❛ number eight ❜

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Sunoo caminaba por los pasillos de su escuela, su mente perdida como siempre, ignorando todo a su alrededor, excepto por esa cabellera rubia que había llamado su atención hace unos días

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Sunoo caminaba por los pasillos de su escuela, su mente perdida como siempre, ignorando todo a su alrededor, excepto por esa cabellera rubia que había llamado su atención hace unos días. Notó al chico que la posee, aquel que se encontró en la parada días atrás y cuyas ganas de hablarle había ignorado previamente. Se dio cuenta de que el chico estaba riendo, una sonrisa muy hermosa iluminaba su rostro, mientras estaba acompañado de unos amigos y una chica que se parecía mucho a él. Estaban junto a su casillero, lo que hizo que suspirara y se acercara discretamente, sin querer llamar la atención.

Sin embargo, su intento fue en vano.

Mientras avanzaba, una de las chicas que estaba cerca le puso el pie, provocando que Sunoo cayera al suelo y se golpeara fuertemente la quijada. Sunoo sintió la humillación y el dolor, pero lo que más le preocupaba en ese momento era la opinión del chico rubio que lo observaba. Se sentó en el suelo, sollozando mientras escuchaba algunas risas a su alrededor. Tragó saliva con fuerza y tocó su mentón, notando la sangre y lamentando su mala suerte. De repente, una mano se ofreció para ayudarlo a levantarse. Sunoo alzó sus ojos llorosos y se encontró con los ojos más hermosos que había visto en toda su triste vida.

Era como una luz en medio de la oscuridad.

─ Levanta, estás sangrando ─habló el chico con una pequeña sonrisa.

Sunoo simplemente agarró su mano, sintiendo aquel calor reconfortante que le hacía sentir por primera vez en mucho tiempo algo parecido a la felicidad. El rubio se acercó a él y tomó lentamente su mentón. Sacó algo de su mochila y comenzó a curar la herida con cuidado.
Sunoo observaba al hermoso chico con una mezcla de esperanza y asombro mientras este curaba su herida con gentileza. Sentía una inmensa mezcla de emociones revoloteando en su interior.
Por primera vez en su triste vida, llena de problemas emocionales y momentos difíciles, Sunoo experimentaba una chispa de felicidad. Era como si, en medio de la oscuridad que lo rodeaba, este encuentro le ofreciera un rayo de luz y esperanza.

Mientras el rubio trabajaba con cuidado para curar su herida, Sunoo se sentía reconfortado y protegido. La presencia reconfortante del chico, su cálida sonrisa y sus ojos llenos de bondad le transmitían una sensación de seguridad que no había experimentado en mucho tiempo. En ese momento, Sunoo comprendió que quizás no estaba solo en este mundo. Había encontrado a alguien que, aunque fuera por un instante, le hacía sentir que todo estaría bien. Y por primera vez en mucho tiempo, permitió que una pequeña luz de esperanza iluminara su corazón.

─ Listo, ten cuidado para la próxima, pequeño ─ habló el rubio mientras ponía una bandita de osito en la herida, no lo juzguen, le gustaba las cosas tiernas.

─ Gracias... ─ agradeció Sunoo con timidez.

─ Nishimura Riki, pero dime Ni-ki ─ habló el chico acercando su rostro al de Sunoo ─. Si te duele o algo, búscame, Sunoo.

Nishimura sonrió y se dispuso a irse, pero la mano de Sunoo sosteniendo sus dedos hizo que se girara.

─ ¿De dónde me conoces? ─ preguntó Sunoo confuso.

─ Deberías prestar más atención a tus compañeros de clase ─ Ni-ki le guiñó un ojo y se soltó amablemente del agarre, luego se fue junto a sus amigos.

Dejando a Sunoo con una mezcla de emociones y la sensación de que quizás había encontrado algo más que un simple compañero de clase.

Dejando a Sunoo con una mezcla de emociones y la sensación de que quizás había encontrado algo más que un simple compañero de clase

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Sunghoon daba vueltas en la cama, sintiéndose atrapado en un torbellino de emociones. ¿Qué era ese extraño sentimiento que lo invadía, haciéndolo cuestionar sus propios principios y límites? Desde que tenía memoria, había experimentado el amor en diferentes formas, pero siempre de manera inocente y sin complicaciones. Sin embargo, lo que sentía ahora era algo completamente distinto, algo que lo dejaba desconcertado y temeroso.

Estar enamorado de su cliente era un territorio desconocido y peligroso. Sabía que era éticamente incorrecto, que iba en contra de las normas profesionales que debía respetar como abogado. Pero por más que intentara negarlo, no podía evitar sentir una conexión especial con esa persona que había llegado a su vida en circunstancias tan inesperadas.

Sunghoon se preguntaba si estaba perdiendo el control sobre sus propios sentimientos, si estaba dejando que la atracción y la empatía nublaran su juicio y pusieran en riesgo todo por lo que había trabajado tanto. Temía que sus emociones pudieran afectar su capacidad para representar a su cliente de manera imparcial y justa. En medio de su confusión, Sunghoon se encontraba en una encrucijada. Por un lado, estaba su deber profesional y la necesidad de proteger su carrera y reputación. Por otro lado, estaba el deseo abrumador de explorar ese nuevo y desconocido territorio emocional, de permitirse sentir y seguir el camino que su corazón le dictaba.

Mientras seguía dando vueltas en la cama, Sunghoon se enfrentaba a una difícil decisión: ¿seguiría siendo fiel a las reglas y a mantenerse profesionalmente distante, o se dejaría llevar por la corriente de emociones que amenazaba con arrastrarlo hacia lo desconocido?.
Pero todo sería más fácil si no tuviera la hermosa presencia de su cliente. Cada vez que estaba cerca, Sunghoon sentía como si su corazón quisiera escapar de su pecho.

Su simple presencia lo distraía, haciendo que sus pensamientos se dispersaran y su concentración se desvaneciera. Esa atracción magnética que sentía hacia su cliente complicaba aún más las cosas. Se encontraba constantemente luchando contra sus propios sentimientos, tratando de mantener una distancia profesional mientras su corazón anhelaba estar más cerca. A veces, Sunghoon se preguntaba si su cliente también sentía algo similar, si tal vez había algo más que una relación profesional entre ellos. Pero rápidamente desechaba esa idea, recordándose a sí mismo que era su deber mantenerse imparcial y enfocado en su trabajo.

Sin embargo, incluso cuando intentaba ignorar sus sentimientos, la presencia de su cliente seguía siendo una constante tentación, una distracción que lo llevaba a cuestionar su propia cordura y control emocional. Y mientras tanto, el tiempo seguía avanzando, acercándolo cada vez más a un destino incierto donde tendría que enfrentarse a las consecuencias de sus decisiones.

─ Jaeyun, ¿Qué me estás haciendo? ─ habló Sunghoon mientras cerraba sus ojos hundiéndose en el sueño.

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━━𝗔𝗯𝗼𝗴𝗮𝗱𝗼 𝗣𝗮𝗿𝗸 ♡ 𝗝𝗮𝗸𝗲𝗛𝗼𝗼𝗻   ݈݇- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora