Capítulo 5. Nuestra playa.

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Pensé que no nos veríamos hasta el lunes, pero recibí un mensaje de él el domingo por la mañana.

Ángel: heyy :)
Ángel: Hoy haces algo??
yo: no, por??
Ángel: Quieres que te lleve a un sitio?
yo: adonde?
Ángel: Ya lo verás
Ángel: ;)
Ángel: En media hora estoy en tu puerta

Obedecí y él cumplió lo prometido: estuvo en puerta media hora más tarde. Vestía una camisa roja de tirantes que mostraba sus brazos. "Y pensar que yo me como a este chico", pensé.

-¿Me vas a decir adonde vamos?
-Shh, no quiero arruinar la sorpresa.- me puso el dedo en los labios a modo de silencio.- Deberías ponerte una gorra.
-¿Allá donde vamos hace mucho sol?- pregunté.
-Créeme que lo agradecerás. Y tampoco vendría mal que cogieras una botellita de agua.

Me metí en casa y cogí las dos cosas.

-¿Hoy tu madre no nos recoge?- dije al no ver a nadie alrededor.
-No, vamos a ir en autobús.

Había una estación a cinco minutos. Ángel me pagó también el viaje, todo un detalle por su parte. Nos sentamos al final, estaba el bus lleno.
En el trayecto me cogió de la mano y yo no pude resistirme a besarle. Creía que iba a darle apuro delante de toda gente, pero no, se aproximó a mi y unió mi boca con la suya. Fue simplemente mágico.

Al ver la primera gaviota supe donde estábamos. Estábamos en la playa.

-¿Me has traído a la playa?- pregunté aunque ya sabía la respuesta, pero su sonrisa sirvió para confirmarlo.

El autobús nos dejó en el acceso a la playa, que pese a ser fin de semana no estaba tan llena como pensaba.

-Pero no me he traído bañador.- dije cuando dejamos las cosas.
-¿Y qué pasa?- dijo quitándose la camiseta.
-Que no me voy a poder bañar.- me senté en la arena.
-¿Por?
-¿No me has escuchado?
-¿Solo por qué no te has traído bañador? Yo tampoco y me voy a bañar en calzoncillos.
-Estarás de coña, ¿verdad?
-¿Por que habría de estarlo?

Tras quitarse el pantalón se metió al agua. Había bandera amarilla, había olas pero se podía bañar, no era peligroso.
Lo observaba a cierta distancia, estábamos puestos a poca distancia de la orilla. Un rato más tarde salió de bañarse, totalmente mojado.

-Anda, métete conmigo. El agua está buenísima.- e hizo un ademán de coger mi mano.
-No te acerques tanto, que me vas a mojar- me aparte bruscamente.
-¿De verdad? Que aburrido eres.

Aprovechó que me di la vuelta para abrazarme por la espalda.

-Joder, Ángel. ¿Tú estás bien de la cabeza?

Se apartó, riendo.

-Ni puta gracia, tío. Me has mojado la camiseta.

Se acercó y me besó los morros, delante de todo el mundo. Decidí perdonarle solo por él. Además le había sentido el paquete cuando me abrazó.
Me quitó la camiseta y me cogió de la mano.

-Te vas a meter, con pantalón o sin él. Elige.

Resoplé y me quite el pantalón y los tenis. Se me quedó observando con una sonrisa.

-¿Una carrera hacia la orilla?- dije.

Salí corriendo, el iba detrás. Iba ganando, pero de repente él se abalanzó sobre mí, haciendo que cayéramos sobre el mar. No me importaba el dolor, la felicidad que suponía estar con el me inundaba.

-Jajaja, eso no vale.- dije entre risas.
-Demándame.

Me besó

-Te quiero.- dijo.
-Espera. ¿No estamos yendo un poco rápido?
-Yo creo que no, ¿por qué lo piensas?
-No sé. Bueno, da igual.
-Sigue besándome.

Y lo hice.

-Por cierto.
-Dime. Espero que sea importante, has interrumpido el beso.
-Ya.- le mire a los ojos.- Ángel, ¿qué somos?

Silencio.

-No hay palabras para poder expresarlo.

Nos bañamos. Estuvimos tanto rato que no nos dimos cuenta de que no habíamos comido. Para remediarlo compramos unos helados en un quiosco cercano. No volví a sacar el tema de que éramos, tenia que se enfadara si yo insistía.
El autobús regresó a las siete. Yo quería quedarme a ver el atardecer, pero Ángel me dijo que no había otro autobús. Me tuve que resignar.
Dormí en el trayecto, Ángel me despertó cuando llegamos. Me dijo que nada más entrar quede rendido y babee en su hombro.
Fuimos los dos a mi casa, donde me dejó. Me despidió y vi como se alejaba.

Ángel de mis pasiones homoeroticasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora