~Cap. #12

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Muy Inesperada Visita.

Nina

—¡Hey!

Una voz —que para ese momento era muy molesta— me sacó de mi bello sueño... Me acomodé mejor entre las sábanas, ignorándola.

—¡Heyyyyyy! —me sacudió el hombro con mucha fuerza, y pude deducir de quien se trataba, con ni siquiera haberla visto.

—Déjame Char —refufuñe abrazando más a mi almohada, ella volvió a sacudir mi hombro.

—¡Sí no te paras tu solita, pasaré ésta vez sí, a mí plan B... —amenazó, dejando mi brazo en su santa tranquila.

—Huh-uh... —nadie me iba a levantar de aq...

Char sin esperar un segundo más, levantó mi humilde colchón y yo rodé hasta caer al suelo.

¿Decías algo de nadie te iba a levantar de tu cama?

—¡Auch! —me toqué el huesito de la cadera, el cual recibió el impacto, al tocarlo un dolor me recorrió entera—. ¡AHHHHHH DUELE! —escuché a mis espaldas la risa ahogada de Char, me voltee a ella, sintiendo como mi cuerpo reaccionaba, y lo que no sabía que me dolía, estaba doliendo, quise reprenderla, pero volví a chillar de dolor—. Ay ay ay... Uhm —sople mi rodilla, como si eso fuera a curarla.

—¡Te dije que si no lo hacías por tu cuenta, lo haría yo! —excuso, acercándose a mí, que seguí quejándome en el suelo, extendió una mano para ayudarme, le puse mala cara—. Son las 7:10 am —abrí los ojos de golpe y todo el dolor desapareció en mí. Me levanté enseguida.

—¡LLEGAREMOS TARDE! —grité corriendo por toda la habitación, rebuscando mi uniforme, Char se acercó muy tranquila a mí, y se recostó de mi armario.

—No me digas... —ironizó. ¿Cómo puede estar tan tranquila?

La ignoré, lanzando ropa por todas partes: —¿Dónde diablos está ese uniforme? —mascullé para mí, ella volteo los ojos, me fijé en ella, esta vez muy molesta.

—¿Por qué no me despiertas? —la acusé. Ella abrió los ojos y se llevó una mano al corazón ofendida.

—¡Yo te desperté! —fui a protestar, pero me cayé enseguida. 

Tiene razón... Si soy tonta.

Me sonroje por la vergüenza, pero no le dí la razón, me limité a mirarla feo y seguir mi busqueda.

Char ya llevaba su uniforme puesto, tal vez por eso no daba danta vueltas como yo.

Al fin encontré el dichoso uniforme, y me encerré en el baño. Cinco minutos después, salí ya vestida, y pasándome el cepillo por el cabello, tratando de ordenarlo.

Char entrecerró sus ojos grises en mí, con mucha desconfianza: —¡Que asco! No te bañaste.

—¿Son las 7:30 y me reclamas que no me bañé? —mascullé tomando mi bolso, para salir de mi habitación, ella me siguió poniéndome mala cara.

—Al menos de das un baño de gato... —murmuro a mis espaldas, pero la ignoré, fui a la cocina, tomé el desayuno que mi mamá nos había dejado antes de irse.

Guardé el mío y le dí a Char el suyo.

—¿Qué es ésto? —frunció el ceño, viéndolo mal.

—Comida.

Me lanzó una última mirada de pocos amigos, y salimos de la casa. Ella encendió su auto y ambas subimos, pero cuando estuvo a punto de acelerar, se detuvo de golpe. Casi choco con el para brisas.

Mentiras De Vidas CortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora