4. Cuando luna asoma

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Me encuentro con Isabella a la hora acordada, el sol se pone y la luna se asoma. La elfa me guía hasta un árbol en una parte del bosque alejada del clan.

-Aquí es el primer punto en el que la luna da su luz, aquí empieza la magia -dice ella.

Yo le pregunto a Isabella por qué siempre tiene tan presente la luna y me explica que la diosa del clan es la luna. Son muy devotos.

-La luna es el principio y el final. Nuestra madre y protectora -explica. -Mira, ya está luna casi en su punto de esplendor.

Un par de segundos después la luna se coloca en el punto más alto del cielo, luego empiezan lo extraordinario. Se ve como un rayo de luz de luna atraviesa el cielo y aterriza en la copa del árbol. De repente, el tronco cambia de color a un azul eléctrico y su hojas, alargadas que caen como cascadas, se comienzan a moverse con el viento, se tornan de un color rosa de diferentes tonalidades, es como si fuera magia.

Luego de que el árbol se transforme, el bosque también lo hace. Todas las plantas y vegetación cambian a colores exóticos y patrones llamativos. Hasta los animales parecen más coloridos y con más brillo. Es el mejor espectáculo de luces que he visto nunca. Isabella me observa con una sonrisa mientras admiro todo como una niña pequeña, contenta de que vea la belleza de su hogar.

-Toma -dice cuando me da una flor violeta con destellos blancos. -Brilla como tus ojos en este momento, bienvenida al verdadero bosque de Findia, Kiara.

La flor ilumina mi pelo negro y, de algún modo, también mi sonrisa.

La elfa me da la mano y recorremos el bosque. Me enseña cada uno de los rincones, no hay nada que no veamos. Somos dos crías en un mundo de fantasía. Cada una de las cosas que veo me deja más asombrada que la anterior. No me puedo creer que los humanos le hayamos tenido miedo tanto tiempo a algo tan hermoso.

~

Pasa el tiempo y la noche se va acabando, queda poco para la salida del sol. Isabella va a irse cuando le digo.

-Isabella, gracias.

-¿Gracias por qué?

-Por ser así de buena, vales mucho.

Isabella hace como que se limpia las lágrimas y me da un abrazo. Cuando me suelta me mira la mano.

-¿Qué es eso? -pregunta asustada.

Yo me explico todo el tema de los ungüentos que hacía antes y que probablemente me la habría hecho manipulando alguna sustancia tóxica o algo. Ella me observa con temor.

-Póntela y cúbrete eso -dice dandome un brazalete de oro y colocandolo encima de la marca. -No dejes que nadie la vea, ni sepa sobre ella.

-¿Qué pasa? ¿Es algo malo? -pregunto.

-No te lo puedo decir, al menos no ahora, pero hazme caso, ocúltala.

Yo asiento confusa y ajusto el brazalete. Isabella se despide y me deja sola, pensando. ¿Qué significará esa cicatriz? Tendré que averiguarlo por mi cuenta. Mientras pienso cómo puedo investigar la cicatriz voy atravesando el bosque para llegar otra vez al clan.

Oigo un ruido, como un sollozo, luego aumentan hasta convertirse en un llanto constante. Me acerco hasta la zona en la que lo he escuchado. Veo de lejos a un chico, se me hace similar así que me acerco. Voy, pero el problema es que esta en una especie de claro. Hay árboles, pero no arbustos en los que esconderse.

Decido arriesgarme y trepó un árbol. Intento ser lo más silenciosa que puedo, no lo consigo, se me hace imposible fundirme con el silencio del bosque.

Mi verdadero yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora