Cita 2/3

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RISAS, DULCES Y AMOR.

—Te encantará, habrá chocolate por todos lados, y en la noche podremos ver los fuegos artificiales —dijo Buck con entusiasmo

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—Te encantará, habrá chocolate por todos lados, y en la noche podremos ver los fuegos artificiales —dijo Buck con entusiasmo.

Eddie sonrió, emocionado por lo que Buck le contaba. Observó a su alrededor con gesto curioso. El lugar era grande, similar a una feria, pero sin las estructuras gigantes como la montaña rusa. Solo había pequeños puestos, con humanos riendo, conversando y parándose en cada lugar que veían.

Los dos se perdieron entre los puestos llenos de chocolate y vino, probando muestras y riendo a carcajadas.

La atmósfera festiva del lugar se contagiaba a través de ellos mientras disfrutaban de la compañía mutua. Buck llevaba una bolsa para guardar todas las compras, y Eddie no podía evitar reír ante la forma entusiasta en que su compañero se emocionaba por cada nuevo hallazgo.

Cuando pasaron cerca de un grupo de gente, Buck instintivamente tomó la mano de Eddie, con una expresión de determinación en su rostro.

—No quiero perderte —dijo, aferrándose a la mano de Eddie—. Quédate a mi lado.

Eddie le sonrió, conmovido por la declaración. —Me quedaré a tu lado, toda la vida —respondió con solemnidad.

La seriedad de la respuesta de Eddie hizo que Buck soltara una carcajada espontánea, llamando la atención de algunas personas cercanas. 

Eddie se contagió de la risa del rubio observando cómo su rostro se tornaba rojo por la emoción, lo que provocó un cálido sentimiento en su interior.

Se quedaron allí, entre la multitud y el bullicio, disfrutando del momento compartido y de la conexión que había entre ellos.

 De repente, un hombre que pasaba por ahí cargando varias cajas tropezó y golpeó la espalda de Buck, provocando que el rubio quedara pegado al pecho del tritón. Eddie, sorprendido por la situación, rodeó instintivamente la cintura de Buck con sus brazos para evitar que cayera.

"Lo siento", se disculpó el hombre, visiblemente apenado por el percance.

"No importa", respondió Eddie con una sonrisa amable.

Mientras ayudaba a Buck a enderezarse, Eddie notó cómo el rubio lo miraba con gratitud y afecto. 

Con un destello travieso en los ojos, decidió aprovechar la situación y, con un movimiento rápido, inclinó la cabeza hacia adelante y capturó los labios de Buck en un beso tierno pero apasionado. El rubio se quedó momentáneamente atónito antes de rendirse al dulce gesto.

Buck se alejo con el rostro rojo, tomo aire y dijo:

"Lo dejare pasar por esta vez" y sin mas, retomaron su camino.

...

Las compras siguieron despues de eso.

—Este me gusta —decía Eddie, y Buck lo compraba sin inmutarse.

Besos bañados de salDonde viven las historias. Descúbrelo ahora