Ángel de mis pasiones homoeroticas

Capítulo 6. "Mi niño".

No nos íbamos a ver hasta el día de la fiesta, o al menos eso estaba planificado. El martes por la noche estaba estudiando en mi habitación, tenía examen de historia el viernes. Esa era la principal razón por la cual no nos íbamos a ver, ese examen estaba potente y no en el buen sentido. Mi móvil vibró y aunque tenía un mensaje de Ángel, lo que más me llamó la atención fue lo tarde que era, ya había pasado la medianoche y con el estudio no me había dado cuenta.

ángel <3: estás en casa??
yo: sii
yo: por?

Un golpe sonó en mi ventana. Mire y estaba Ángel en la calle.

-¿Qué haces aquí?- dije intentando no gritar.
-Shh, vas a despertar a los vecinos.
-Ábreme.

Sabía que no se iba a negar, así que resignado señalé la puerta del garaje.
Abrí y él estaba ahí.

-Buenas noches.

Tenía razones para enfadarme pero al ver su gran sonrisa me calmé. De verdad, tendrías que haberlo visto, sus hoyuelos lo hacían adorable.

-Toma, para tu.- y me dio una rosa.
-¿Es una frase de los minions?
-Ya sabia yo que la reconocerías.

No pude detener el impulso de besarle.

-¿Que tal llevas el examen?
-Bueno, ni tan mal.- y se sentó en una silla que teníamos en el garaje.- ¿Y tú?
-Bien, justo estaba estudiando cuando has venido.
-Que listo mi niño.
-¿Mi niño?
-¿No te gusta?
-Sabes que si.- me acerque y le bese.
-Ven, sientante.- de dio una palmada en la rodilla.

Me senté y sentí algo entre sus piernas.

-Uy, parece que alguien está contento.
-Te ha estado esperando esta semana.

Sin necesidad de decir nada, me baje el short con el pantalón y le puse mi culo en pompa en la cara. No perdió tiempo, empezó a mamarlo con ansía. Pasaba su lengua entre mis nalgas y las lubricaba.
Tampoco pidió permiso cuando me cogió la polla y empezó a manosearla. Mi nerviosismo se debía de notar en mi respiración, pues él interrumpió su metida de lengua y dijo:

-Eh, eh, tranquilo, pequeño. Relájate y disfruta.
-Va-vale.

Me azotó y me dijo lo rica que estaba en esa posición. Eso era delicias para mi oído.
Sin decir nada me la metió. Me tapó la boca con la
mano, yo soy muy previsible. No duró nada, en dos minutos sacó toda la leche que tenía.

-Me e-encantas.- dijo mientras sé corría.

Se volvió a subir los pantalones y se fue, dejándome cachondo.