Cap 8

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Después de andar de aquí para allá, Buck se sentía cansado. Le sorprendía la buena condición física del tritón. No se suponía que era su primera vez caminando, pero parecía tener más experiencia que el propio rubio, quien, por cierto, se sentía feliz de tener un acompañante. Habían comprado muchas cosas: ropa para Eddie, chocolates porque el tritón no dejó de insistir, y unas cuantas verduras que casi no cabían en el abarrotado carro. Después de eso, cargaron las cosas en el auto. Ahora tenían que ir por un helado, ya que se lo había prometido al tritón.

"Hay un puesto cerca del parque, vamos", dijo Buck, cerrando el auto para encaminarse con el tritón. Se sentía exhausto, pero parecía que su acompañante, a pesar del calor insoportable, tenía mucha energía.

...

"Te compraré un helado porque eres un buen niño", dijo Buck, riendo por su propia broma y despeinando el recién corte de Eddie, admirando su belleza ante el ceño fruncido del tritón al ser llamado niño.

"Créeme que no soy un niño, aquí el niño eres tú. Apuesto a que eres más joven que yo", respondió Eddie con seriedad.

"¿Así? ¿Cuántos años tienes? ¿Cien?", se rió el rubio, observando el rostro serio del tritón. "¿Qué? ¿En serio tienes 100?"

"Trescientos sesenta años específicamente", respondió Eddie con calma.

"Eso no es posible", dijo Buck, incrédulo, pero el tritón parecía hablar en serio. "¡Vaya, eres realmente viejo! Yo tengo treinta y dos".

Eddie soltó un comentario sobre respetar a los mayores y ahora fue él quien despeinó el cabello del rubio. Buck quería preguntar más sobre los trescientos sesenta años de vida del tritón, pero decidió guardar sus preguntas para después.

 Mientras platicaban sobre la vida en el mar, tomaron asiento en una banca bajo una sombra, ya que el rubio necesitaba descansar. Buck se reclinó, cansado pero contento. "Iremos por tu helado en un rato más", dijo con una sonrisa, tratando de recuperar el aliento.

 Eddie, con su habitual ingenio, se burló un poco de la condición física de Buck. "¿No se suponía que salías a correr todos los días?", preguntó con una sonrisa traviesa.

 Buck, tomando aire, conectó los puntos rápidamente. "Entonces, ¿siempre me estabas observando?", dedujo con una mirada juguetona. Eddie desvió la mirada avergonzado al ser descubierto.

"Lo que pasa es que siempre olías a chocolate", se excusó Eddie con una sonrisa pícara, recordando sus travesuras en la casa de buck.

La conversación giró hacia una pregunta que Buck había estado deseando hacer desde que conoció al tritón. "¿Por qué dijiste que vives solo en el mar?", indagó, sintiéndose intrigado por la vida del enigmático Eddie.

Este bajó la mirada por un momento, como si estuviera decidiendo cómo explicarlo. "Verás, soy un tritón y, bueno, básicamente soy el último de mi especie. He estado solo durante cien años", explicó con calma, aunque el recuerdo de la soledad lo embargaba. "Mi especie no se reproduce como ustedes".

Buck asintió comprensivo. En ese momento, un hombre que pasaba por allí con unos shorts más cortos que los diálogos de Eddie le guiñó un ojo al tritón, quien devolvió el gesto con una sonrisa desconcertada, sin entender el significado detrás del guiño.

-"Ese idiota", refunfuñaba Buck levantandose de la banca para seguir en busca del puesto de helados. "Eres todo un casanova, primero esas chicas en la tienda y luego ese tipo.Empiezo a pensar que voy a tener que hacer como en ese meme de 'No saco a mi novio a la calle porque es muy guapo'."

-Pero tu dijiste que no somos novios.

-Es solo una broma, como un chiste.-Explica el rubio, mientras mete sus manos en los bolsillos de su pantalón, confia en que eddie no ira corriendo a tocar todo lo que le da curiosidad.

Besos bañados de salDonde viven las historias. Descúbrelo ahora