Cap 18

147 17 1
                                    


—No está mal —murmuró el rubio, tratando de no pensar mucho en sus pieles rozándose, lo que le causaba cosquilleos.

—Me gusta estar así, contigo —murmuró Eddie, abrazando a Buck por la cintura.

—A mí también me gusta, aunque debo confesar que... eres el primer hombre con el que me baño en una tina —confesó, disfrutando de la compañía.

—Y tú, el primer humano con el que uso mis piernas.

—Eso suena un poco extraño.


Despues de un rato en rotundo silencio, buck no pudo evitar preguntar.

—¿Te pasa algo? — intentando no parecer demasiado ansioso.

Eddie, con una mezcla de curiosidad y nerviosismo, tardó en responder.

—Yo... tengo una duda.

—¿Aja? —Buck, tratando de mantener la calma, tomó el jabón y comenzó a pasárselo por los brazos.

—¿Cómo...?

—¿Cómo?

—¿Cómo se reproducen los humanos?

El jabón se le resbaló de las manos a Buck y cayó al fondo de la tina con un chapoteo. Con el rostro encendido, aclaró la garganta, buscando la manera de responder sin sentir demasiada vergüenza.

—Ah, bueno... —comenzó Buck, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. Es un poco complicado, Eddie. Y, bueno, quizá no sea el mejor momento para explicarlo... aquí, así.

Eddie, con los ojos brillando de curiosidad, se inclinó hacia Buck, su cercanía casi palpable.

—¿Por qué no? Estamos desnudos, somos adultos —dijo Eddie con una sonrisa traviesa—. Quiero saber todo sobre ti y tu mundo.

Buck soltó una risa nerviosa, sintiéndose atrapado.

—Podemos dejar ese tema para cuando estemos vestidos, ¿te parece? —Eddie sonrió, divertido por los nervios de Buck, y asintió.

—¿Por qué no mejor preguntas otra cosa?

—Bueno, tengo muchas dudas. Por ejemplo, siempre mencionas eso de "No podemos porque no somos pareja".

—Eso es porque no lo somos.

—Pero ya nos estamos bañando juntos y además eres mi destinado. Creí que eso era ser pareja.

Buck rió nerviosamente, tratando de encontrar la manera de explicar la situación sin sentirse demasiado avergonzado.

—Bueno, es un poco más complicado que eso, Eddie. Ser pareja significa muchas cosas, no solo compartir un baño.

Eddie lo miró con una mezcla de curiosidad e incomprensión.

—¿Como qué cosas?

Buck pensó rápidamente, buscando un ejemplo que no lo hiciera sonrojar aún más.

—Como... salir juntos, conocer a los amigos del otro, tener citas.

Eddie frunció el ceño, el ya conocia a los amigos de buck, talvez luego debia hacer que el rubio conociera a sus amigos.

—¿Citas? ¿Como lo que hacemos cuando salimos a comprar comida y paseamos por el parque?

—Algo así, pero más... romántico.

Eddie sonrió ampliamente.

—Entonces ya hemos tenido citas. Estamos en una ahora mismo, en la bañera.

Buck se tapó la cara con las manos, intentando no reírse.

—Supongo que sí, pero normalmente una cita no incluye estar desnudos en una bañera.

—¡Ah! Eso explica por qué los humanos usan ropa en las citas. Tiene más sentido ahora —dijo Eddie con un tono de descubrimiento genuino.

Buck no pudo evitar reírse.

—Sí, eso lo explica.

Eddie lo miró con una chispa traviesa en los ojos.

—Entonces, ¿cuántas citas necesitamos para ser pareja oficialmente?

Buck se quedó pensando, dándose cuenta de que no tenía una respuesta concreta.

—No hay un número exacto. Depende de cómo nos sintamos y de cuándo estemos listos para dar ese paso.

—Bueno, entonces tendremos que tener muchas citas. ¿Qué te parece una cita de desayuno en la cama mañana?

Buck sonrió, sintiendo cómo sus nervios se desvanecían un poco.

—Eso suena bien.

Buck lo pensó; lo que decía el tritón era cierto. Ya habían hecho casi todo lo que una pareja hace. Bueno, casi todo, pero los puntos importantes ya los habían tocado: desde dormir juntos acurrucados, ver películas, compartir casa, salir al parque, tomarse de las manos y hablar de sus familias. Incluso se habían besado más de una vez. ¿Por qué aún no habían tocado el tema de su relación?

—Sabes, Eddie, tienes razón —dijo Buck.

Eddie asintió feliz, esperando con ansias lo que el rubio diría a continuación.

—No sé si sea buena idea decírtelo mientras nos bañamos, pero no puedo pensar en algo más romántico que esto... y no creo que te importe mucho lo romántico. —Buck comenzó a darle vueltas al tema. Se sentía nervioso; podía sentir sus manos sudorosas a pesar del agua.

—Continúa —dijo el tritón, animándolo. No quería interrumpir lo que Buck diría.

—Creo que deberíamos salir a una cita, una romántica.

—¿La propuesta del desayuno en la cama no cuenta?

—Bueno, sí cuenta, pero me refiero a algo más... como salir a algún lugar a cenar. Nunca has ido a un restaurante, ni a un parque de diversiones. Me gustaría mostrarte más de mi mundo. Podemos hacerlo en estos últimos días.

—¿Y habrá helado? —preguntó Eddie, esperanzado.

—De chocolate.

—¿Y besos...?

—No, besos no. Creo que lo mejor sería no besarnos en nuestra primera cita romántica oficial.

—Pero ya nos hemos besado antes.

—Sí, lo sé, pero si queremos hacer esto bien, no deberíamos besarnos hasta después de al menos tres citas.

Eddie frunció el ceño, pero una idea se le vino a la cabeza.

—¿Pero ahora sí puedo robarte un beso?

—No, no nos besaremos hasta que pasen las tres citas.

—Mi ojo me duele mucho, creo que no puedo ver muy bien.

—Está bien, uno último.

Buck tomó el rostro de Eddie y lo besó. Al sentir sus labios contra los suyos, pensó que sería un martirio no poder besar al tritón hasta después de las tres citas. Por un momento, consideró quitar esa regla que él mismo había impuesto.








...


¿Alguna propuesta para la primera cita?

Besos bañados de salDonde viven las historias. Descúbrelo ahora