Caminaban de la mano escalera abajo. Algunas luces acomodadas repetitivamente en agujeros en la pared. No había candelabros esta vez, simplemente había fuego en los agujeros.
La humedad aumentaba. Sus narices caían en la ligera tortura de respirar constantemente ese tipo de olor desagradable. El agua se filtraba por los escalones, descendiendo lentamente hacia el destino que los amparaba a ambos.
Apretó su cuerpo contra el brazo de Dante tras escuchar el batir de unas alas a la distancia. Él la tranquilizó con una caricia en su oscuro cabello mientras miraba sus ojos cafés con detenimiento. Estaba cerca del llanto, sus lagrimales secretaban leves cantidades de líquido, recubriendo sus globos oculares.
Un beso fue depositado en la frente de la chica, con miedo a que se desmoronara del susto provocado por el sospechoso sonido.
-Tranquila. Yo estoy aquí para tí- susurró con una voz seria y relajante.
Las pocas lágrimas derramadas por Morgana fueron secadas cuidadosamente por Dante, dando leves caricias en sus mejillas. El color rojo inundó su semblante en ese momento. Sus ojos cafés se enfocaron en otro punto con tal de dejar de sentirse así. Hundió su cara en los pectorales de Dante y abrazó su cuerpo con fuerza. Pasado un momento, volvió a mirarlo a los ojos.
-¿Ya estás lista?- preguntó él.
Afirmó con la cabeza.
-Pues, mejor continuemos.
Durante el transcurso de este tiempo, algo interesante ocurría en la entrada de la mazmorra. Un hombre calvo con una gran hacha en el hombro y una chaqueta de cuero sin botones se encontraba de pie frente a la puerta.
Abrió la puerta y se disponía a entrar, hasta que sintió que algo lo detenía. Una presencia muy poderosa acababa de aparecer en el lugar.-Que interesante. No esperaba encontrar humanos capaces de soportar mi presencia. Pareces ser especial...- agarró la barbilla de Frantz, poniéndola a dos centímetros de la suya.
Fue cuando Frantz pudo distinguir lo que estaba en el salón junto a él. Tenía una máscara negra con un diseño de flores en rojo brillante. Una capa con capucha color blanco con dobladillos en rojo y bordados de flores del mismo color. Un aura roja como la sangre rodeaba su cuerpo, dando un toque misterioso a su apariencia.
-Ningún humano, en toda la historia, ha visto mi rostro y sobrevivido. Pero tú, tú, humano de quinta, no te desmayaste con mi presencia. Hagamos una pequeña prueba...- el ente liberó un diez por ciento del poder mágico que mantenía bien controlado. Una gran sensación de debilidad rellenó el cuerpo de Frantz. Su conciencia lo abandonaba lentamente, y la fuerza de sus piernas seguía ese camino.
Eliminó su emisión de poder mágico, devolviendo a Frantz su capacidad de mantenerse en pie.
-Aún no pienso matarte. Me vas a servir en un futuro próximo- añadió mientras rozaba la barbilla del calvo.
Justo después, el espectro desapareció.En este piso en el que estaban, los gnolls eran más abundantes y ligeramente más fuertes. Habían menos ratas de alcantarilla, al parecer porque los mismos gnoll las habían mandado a la otra vida. Su faena de combate no aminoraba, pero esto solo ayudaba a aumentar un poco sus estadísticas.
Fue durante ese momento de tranquilidad aparente, cuando apareció un nuevo enemigo. Pudieron vislumbrar su forma desde la distancia, era literalmente una serpiente de color verde grisáceo. La vieron combatir contra un gnoll, el cual, simplemente, no tuvo oportunidad. Una mordida había paralizado todo su cuerpo, y la siguiente, provocado un grave envenenamiento.
-Debes estar atenta- advirtió Dante mientras la serpiente analizaba como tragarse a su presa -este es un enemigo difícil.
-Pude darme cuenta de eso yo sola- refunfuñó.
-Igual. Nunca está de más advertir.
-Está bien. Trata que no te muerda, no tengo antídotos encima.
-Eso intentaré- dijo Dante mientras sacaba un pincho arrojadizo de su bota.
Desde la distancia que habían tomado por seguridad, la serpiente no los alcanzaba a ver. Esta seguía pensando cómo engullir al gnoll antes asesinado. Era la oportunidad perfecta. Fijó en su mente a su objetivo. Su vista clavada en él y su cuerpo en posición de ataque. Tenía una mano sobre su espada y en la otra, el pincho. Le aplicó un poco de tiempo a concentrarse y comprobar en su mente la trayectoria que seguiría su proyectil.
Inspira profundamente. El oxígeno entraba en sus pulmones y el dióxido de carbono salía en la posterior acción. Espira despacio, con sus ojos enormemente abiertos para no desviar ni un segundo la vista de su objetivo. Una gota de sudor hizo sus travesuras a través de su cara, hasta que al fin, cayó. La tensión era enorme.
Un chillido interrumpió el momento de concentración y silencio de Dante. Su enemigo también fue capaz de detectarlo, lastimosamente para él, y desvío su atención del cadáver. Sacó su lengua viperina, captando los olores del ambiente, y pudo sentir a sus atacantes.
Deslizóse hábilmente hacia la ubicación del Duelista. Este dio varios pasos atrás, pero terminó chocando contra una pared que estaba tras su espalda. Lanzó, por puro reflejo, el pincho, pero la escurridiza serpiente evadió su tentativa de ataque sorpresa.
Provocado por el garrafal fallo de este, se hallaba en una difícil posición. Era como estar entre la espada y la pared. Su adversario estaba cada vez más cerca, ya no tenía tiempo de sacar su arma para defenderse. Una mordida y sería todo. Su vida se acabaría.
<¿Acaso... Voy a morir así?> pensaba melancólicamente con sus ojos llenos de tristeza.
ESTÁS LEYENDO
La Gema de la Creación
AdventureLos humanos intentan encontrar la legendaria Gema de la Creación. Cuenta la historia que la Gema permite a su usuario crear cualquier cosa que imagine, pero eso nadie lo ha podido demostrar. La Gema fue escondida, pero no sé mantuvo así por siempre...