Prólogo 4: Un imán para el desastre

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El despacho del director Crowley estaba bañado en una tensión palpable

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El despacho del director Crowley estaba bañado en una tensión palpable. Las paredes, habitualmente un santuario de serenidad y autoridad, ahora parecían cerrarse sobre los cuatro infractores: Charlotte, Grimm, y los dos estudiantes que habían sido parte del caos de esa mañana. El único sonido que se escuchaba era el implacable tic-tac del reloj en la pared, marcando cada segundo de su incómoda espera.

Charlotte, que aún se recuperaba de la conmoción, tragó saliva con dificultad, repasando mentalmente cómo había llegado a esta situación crítica. Todo había comenzado de manera inocente esa mañana cuando, preocupada por Grimm que había faltado al desayuno, decidió buscarlo. Lo encontró en medio de una acalorada discusión con dos chicos, uno de cabello naranja y ojos rojizos, y otro con cabello azul y una mirada igualmente intensa.

Intentando mediar, Charlotte había tratado de calmar los ánimos, pero la terquedad de Grimm y la de los otros chicos solo exacerbó la situación. Lo que empezó como un intercambio de palabras rápidamente se transformó en una persecución caótica a través de los pasillos, culminando en la rotura de varias piezas del mobiliario y una valiosa lámpara del comedor.

Ahora, frente al director Crowley, el silencio se rompió con su voz, cada palabra cargada de ira y decepción.

-¡Prenderle fuego a la estatua de la Reina de Corazones, romper mobiliario escolar y destruir una lámpara de valor incalculable! ¿Es que no tienen ningún respeto por la historia y el patrimonio de esta escuela?-Crowley enumeró las infracciones con un tono que hacía temblar las ventanas-

Los dos chicos, evidentemente asustados por la gravedad de sus actos, comenzaron a suplicar por misericordia. El de cabello naranja, con lágrimas formándose en sus ojos rojizos, apenas podía articular palabras entre sollozos:

-Por favor, director, le suplicamos que nos perdone. Fue un error, no volverá a suceder-Su voz era un hilo de desesperación-

El chico de cabello azul, visiblemente aterrado ante la perspectiva de enfrentarse a su madre, añadió con voz temblorosa:

-Señor, por favor, no me expulse. Mi madre... ella no entenderá. Fue un accidente, realmente lo fue-

Charlotte, aunque menos implicada directamente en los daños, se sentía igualmente responsable por no haber logrado detener a tiempo la situación. Sabía que debía decir algo, que debía intentar al menos explicar su parte, pero las palabras parecían atascarse en su garganta. A su lado, Grimm, que normalmente era una presencia tan formidable, ahora parecía encogerse, consciente del problema en el que su terquedad los había metido.

Director Crowley los observó a todos, la severidad de su mirada suavizándose un poco al ver la genuina angustia y el arrepentimiento en sus jóvenes rostros. Tras unos momentos que parecieron eternos, suspiró profundamente, como liberando parte de su frustración.

-Por mucho que me duela voy a tener que expulsarlos a ustedes dos chicos- Dijo Crowley- Y Charlotte viendo que no has podido hacerte todo lo responsable que deberías de ser con Grimm tendré que quitártelo-

Estrellas Torcidas {Twisted Wonderland x oc}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora