~Cap. #13

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Pantuflas de Gatito.

Nina

Jonh decide sentarse después de mi revoltijo de palabras.

—No es necesario que te sientes por mí —traté de remendar mi estupidez.

—No me siento por ti, en verdad quiero sentarme —quise protestar, pero él me hizo una seña para que yo también tomara asiento—. Siéntate. No es una orden, es una sugerencia —le pongo mala cara, sentádome en el sofá de al frente.

—Vamos, búrlate —farfullé.

Jonh suelta unas risas, que enseguida son pegajosas porque ahora me estoy riendo con él.

Después de reir por... Ya no me acuerdo que... Decidí preguntar algo que me rumba en la cabeza desde que llegó.

—¿Tú eres cliente de mi mamá?

—¿Me vez con cara de  empresario?

—Entonces... —no fue necesario terminar, porque él enseguida entiende.

—Mi papá y tu mamá trabajan juntos desde hace años —esperen ¿Nuestros padres trabajan juntos desde hace años y yo no sabía? Y bueno, él tampoco estaba atanto del asunto—. Ellos ahorita están trabajando en algo, bueno... Mi papá y tu mamá quedaron seleccionados para encargarse del proyecto. Mi papá estaba ocupado hoy y no pudo ir a la oficina para ver los planos, así que me dijo que viniera por ellos a la casa de la señora Verónica. Para él terminarlos en casa —buscó algo en su bolsillo y me lo enseñó, yo como la entrometida que soy, lo tomé—. Y me dió esa dirección —señaló con la cabeza el trozo de papel que tenía en mis manos, con mi dirección.

Miré a Jonh entendiendo la situación, levanté el papel y se lo devolví.

—Pero lo que no me dijo fue que te iba a encontrar aquí —se ríe nerviosamente ¿Estaba nervioso?

—Entiendo... Bueno mi mamá no creo que llegue hasta más tarde —aclaré—. ¿Ella te dijo que vinieras ahorita?

Jonh hizo una mueca apenada. Rascó su nuca en acción de nervios.

—Eh nop... Ella me dijo que viniera a las ocho y media, porque hoy llegaba tarde. Solo que estaba cerca del lugar y pensé que podría llegar un poco más temprano.

Reí sarcástica: —¿Un poco más temprano? —repetí irónica.

—Vivo lejos, y volver a venir iba hacer dificultoso —aclaró.

—Ohhh, entiendo. Entonces creo que tenemos mucho tiempo para hablar.

—Eso creo.

Mientras esperábamos a mi mamá estuvimos hablando de cosas del colegio, también me contó cuanto amaba la ingeniería, y que eso iba a estudiar al salir, que seguiría los pasos de su papá...

El tiempo se fue demasiado rápido, casi ni se sintió, porque enseguida mi mamá llegó a un cuarto para las nueve.

La saludé y me despedí para que pudieran trabajar tranquilos.

Estaba ahorita en mi habitación leyendo una historia que me encantaba, se la había pedido prestado a los padres de Brandon.

¿Recuerdan cuando les comenté que ellos tenían una biblioteca?

Bueno, hace unos días cuando salí del instituto pasé para saludar. No soy fan de las letras ni de leer, me aburre, pero un libro llamó mi atención.

«Es nuevo, llegó hace unas semanas»

Aún recuerdo las palabras del señor Elgort extendiendo el libro a mí.

Mentiras De Vidas CortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora