Capítulo cinco

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Félix miraba atentamente los movimientos que hacía su madre, parecía demasiado enojada y eso de alguna forma le transmitía algo de miedo

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Félix miraba atentamente los movimientos que hacía su madre, parecía demasiado enojada y eso de alguna forma le transmitía algo de miedo. Abrazó su peluche fuertemente como si aquel juguete fuera capaz de protegerlo.

Una amiga de su madre había llegado temprano a su casa aquella mañana, parecía apurada y algo preocupada por las nuevas noticias que tenía que decirle a su mejor amiga.

Decir que Haneul se encontraba en un ataque explosivo de ira, era poco para lo que en realidad sucedía.

Sus finos dedos se enredaban en sus cabellos tirando de ellos, como si el dolor que se hacía a sí misma pudiera aliviar toda la ira que sentía por dentro. Sabía que su matrimonio ya no se podía arreglar desde que su esposo la había encontrado saliendo con otro hombre.

Quería creer que SeunHee la entendería, que comprendería que aquello fue un tropiezo en su matrimonio, creía que él la perdonaría porque al final de cuentas tenían un hijo juntos, ¿no era así?

La rabia que sintió al ver aquellas fotos la tenía consumida, se trataba nada más y nada menos que la imagen de su esposo con otra mujer en un restaurante disfrutando de la tarde. Quedaba claro que ambos ya no dormían juntos, incluso SeunHee había pedido el acta de divorcio, por más que ella misma haya provocado toda inseguridad y destruido la confianza de su marido, creía que él era lo suficientemente cobarde para arriesgar todo por su relación.

Felix por su parte se encontraba en una esquina mirando el ataque de su madre, abrazó a su oso con mucha más fuerza que antes ocasionando que el botón en su estómago se pulsionara y así comenzar a sonar a cantar.

– Estrellita, ¿dónde estás? – comenzó cantando en pequeños susurros junto con su peluche intentando tranquilizar su llanto –, quiero verte titilar, en el cielo y en el –

– ¡¿Acaso no te puedes callar?! – la voz de su madre interrumpió su canto, haciéndolo asustar cada vez más, la mayor arrebató el oso de las pequeñas manos de su hijo, haciendo que este la mirara como si fuera el peor monstruo que había visto.

El menor de los Lee corrió hacia su habitación, con la intención de esconderse de aquella mujer que se había vuelto en una desconocida en los últimos minutos. Intentaba regular su respiración pero le era totalmente difícil, sus piernas no dejaban de temblar y sus manos sudaban de forma descontrolada.

Tapó sus pequeños oídos con sus manos al escuchar unos gritos provenientes de la planta de abajo, la puerta había sido abierta por lo que suponía que se trataba de su padre. Ambos gritaron alrededor de unos minutos, después de unos instantes sólo volvía a escuchar los gritos de su mamá abajo.

– Estrellita, ¿dónde estás?, quiero verte titilar, en el cielo y en el mar, un diamante de verdad, Estrellita, ¿dónde estás? me pregunto qué serás – cantaba en voz baja, aquella canción podía ayudarlo a bajar sus nervios.

Estrellita, ¿Dónde estás? - Hyunlix. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora