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Llevaba casi dos semanas trabajando para el mayor y aún así no había conocido el Taesan que todos decían conocer. Su trato hacía el se mantenía intacto aunque lo que sí podía notar es que a veces era hostil con algunos de sus trabajadores, así como ese momento.

-Recuerdame ¿cuánto tiempo tienes trabajando para mí? -pregunto en un tono enojado que hizo que las pocas personas presentes se tensaran.

-Más de 2 años, señor Han -respondió Yunjin entre avergonzada y enojada.

-Exactamente -siguió Taesan -Entonces porqué sigues cometiendo tantos errores. Escuchame bien, Yunjin, el tener un nuevo empleado no te exime de tus responsabilidades, ¿está claro? Ahora vuelve a trabajar, no querrás dejarle todo a Leehan de nuevo.

Al escuchar su nombre, el castaño solo pudo bajar la cabeza y hacer como si estuviera ocupado. Yunjin llegó a su lado después y se dispusieron a trabajar sin hacer ningún comentario al respecto.

En realidad a Leehan no le interesaba saber que había ocurrido para que Taesan la reprendiera de esa forma ya que eso haría las cosas aún más incómodas.

El tiempo ese día pasaba lento, sentía que ya llevaba horas sentado frente a aquel escritorio hasta que se hizo la hora del almuerzo. Su jefe había adoptado una extraña costumbre de llevarlo ya fuese a almorzar o a cenar así que indeciso, se fue dirigiendo al área comun donde los trabajadores tenían sus minutos de descanso. Pero la voz que estaba esperando escuchar al fin llegó.

-Leehan, acompañame.

Sin más que decir y con las miradas de todos sobre el nuevamente, el mencionado fue hasta donde su jefe para así acompañarlo, estaba ansioso de ver el lugar a donde lo llevaría aquella vez.

-¿A donde te gustaría ir hoy? -preguntó una vez que estuvieron en el auto.

-No lo se -respondió el castaño -Estaré bien con lo que ust- tu decidas.

-Bien, entonces confía en mi.

-Siempre lo hago.

Se miraban con sonrisas satisfechas, ya ambos acostumbrados a esa rutina que deseaban que no se rompiera jamás.

Se sorprendieron al llegar al lugar y ver que estaban algunos paparazzi esperándolos fuera de este. Por obvias razones, el castaño se sintió algo avergonzado, cosa que el mayor notó rápidamente y tomó su mano aún estando en el auto, recibiendo la atención de Leehan.

-No te preocupes, lindo -dijo -Estas cosas suelen pasar pero no son impedimento para nadie, ¿ok?

-Ok -contestó algo más animado con una sonrisa que pronto fue devuelta por Taesan, quien al ver lo lindo que se veía su acompañante tocó la punta de su nariz y dejó un pequeño beso en su mejilla para luego salir del auto.

El castaño tocó el lugar donde el beso había sido dejado, sonriendo como un tonto y volvió a la realidad cuando su jefe abrió su puerta para que saliera, cosa que hizo y entraron al establecimiento, por alguna razón, tomados de la mano.

Una vez dentro, luego de pedir la comida, Taesan continuó siendo coqueto y Leehan continuó ruborizandose cada vez más. El pelinegro era cada vez menos discreto y el menor no podía estar más feliz con eso.

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𝘭𝘰𝘷𝘦 𝘮𝘦 𝘰𝘳 𝘭𝘦𝘢𝘷𝘦 𝘮𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora