plan para ellos, solo tenían que caer en su truco.
Meciéndose relajadamente sobre una hamaca que mandó instalar, Ninan Cuyuchi maquinaba. De vez en cuando, reía de manera extraña, casi maquiavélica, poniendo nerviosos a sus guardias, que veían en él la manifestación del poder de los dioses por las extrañas palabras que a veces se le escapaban en una lengua que no se parecía a ninguna que hubieran escuchado. Esto, sumado a su ahora más errática personalidad y los conocimientos que parecía conjurar de la nada, le daban un aire de aún más misterio.
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Imperio Inca un nuevo amanecer
Fiction HistoriqueUn joven amante de la historia, tras un trágico accidente, despierta en el antiguo Tawantinsuyo como un alto miembro de la nobleza incaica, pocos años antes de la caída del imperio. Mientras se adapta a su nueva vida, se enfrenta a la posibilidad de...