Yo decidí cambiar mi cola por unas piernas, por ti.
-¿Puedes hacer eso? -dijo escéptico el rubio.
Eddie asintió, sus ojos reflejaban una mezcla de tristeza y determinación mientras comenzaba a contar su historia.
-Yo tenía una familia enorme, ¿sabes? Tenía cien hermanas y cada mes una de ellas salía a la superficie como regalo por su mayoria de edad, pero ninguna regresaba.
-¡Woah, tus padres sí que no tenían televisión! -bromeó el rubio.
Eddie frunció el ceño, claramente sin entender la referencia.
-¿Tele... qué?
Buck rió, sacudiendo la cabeza.
-Olvídalo, es una cosa humana. Continúa, por favor.
La habitación parecía más oscura mientras Eddie hablaba, como si las sombras mismas se hicieran eco de su melancolía.
-Así que yo subí a la superficie a ver qué pasaba. Vi a romanos, griegos, indios, todos ellos enamorarse locamente de alguna de mis hermanas, y yo no podía entender por qué.
Solo veía cómo cambiaban su inmortalidad por un par de piernas y huían con cada hombre que encontraban.
Pero todas me decían que era por amor. Intenté salir como ellas lo hacían, veía cómo besaban al humano al que llamaban "Destinado" y emergían del agua con piernas nuevas -Eddie relataba con ojos nostálgicos, cada palabra cargada de recuerdos
-. Así pasé años, viendo a cada una de mis hermanas irse.
Buck lo escuchaba atento, notando cómo la mirada curiosa del tritón se transformaba en una triste.
-Un día, cuando solo quedábamos mi hermana mayor y yo, ella dijo: "Un beso puede darte piernas."
No entendía a qué se refería, pero el día que cumplió ciento cincuenta años, con canas y arrugas en su rostro, me observó con tristeza y dijo:
"Quiero que vayas a la superficie y encuentres eso que yo busqué por tanto tiempo, eso que te da piernas." Y sin más, cerró los ojos y se convirtió en... espuma de mar.
Buck tragó, sintiendo un nudo en la garganta y sus ojos se llenaron de lágrimas que intentaba disimular.
-Imaginé que se trataba de encontrar objetos humanos, pero al notar que eso no funcionaba, entendí que tal vez se trataba de besar humanos -Buck frunció el ceño mientras se limpiaba las lágrimas. Básicamente, lo que había leído aquella tarde era lo que Eddie narraba-. Y después de que me besaste pensé que tal vez eran tus besos, aunque luego entendí que no eran los besos.
Buck se aguanto el decir "Decidete"
-¿Qué era? -preguntó en su lugar, su voz quebrada por la emoción.
-El destino.
Buck estaba completamente conmovido por las palabras de Eddie, llenas de dolor y esperanza.
-Eddie, lo siento tanto -dijo, su voz apenas un susurro-. No sabía todo esto. No sabía cuánto habías perdido y sacrificado.
Eddie sonrió suavemente y se acercó al rubio, colocando una mano reconfortante en su hombro.
-Supongo que ahora nos depara un futuro incierto -concluyó el rubio, pensativo.
Eddie asintió y luego dijo:
-Un futuro incierto, juntos.
Buck lo vio algo sonrojado y asintió. Eddie se levantó de su asiento y se acercó al rubio, parándose frente a él. A lo que el rubio hizo lo mismo.
-Deberíamos dormir un rato más, estoy cansado -murmuró el tritón.
Buck iba a responder, pero fue levantado por dos brazos fuertes que lo cargaron hasta la habitación. Esta vez decidió no regañar a Eddie y solo disfrutar del momento. Aferró sus brazos al cuello de este, pensando en lo surrealista de su situación. ¿Quién lo diría? Solo había ido a vacacionar y ahora estaba enamorado de un ser mitad humano, mitad pez.
Eddie lo llevó con cuidado, aunque un poco torpemente, y lo tiró en la cama como un costal de papas.
-¡Oye! Ten cuidado, la mercancía es frágil -bromeó Buck, aún adolorido por el golpe de la noche anterior.
Eddie simplemente sonrió y se subió a la cama a gatas, quedando encima de Buck, quien le sonrió feliz de no tener que alejarse del tritón al menos por el momento.
De repente, se escuchó un crujido seguido de un ruido de algo cayendo. Ambos se giraron para ver la lámpara de la mesita de noche en el suelo, destrozada.
-Oh, genial, otra cosa rota -dijo Buck con una risa nerviosa-. Creo que estamos destinados a destruir cosas.
Eddie miró la lámpara con una mezcla de culpa y diversión.
-Tal vez es un signo de buena suerte en el mar -respondió Eddie, tratando de justificar el accidente.
Buck rodó los ojos, todavía sonriendo, y trató de levantarse, pero Eddie lo empujó suavemente hacia abajo.
-Deberíamos dormir un rato más, estoy cansado -murmuró el tritón.
Buck iba a responder, pero Eddie lo interrumpió con otro beso, uno suave y reconfortante. Esta vez, decidió no resistirse y simplemente disfrutar del momento, dejando que el cansancio y la cercanía lo arrastraran hacia el sueño.
Ambos se acomodaron en la cama, y mientras Buck cerraba los ojos, no pudo evitar pensar en cómo había cambiado su vida en tan poco tiempo. Entre risas y accidentes, había encontrado algo especial en Eddie, algo que estaba dispuesto a explorar sin importar cuán incierto fuera el futuro.
-Eddie... lo que te dije anoche, sobre que me gustabas -comenzó Buck, observando a Eddie.
-Sí, lo recuerdo -respondió Eddie, con una chispa en los ojos.
-Es cierto, me gustas, y sé que es inesperado o tal vez no sabes muy bien qué significa. Quizás yo no te guste, quiero aclarar eso, pero...
Antes de que pudiera terminar, Eddie lo besó nuevamente, esta vez con más ternura.
-Eres mi destino.
-¿Pero, eso es un sí o...?
-Me gustaste desde el primer día que te vi. La saliva solo era una excusa para besarte -dijo Eddie, con una sonrisa traviesa.
Buck quería reclamar por la mentira, pero otro beso lo detuvo. Esta vez, sin estar ebrio, pudo disfrutarlo completamente, saboreando cada momento con el tritón que había cambiado su vida de maneras que nunca hubiera imaginado.
...
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Besos bañados de sal
FanfictionEddie y buck en una aventura llena de besos bañados de sal. Todos los derechos reservados. Los personajes mencionados no son de mi propiedad, pertenecen a la serie "911".