Mentiras De Vidas Cortas

~Cap. #14

Mejor Amigo al In-rescate.

Nina

Era mediodía y estaba en mi habitación teniendo una guerra emocional.

¿Llamo o no llamo?

Llama.

¿Y si no me contesta?

Lo vuelves a intentar.

¿No debería ser el quién llame?

Sí, tal vez lo hubiera hecho, sí no te hubieras inventado que no tenías celular.

¡Ay verdad! ¿Entonces para que lo quiero llamar?

No sé.

Tienes que saber, conciencia.

No lo sé todo, porqué lamentablemente estoy en tu cerebro y no se puede pedir mucho.

¿Me estás diciendo bruta?

Nop, ¿cómo crees?

Creo que lo voy a llamar.

¿No será que lo quieres llamar porqué lo viste el otro día sin camisa?

Mis mejillas alcanzaron un rojo vivo al recordar esa escena. El hilo de mis pensamientos perversos fueron interrumpidos por una silueta entrando a mi habitación, la sonrisa de Brandon deslumbró toda la habitación.

—Hola pecas —termina de entrar y cierra detrás de él.

—Hola —hablé precipitada, escondiendo el trozo de papel detrás de mi espalda. Brandon se da cuanta de mi gesto, y arquea una ceja, acercandosé.

—¿Qué escondes? —susurra sigiloso, dando otro paso a mí.

—Nada —fingí inocencia, apretando más el papel en mis manos.

—No me engañas  saltamontes pecosa —amenaza, dando un paso más a mí. Mis nervios se disparan.

Diosssss, aún no quiero que se entere de Liam. ¡Aún no!

—Muéstrame lo que escondes Nina —ordena, estando a pocos centímetros de la cama, dónde yo me encontraba sentada.

—No —negué enseguida.

—Osea que sí escondes algo —descubre, dibujando una gran sonrisa de satisfacción en su rostro.

Ups.

—Aléjate —miré a mi alrededor, buscando una salida poco probable.

Cuando intenté lanzarme de la cama al suelo, para escapar, él fue más rápido que yo y me detuvo por la cintura.

—¿A dónde crees que vas? —ironizó.

—¡Déjame ir! —farfulle.

Me levanté de la cama con un movimiento rápido, logrando ponerme de pie. Corrí a la puerta, pero Brandon me abrazó desde atrás, intentado buscar mi mano.

Por un momento nos quedamos quietos, cazando uno a al otro.

Lo miré por encima de mi hombro, y entrecerré mis ojos en él, levanté la mano donde tenía el papel a una distancia prudente.

—¿Buscas ésto? —le sonreí provocativa, él lo miró fijamente, como calculando la distancia, velocidad, y tiempo, para tomarlo a la perfección.

Lo tomé desprevenido cuando le dí un suave pellizco en el brazo y salí corriendo, él tardó unos segundos en reaccionar, se dió la vuelta, y me recorrió con la mirada, tardando más en mi mano, con el trozo de papel.