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Los rayos del sol que se colaban por la ventana gracias a que no a Vincent no le gustaba tapar la vista con cortinas, cubrían parte de mi cara obligándome a despertar por la mañana.

Tenía un dolor de cabeza insoportable y lo único que me apetecía hacer era seguir en la cama pero no me podía dar ese lujo.

Abrí un ojo lentamente y lo primero que noté fue que me encontraba yo sola en la cama, el lado izquierdo donde Vincent duerme estaba vacío y al parecer llevaba así desde hace unas horas.

Traté de incorporarme sintiendo una gran punzada en el cuerpo, provocando que me dejara caer en la cama de nuevo llevándome una mano a la cabeza y la otra dejándola sobre la parte baja de mi vientre.

— Carajo —.

De inmediato cientos de imágenes de la noche anterior aparecieron en mi mente y entonces como si lo estuviera viviendo de nuevo recordé todos los gemidos que salían de mi boca provocados por Tom cada que me hacía suya en medio de la noche mientras Vincent estaba durmiendo aquí por su cuenta.

Bufé gracias al golpe de realidad odiándome al instante por mi poca falta de autocontrol, definitivamente no estaba del todo consciente cuando se trataba de Tom.

Cerré los ojos evitando que la luz del sol me cegara y me mantuve en la cama por unos minutos más sin querer si quiera moverme un centímetro de lo cansada y adolorida que me sentía.

¿Ahora como voy a ver a Vincent a la cara como si nada hubiera pasado?

Luego de un rato me obligue a salir de la cama incorporando mi cuerpo hacia adelante con cuidado hasta quedar sentada, me estire lentamente hacia arriba y girando el cuerpo de inmediato me topé con la pantalla que indicaba la hora en el reloj de la mesita de noche.

— Maldición, ya es tarde —.

Salí corriendo de la cama ignorando el dolor que sentía y enterrándolo en lo más profundo de mi ser mientras entraba a la bañera para darme un baño y después poder ir a casa de mi abuela por Ali y llevarla a la escuela.

Mi mente no dejaba de darle vueltas a lo mismo mientras conducía y el rostro de Vincent era lo único que lograba ver entre tantos pensamientos.

La sensación de culpa me consumía lentamente llevándome al borde del llanto en cuestión de segundos, no sabía cómo iba a superar esto y ser capaz de casarme en menos de un mes.

El sonido de mi celular anunciando una llamada entrante me trajo de vuelta a la realidad y rápido lo conecté al coche para no tener que despegar la mirada de la carretera.

— ¿Hola? —.

— Liv cariño, soy Susan —.

Tragué saliva comenzando a sentirme nerviosa por escuchar la vi de la madre de Vincent al otro lado de la línea.

— ¿Qué tal Susan, cómo estás? —Pregunté en un hilo de voz apretando cada vez más el volante—.

— Estoy bien gracias, te llamaba para preguntarte si querías ir a almorzar conmigo a una cafetería nueva que está cerca de tu casa —Dijo alegre lo cual me dejó mucho más tranquila— ¿Qué dices? —.

Suspirando doble la esquina para entrar a la calle de mi antigua casa y luego de pensar si era buena idea ir o no me decidí por acceder.

No tengo nada que perder.

— Claro, me encantaría —Respondí finalmente— Solo tengo que dejar a Ali en la escuela primero, ¿está bien si te veo ahí?

— Por supuesto cariño, saluda a la niña de mi parte —.

𝑀𝓎 𝒹𝒶𝒹𝒹𝓎 {Tom Kaulitz}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora