Capitulo 3: Mutuo Acuerdo

310 49 2
                                    

Los gritos se escuchaban por toda la casa, Nunew golpeo a Zee hasta el cansancio pero su esfuerzo fue en vano. Lo llevo a la parte de atrás de la casa, donde se encontraba una hermosa piscina de azulejo. Nunew no sabía las intenciones de Zee, hasta que Su cuerpo se hundía llegando casi al fondo, Por un momento su instinto fue salir a flote, porque él sabía nadar, pero por otro lado recordó que su hermano casi se había ahogado de pequeño y eso lo traumo. Si salía como si nada, Zee se daría de cuenta que él no era Kuea. Nadie que nunca aprendió a nadar en toda su vida, no podría salir de una piscina tan honda sin ningún problema.

Era una locura poner su vida en peligro por mantener el secreto de su hermano oculto, cuando pocos minutos atrás se había querido ir de allí, sin importarle que todo se descubriera. Se contradecía tanto que pensaba que en cualquier momento iba a enloquecer. Se preguntó si Zee sabría que no sabía nadar y lo dejaría morir. No, Zee amaba a su hermano y nunca lo permitiría.

Sus ojos se abrieron al sentir que era tomado por un brazo y jalado a la superficie. Los dos salieron del agua y Nunew tosió por todo el agua que había tragado. Zee lo ayudo a salir hasta que sus pies tocaron el césped. Cayó de rodillas tratando de controlar su respiración, todo esa situación era una locura casi se ahoga por pretender ser alguien que no era. Zee lo ayudo a levantarse sentándolo en una tumbona buscando una toalla para secarlo con cuidado.

—Perdóname —musitó arrepentido sin dejar de secar su cabello — me sentí muy molesto con tu actitud. Te amo demasiado y me duele que quieras que seamos más amigos, que esposos Kuea, no entiendo tu manera de pensar, me tiene totalmente desconectado. El tiempo en que salimos antes de casarnos, no eres expresivo con tu sentimientos incluso te costaba articular palabras cuando estamos solos, Pero nunca rechazaste ninguna caricia o beso que yo te daba.

Nunew se quedó callado antes las palabras de Zee. No lo conocía, era demasiado pronto para decir que lo hacía. Lo único que podía decir era que no merecía ser engañado por él, ni por nadie.

—Lo siento mucho— fue lo único que pudo decir mirándolos a los ojos, — te lo vuelvo a repetir, solo dame tiempo y todo volverá hacer como antes.

No podía comprender por más que tratara lo que estaba tratando de decirle, Pero si eso era lo que quería, él pensaba complacerlo.

—Está bien, te voy a dar el tiempo que necesitas, con una condición — hablo con seriedad clavando sus ojos en su rostro.

— ¿Qué condición? — contesto con atención

—Solo te daré un mes, durante este tiempo quiero que no me ocultes nada. Eres una persona muy valiosa Kuea, —confesó acariciando su mejilla con delicadeza — pienso esperarte hasta que estés listo, si eso es lo que quieres. Pero por favor no me hagas esperar tanto tiempo.

La culpa que Nunew sentía dentro de su pecho lo estaba carcomiendo, casi volviéndose insoportable. No sabía si iba a poder permanecer de esa manera por todo un mes, tenía que llamar a Ratana, ella tenía que decirle la verdad a Zee, no importaba las consecuencias.

Dos horas después

El cielo tenía muchas estrellas esa noche. Nunew estaba en el balcón de la habitación y la brisa calidad golpeaba su rostro, solo tenía puesto una camisa de algodón y unos shorts cortos, sus pies estaban descalzo mientras sostenía su celular en la mano con fuerza, Ratana no le daba opción de decirle la verdad a Zee, estaba tan empecinada en querer mantener en secreto de que Kuea estaba en coma, por miedo a perder los beneficios que le proporcionaba el dinero de Zee. ¿Qué iba a pasar si dentro de un mes su hermano no despertaba del coma? él no iba a poder seguir fingiendo que era Kuea, también tenía una vida y un lugar que extrañaba muchísimo. Su padre le escribió un mensaje de texto diciéndole que todo estaba bien que no se preocupara por nada, Pero él no se sentía tan tranquilo cuando abajo en la cocina se encontraba un hombre enamorado preparando la cena para el hombre que amaba. Y al que podía no volver a ver más si moría.

El Otro HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora