Mini cap

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—Escuche que iba a ver una feria de gastronomia con tematica de chocolate, pense que seria buena idea ir, después de todo amas el chocolate.- Dijo Buck mientras se afeitaba—. Eddie, ¿me escuchaste?

Al no recibir respuesta, salió del baño ya con la cara afeitada y miró por la habitación. Escuchó murmullos y allí estaba Eddie, sosteniendo la pecera de Buddy en sus manos mientras hablaba con el pez, cosa que le sorprendió a Buck.

—¿Puedes hablar con los peces? —preguntó Buck con una ceja levantada, recargándose en la pared con los brazos cruzados.

—No —respondió Eddie simplemente, pero continuó hablando con el pez. Buck frunció el ceño, sonriendo ante la escena y la respuesta.

—Entonces, ¿por qué le hablas?

—Solo quería hablarle.

—Pensé que, al ser un tritón, entenderías lo que dicen los peces —dijo Buck con una sonrisa. Eddie entonces dejó a Buddy en su lugar y se volteó a mirarlo. Buck no pudo evitar mirar el torso desnudo de Eddie; nunca se cansaría de verlo así.

—Ustedes le hablan a los perros y tampoco les entienden.

Buck asintió, convencido con la respuesta. El tritón tenía razón.

—Te decía... si querías ir hoy a una feria gastronomica, podria ser nuestra segunda cita. —Buck se acercó hacia Eddie a paso lento.

—Me gusta la idea, aunque nose que es eso.

—Te lo explicare luego.

Buck asintió feliz por la respuesta y se detuvo para ver a Eddie. El ojo aún le seguia morafo.

—¿Cómo es que no te despeinas? Siempre te ves tan guapo. Ya no eres ese vagabundo marino que conocí, ese que parecía sacado de una película de terror o algún manicomio —se burló Buck mientras despeinaba el cabello del tritón, quien se rió ante el comentario.

—Recuerdo que me aventaste un chocolate. Tienes suerte de que soy ágil —dijo Eddie, tomando de la muñeca al rubio y jalándolo hacia él.

—Eras ágil, pero te comías los chocolates con envoltura —recordó Buck, provocando un sonrojo de vergüenza en el tritón, quien lo soltó para volver a aventarse en la cama y tomar las sábanas, envolviéndose con estas.

—Oye, oye, no puedes seguir durmiendo, ya es media tarde —regañó el rubio y jaloneó la sábana, pero no logró quitársela; el tritón era terco.

—Solo cinco minutos más —murmuró Eddie con una voz perezosa.

Buck suspiró y decidió usar una táctica diferente, una técnica de manipulación que había aprendido viviendo con ese tritón berrinchudo.

 Se sentó en el borde de la cama y comenzó a desvestirse, cosa que llamó la atención del tritón.

—Supongo que como te vas a dormir, yo me voy a bañar solo.

La atención de Eddie estuvo de nuevo en el rubio, sacó su rostro de debajo de las sábanas para observar al rubio, quien se levantó solo con boxers para caminar hacia el baño.

—¡Espera! Yo también me quiero bañar.

—Pero te vas a dormir.

—No, ya no quiero dormir, quiero bañarme —Buck sonrió divertido por la actitud del tritón, quien se levantó para apresurarse a entrar al baño.

Justo antes de cruzar la puerta, Eddie tropezó con la esquina de la cama y cayó de bruces al suelo.

Buck soltó una carcajada.

—¡Eddie! ¿Estás bien?

Eddie se levantó rápidamente, con las mejillas sonrojadas y una sonrisa avergonzada.

—Sí, solo estoy demasiado emocionado por el baño —dijo, rascándose la cabeza.

Buck no pudo evitar reírse de nuevo, y le tendió una mano para ayudarlo a levantarse.

—Que suerte que seas agil —dijo Buck, todavía riendo.

—¡Estaba distraido! —protestó Eddie, inflando las mejillas.

—Claro, claro, mi vagabundo marino. Vamos, antes de que te hagas más daño —bromeó Buck, guiándolo con cuidado al baño.







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Besos bañados de salDonde viven las historias. Descúbrelo ahora