Parte Uno: Fiera.
Nina
Camino a casa ninguna de las dos habló, nos dirigimos a mi casa cómo mi mamá había ordenado, y cada vez que estábamos más cerca sentía que el cielo me caería encima.
Cuando Charlotte estacionó su carro frente al edificio, todas las luces estaban apagadas, menos la de mi apartamento, que justamente daba del lado del estacionamiento.
En unos puestos más allá me percate que también estaba estacionado el carro de la Sra. Susana, eso quería decir, que sería doble regaño está noche.
—¿Es necesario entrar? —Char fue la primera en hablar.
—Eso creo —mordió su labio con nerviosismo.
—Mi mamá está allá adentro también —la rubia le echó una mirada rápido al edificio.
—¿Qué vamos a inventar? —me atreví a preguntar. Char voltio rápidamente, estaba más pálida que una hoja de papel.
—¿Qué nos secuestraron? —intento hacer una sonrisa traviesa, pero salió como una mueca, fruncí el ceño y ella mordió su uña—. Suena peor en voz alta.
—Mejor decimos la verdad.
—Uh-huh... —ella hizo un ruido con su garganta sin despegar sus labios.
Nos dedicamos una última mirada antes de bajar del auto, no nos dió tiempo ni de tocar la puerta, una vez que subimos, cuando ya se escuchaban pasos fuertes dirigiéndose a ésta, debe ser que escucharon nuestros pasos cuando subíamos.
Char y yo nos vimos unos segundos antes que una mujer furiosa tiro de la perilla tan fuerte que temi que se saliera, dejando a la vista a mi mamá mirándonos fijamente a las dos de arriba a abajo.
—¿Se van a quedar ahí? —nos dedico una sonrisa falsa, y la voz con pura cordialidad fingida, apunto de explotar.
La rubia bajo la cabeza prestando mucha atención a los dedos de sus manos, estos estaban entrelazados entre sí.
Después de un rato de silencio, mi madre colocó un pie fuera y con sus dos brazos nos jaló a ambas dentro, cerrando la puerta detrás de nosotras.
—Espero que tenga una buena explicación está vez —Mi madre se cruzó de brazos. Detrás de ella a pareció la silueta de otra persona, la Sra. Susana. Char al ver a su madre se paralizó, ella también se veía completamente furiosa.
—Mamá... —empecé yo tratando de ambientar.
—No lo volverlos hacer... —la rubia masculló, juntando sus manos en suplica.
Las dos mujeres compartieron una mirada, antes que la Sra. Susana tomara la palabra.
—¿Nos pueden dar al menos una explicación? —ordenó en forma de pregunta, con un tono muy calmado.
—A mí me invitaron a una fiesta, una ex compañera del instituto, hoy en su casa... Bueno ayer —corrigió, recordando que ya eran las tres de la madrugada—, yo convide a Nina a venir conmigo. Teníamos planeado llegar temprano... —admitió.
—A ver sí entendí, ustedes dos —nos señaló con su dedo a ambas—, tenían planeado escaparse a una fiesta, siendo menores de edad, y además un día jueves, para ser más claras, ¡A la mitad de semana! —la mamá de la rubia alzó la voz, en ésto último, sorprendiendo a todos, nadie se esperaba que un tono tan calmado cambiará tan repentinamente. Char y yo bajamos la cabeza evitando cualquier contacto visual, no teníamos palabras, ni excusas, lo que habíamos hecho estuvo tan mal de nuestra parte, ¿Cómo se nos ocurría irnos un jueves?
ESTÁS LEYENDO
Mentiras De Vidas Cortas
RandomCuando el amor toca la puerta de tu corazón, te ciega por completo, no te gusta escuchar opiniones ni mucho menos críticas de las personas cercanas... Liam un chico mayor de edad, enamora locamente a Nina, quien enseguida llevan su romance a otro ni...