Yuma x Tsubaki.

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Anime: Diabolik Lovers.

El escenario estaba preparado, listo para que alguien se subiera y cantara, pero nadie aparecía. Las personas que estaban en el bar estaban impacientes y muchos de ellos con botellas de alcohol en sus manos. Mukami Yuma era de esos pocos que no tenía nada en sus manos.

Las luces se encendieron y se pudo observar a una chica con una guitarra. Yuma sonrió al recordar los ardientes recuerdos que había creado con ella, y no podía mentir, le había gustado, más de lo que le gustaría admitir.

La canción comenzó a sonar, era en inglés.

I'm so happy, because today i've found my friends. They are in my head...

Mientras los dedos de la chica se deslizaban por su guitarra, sus labios rozaban el micrófono y cantaba.

—...I miss you i'm not gonna crack/ I love you i'm not gonna crack/ I kill you i'm not gonna crack.

Yuma sonreía. Entre aplausos, la chica terminó la canción, dio una leve reverencia y se bajó del escenario.

**

Tsubaki dio una calada a su cigarro.

—Ah, los Pall Mall mentolados son los mejores —sonrió para ella misma.

Estaba sola en su camerino. 

Su cabello negro caía por sus delgados hombros hasta llegar a su cintura, ojos del mismo color; ojos que demostraban un poco de gusto al estar sola en su camerino, el cual estaba con algo de humo debido al cigarro.

Tenía puestos sus fieles jeans rasgados, un top negro y una chaqueta de cuero negra que la protegía del frío nocturno.

La puerta de su camerino se abrió de golpe, exaltándola, haciendo que saltara en su lugar y el cigarro cayera el suelo.

—¡Mira lo que hiciste, hijo de puta! —gruñó sin ni siquiera prestarle atención a la persona que la había interrumpido.

—¿Esa es la manera de responderle a un fan, Tsubaki-chan? —preguntó Yuma cerrando la puerta detrás de sí y recargándose en esta.

—Ah, eras tú, pene pequeño —Tsubaki se rió internamente al ver el ceño fruncido de Yuma, se notaba enojado.

—Yo viniendo con toda la bondad de mi corazón y me respondes así —fingió lamentarse.

—¿Qué quieres, poste andante?

Yuma se acercó a la pelinegra y sin ningún cuidado la estampó contra la pared. Tsubaki ni se quejó, ya estaba acostumbra al sadomasoquismo de Yuma.

—Te quiero a ti.

—Eso es tan cliché que me dio diarrea y vómito de dragón, voy al baño —intentó escaparse, pero el Mukami no se la dejó fácil.

Volvió a dejarla pegada a la pared, se agachó a la altura de la chica y la besó en los labios. Paseó su lengua por el labio inferior de Tsubaki, la cual abrió su boca levemente y ladeó su cabeza para darle más profundidad al beso. La lengua de Yuma se encontraba teniendo una guerra con la de Tsubaki, al parecer ninguno de los dos quería ceder al mando. Cuando el vampiro se dio cuenta de que su pareja estaba teniendo problemas con el oxígeno, se separaron.

—Dejarás de fumar.

—¿Y si no quiero?

—No era una pregunta, era una orden. Tus pulmones en poco estarán más hechos mierda de lo que ya están, los besos duran menos.

—No necesito oxígeno para chuparte el pene, eso no te molesta, ¿verdad? —simple, eficaz y directo.

—Ruki y Reiji se morirían al estar 5 minutos contigo. ¿Sabes el lenguaje que ocupan las señoritas?

—¿Sabes quién es una señorita? Tú.

Yuma revoloteó los ojos, era imposible tener una conversación estable con Tsubaki sin que la pelinegra soltara alguna ofensa.

Corrió el cabello de la chica para un lado y volvió a inclinarse sobre su presa. La mordió en el cuello mientras que le sacaba la chaqueta y le movía los tirantes del top para dejar a la vista las clavículas de ésta. Le tomó los muslos con sus grandes manos y la obligó a que enrollase las piernas en su cintura, Tsubaki no se opuso y pasó sus manos hacia la nuca de Yuma. El vampiro caminó hasta el tocador, retiró torpemente las cosas —todas cayeron al suelo, pero a ninguno de los dos le importó mucho— y dejó a Tsubaki sobre la madera, la chica seguía con sus piernas enrolladas en la cintura de Yuma, al parecer no tenía planeado soltarlo.

El castaño de un momento a otro se separó rápidamente del cuello de Tsubaki, quién le miró algo confundida. A los segundos después, alguien apareció en la puerta, el «representante» de Tsubaki, que ni siquiera se dio cuenta de la mirada de odio que Yuma le enviaba por haberlo interrumpido.

—En dos minutos más sales —y sin decir nada más, se marchó.

—Justo cuando se estaba poniendo interesante —masculló Yuma.

Tomó de la cintura a Tsubaki y la bajó del tocador. La chica se miró en el espejo rápidamente y pudo observar que tenía el labial corrido.

—Mira lo que hiciste —se lamentó la pelinegra tratando de corregir su poco maquillaje.

—Sal a ese escenario, volverás y terminaremos lo que empezamos, ¿bien?

—Supongo que esta es la última canción de la noche, así que... está bien —se encogió de hombros. Se aproximó hasta la puerta, pero antes de salir, volteó hacia Yuma—. Estarás acá cuando vuelva, ¿cierto?

—Obviamente. Me quedé con hambre.

—Vampiro idiota.

—Humana codiciosa.

—¿De qué hablas? Yo sólo necesito cuatro cosas para ser feliz.

—¿Ah, sí? ¿Qué cosas necesitas, humana?

—Música, alcohol, cigarros... y tú.

—...¿Ah? ¿Qué?

—¿Quieres que repita lo que dije?

—S-Sí.

—Para ser feliz yo necesito: música, alcohol, cigarros y dinero.

—¡Eso no fue lo que dijiste antes, tramposa! ¡Dijiste que-!

—¡TSUBAKI APRESÚRATE, TIENES QUE SUBIR AHORA AL ESCENARIO!

La susodicha se rió y le cerró la puerta en la cara a Yuma, que trataba de agarrarla.

—¡No es justo, repite lo que habías dicho!

—Tengo que ir a cantar, te veo luego Yuma —entre risitas Tsubaki se alejó escuchando los reclamos de Yuma, que cada vez se escuchaban menos—. Ay, vampiro idiota, no me dejes.

One shots anime a pedido [terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora