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¿ENEMIES TO LOVER?
—¿Entonces me estás diciendo que la rata blanca de tu amigo viene a quedarse el día hoy? —decía la chica con irritación a su hermano.
La joven se encontraba molesta y frustrada, según ella el día de hoy tenía planeado tener una noche de películas con ella misma y luego desvelarse jugando, sin embargo, sus planes se vieron arruinados al escuchar como su hermano hacía planes con su amigo y el último mencionado se iba a quedar a dormir en su casa.
—Sadako, sabes que Satoru rara vez viene a la casa —comentó el pelinegro y la chica dio un bufido lleno de molestia.
—Si, lo sé, pero sabías que hoy tenía planes —la pelinegra miró a su hermano con una expresión un tanto enojada —ese estúpido idiota siempre arruina mis planes, de seguro fue plan con maña —decía mientras apretaba el puño y su hermano suspiraba cansado, sabía que iba a tardar hacer entrar en razón a su hermana —y no me digas nada, sabes que últimamente he estado estudiando que no tengo ni tiempo para mí misma —explicaba la chica.
—Ya entendí, mira qué te parece si dejas de pelear por esto y yo a cambio te compró algo —chantajeó a su hermana y está frunció el ceño. Suguru había ganado, la tenía mordiendo el cebo, solo hacía falta que cediera para ganar.
—No —negó molesta —¡Le diré a mamá y a papá cómo me tratas! —se quejó amenazándolo.
Suguru tragó fuerte al escuchar las palabras de su pequeña hermanita, -la "pequeña" tenía 19 años y era un demonio- así qué este algo resignado estaba a punto de cancelar la salida. No entendía el cómo fue que aceptó que su hermana viviera con él, aquel chico de pelo oscuro solo le llevaba 3 años de diferencia y aunque era el hermano mayor debía mostrar autoridad, pero era todo lo contrario. Esté miró la hora del reloj marcando que faltaban 2 horas para que llegará su amigo así que soltó otro suspiro de cansancio, sin embargo, su foco se encendió nuevamente recordando de quién era la "casa" -era más bien un departamento de dos recámaras- así que sonrió con maldad.
—Tienes razón hermana, lo siento...—comentó comuna fingida voz de resignación y culpa, la joven solo sonrió con orgullo ya que había triunfado o eso creía —pero es mi casa y son mis reglas y si no te quieres ir con nuestros padres tendrás que aguantarte —decía sin más remedio y la chica solo soltaba humo de lo enojada que estaba.
—¡AHGG! ¡Eres un idiota Suguru! ¡Me las vas a pagar! —dijo entre casi gritos, parecía perro con rabia.
Sadako fue a su habitación completamente frustrada, por otra parte, el pelinegro reía ante las expresiones que había dado su hermana. Sabía que era de un mal temperamento, pero en cierto modo era culpa de él, ya que la tenía muy mimada y consentida dentro de lo que cabe. Aparte de eso le causaba gracia oír las amenazas de su hermana ya que sabía que la menor no le haría ni el mínimo daño.
