~Cap. #10

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Nuevamente Guapo Asesino A La Vista.

Nina

En menos de tres minutos llegamos al patio del instituto actuando como si nada, y gracias a Dios nadie se dio cuenta, osea los profesores.

—¿Dónde estabas? —Char me bloqueó el camino de un solo golpe, clavándose frente a mí, estaba furiosa, sus manos estaban aferradas a sus caderas mientras una de sus piernas la movía ocasionando que su pies tocará el suelo e hiciera un ruido a la vez.

Miré a mi lado, buscando con la mirada a el castaño, que venía conmigo, pero ya no estaba. Char me devolvió a la realidad: —¿Salí? —fingí inocencia.

—Te salvaste que los profesores no sé dieron cuenta que no regresaste después del receso.

—Qué bueno —solté todo el aire que estuve conteniendo.

—Pero yo sí lo noté —amenazó, apuntándome con su dedo índice como una mamá furiosa.

—Lo siento, no estaba en mis planes irme así... —me interrumpió como siempre lo hacía cuando estaba molesta.

—Y no me llevastes... —cruzó sus brazos sobre su pecho.

Oh, esa era su molestia, que no la había llevado conmigo.

—Te fuiste con quién sabe quién, y dejas a tu mejor amiga aquí tirada, gran amiga eres.

—Un momento, yo no me fui y te deje aquí porque quise, me secuestraron.

Char empezó a reír como si su vida dependiera de eso, su risa se convirtió en carcajadas ruidosas, llamando la atención de todos a su paso.

—¿Entonces... Te secuestraron? —habló entre cada carcajadas.

—Si —mi expresión era una ofendida, aunque su risa era tan contagiosa que pronto terminaría uniéndome a ella—. Y no es gracioso —reprendí, apunto de rendirme y reír con ella. Char se detuvo para mírame nuevamente y luego volver a reír.

—Ya... No es necesario tanto escándalo —trate de que se calmara, me estaba hartando las miradas de todos sobre nosotras—. Basta, todos nos ven como si fuéramos extraterrestres.

—¿Y me puedes decir quién te secuestro?

—No se su nombre —Char se calmo un poco y me lanzó una mirada de desaprobación—. Pero se su apellido...—corregí enseguida, traté de recordar cómo lo había llamado la profesora de matemáticas.

—Estoy esperando.

—Era algo como en inglés ¿Stuart? ¿Still? ¡Smith! Así era, el que me saco del instituto se llama Smith, o así fue como lo llamo la profesora temprano.

Los ojos de Charlotte se pusieron como platos, su expresión cambio a sorpresa. Entonces pego un grito, tan alto que tuve que tapar mis oídos. Ahora si que éramos el centro de atracción.

—¡¿Smith?! ¡¿Tonny Smith?!

—¿Lo conoces?

—Claro que sí, todos hablan de él, viene de Australia, y ha estado en más de tres escuelas, está creo que es la cuarta...

—¿Por qué?

—El chico es rebelde, sus padres tienen bastante dinero, y siempre está metido en problemas.

—Ya veo porque es tan grosero.

—Nina, y guapísimo, apenas tiene unos días aquí y ya tiene muchas chicas detrás de él, no lo hemos visto hablar con nadie, y nadie se atreve a acercarse. Y me estás diciendo que te llevo fuera del instituto.

Mentiras De Vidas CortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora