El se llamaba Ángel, y estuvimos en el mismo instituto, pero en dos clases distintas, por lo que solo lo conocía de vista, de haberlo visto en el patio. Más tarde, caímos juntos en la clase de segundo de bachillerato de letras, cuando teníamos 18 años los dos, en segundo de bachillerato.
Como he dicho, nunca me fijé en él, pero todo cambió cuando hicimos el trabajo de latín.Teníamos que hacer un trabajo de latín sobre un mito en parejas, y él se puso conmigo. No me lo dijo, pero sé que se puso conmigo porque sus amigos se pusieron juntos y como yo estaba solo pues necesitaba a alguien con quien ponerse.
Acordamos que el domingo fuese a su casa, me dio su dirección y me dí cuenta de que no vivíamos tan lejos.Así, el domingo fui a su casa, y si, los quince minutos andando valieron mucho la pena.
Cuando yo llegue, Ángel me abrió la puerta.
-Heyy, que tal estás?- me dijo dándome un apretón de manos.
-Bien, bien.
-Pasa, quieres comer algo? Mis padres no vuelven hasta dentro de un rato, así que tenemos la casa para nosotros.Subimos a su habitación.
-Perdón el desorden, tío.- se disculpó y recogió lo que pudo.
La verdad que su habitación estaba hecha un desastre: la ropa tirada, los libros del instituto esparcidos, etc. Incluso pude ver algunas prendas de ropa interior, pero aparte la vista rápidamente.
Empezamos el trabajo, y la verdad que hubo bastante buena conexión entre los dos: charlábamos y reíamos, me di cuenta de que los dos teniamos más cosas en común de lo que parecia, nos llevamos bastante bien.
-Oye, quieres que traiga algo de merendar?- me dijo al cabo de un rato.
-Yo no tengo hambre, pero si quieres tráete algo para ti.
-Vale.Bajo, y yo seguí haciendo el trabajo en mi ordenador.
Observe el resto del cuarto, era grande y ya estaba más ordenado. Tenía un baño y una terraza techada al final de la habitación, el baño estaba a la derecha y la terraza a la izquierda. Me pico la curiosidad, por lo que decidí ir a explorar la habitación. La terraza no era muy amplia, pero sí que podía ver el paisaje. Era hermoso, podía tirarme horas y horas allí observándolo, pero quería ver más cosas.
Abrí y encendí la luz del baño. Era naranja con el suelo blanco, una combinación extraña pero curiosamente buena. Había una ducha y un gran espejo. Cómo no, había mucha ropa tirada por el suelo. También había una caja.
Me llamo la atención que fuese de madera, pues no eran tan comunes para mí. La abrí y dentro me encontré algo que no quiero describir. Fue un shock para mi, mis mejillas se pusieron rojas.-He traído un café para ti y galletitas por si quieres.- escuche su voz cuando entró a la habitación.
Silencio.
-¿Qué haces en mi baño?- dijo, extrañado- ¿Estás meando?
-Ehhh si, estaba haciendo pis, pero ya he terminado.
-Por favor- dijo tras dejar la bandeja con la comida- No uses ese baño. Hay otros en casa.
-Ok, perdona.
-No pasa nada, sigamos trabajando.Seguimos en silencio, trabajando. El ambiente estaba tenso, no sé si estaba enfadado o qué le pasaba.
Se me antojó el café, así que cogí la taza de la mesa. Ángel no me miró, estaba muy concentrado en su pantalla. La cogí del asa con una mano. Estaba temblando, así que lo cogí con la otra.
Error, me queme la palma de la mano, y lo peor, se cayó en café. La taza no se rompió, pero sí que mojó el pantalón de mi compañero.-¡Joder!- exclamó.
Yo me quería morir.
-Lo siento, lo siento, lo siento- balbuceé.
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Ángel de mis pasiones homoeroticas
RomanceUn trabajo con Ángel hace que acabemos teniendo sexo, el principio de nuestra excitante y pasional relación.