"Mi gran amigo"
[Hace tres semanas; Rumbo al Reclusorio Sur, Ciudad de México]
Yuji seguía obsesivamente revisando su celular, aunque los mensajes no salían en el Whats lo seguía intentando. No sabía si Megumi lo había escuchado en los cruceros o no. Por andar angustiado ni había tocado las hamburguesas que se compraron en el semáforo y el guerito se la chingó.
Después de un buen rato manejando para quién sabe dónde, su papá, Santiago andaba buscando estacionamiento en frente de algún edificio.
Entonces su primo se animó a preguntar: "Tío, ¿Qué hacemos frente a la penitencial?"
Santiago se curó, "Ya te dije, mijo. Los saqué de la casa a que tomen aire fresco, y de paso vine a hacerle un favor a un amigo." con eso dio el giro en U y quedaron estacionados en frente.
Yuta andaba confundido, a los otros dos pasajeros les valía madres. Conociendo a su tío, andaba arrojando que su amigo fuera un policía del reclusorio y no un preso. Cosa que rápido confirmó, cuando su tío abrió la puerta del auto, se bajó y empezó a agitar la mano llamando a alguien.
Casi se le salen los ojos para afuera y se le meten moscas en la boca ante tal impresión de ver aquel espécimen de chacal, altote, mamado, con brazos de albañil y más chichón que cualquier vieja que tuviera el gusto de conocer.
Yuta se preguntó si se pondría tan triple papi como ese chacal si dejaba de hacerle a sus tecitos relajantes. Y de pronto, una alarma le sonó en la cabeza, giró la cara para ver a su chaparrito. Un chiflido bien fuerte sonó en cuanto volteó, y lo atrapó infraganti con la hamburguesa del crucero tirada en el piso del carro y los dedos entre los labios. De inmediato, el pelinegro arrugó el rostro y se encogió de hombros del coraje. Seguro así se sentía su tío Sergio a diario.
"Yuji, rápido pásate para atrás." El joven recién levantó la mirada del teléfono.
"¿Yo por qué?" Se quejó el adolescente con actitud rebelde.
"Échate para atrás, hijo. ¿No ves que estás en el asiento VIP?"
Gojo levantó la mirada con emoción y una sonrisa amplia, esa emoción que ya con su papá se había perdido hace buen rato.
Yuji arrugó la cara por eso y susurró reclamó enfurruñado
"Santi, ya sabes que no puedes andar subiendo gente al asiento de adelante porque como mi papá te encuentre otro pelo que no sea suyo, te va a torcer—"
Pero pero el joven se pausó en seco, miró discretamente al hombre. Su apariencia lo tomó por sorpresa: En su búsqueda por descubrir si le gustaban mayores o solo era la labia de Don Sukuna, se dio el tiempo de realizar búsquedas muy informativas.
El problema era que el muy pendejo no sabía cómo buscar material investigativo, limitándose a papás de azúcar y viejos chichones. Con la boca entreabierta, Yuji, por algún motivo, sentía que lo reconocía de la segunda búsqueda.
¿Sería verdad que los maduritos calientes estaban a 4km de distancia?
De cualquier forma, le dio vergüenza, y Yuji se voló para el asiento de atrás como un chihuahua al que le acaban de pegar una putiza.
Su padrastro se bajó del carro para saludar al extraño.
"Qué onda mi chacalito, ¿No te la hicieron de a pedo los guardias cuando te soltaron?" Gojo le habla con un tono cariñoso, le agarra una nalgada y le guiña el ojo.
"Qué te pasa pendejo." El chacal le pasa un brazo por la nuca, abrazándolo por el cuello. "¿Cómo que agarrón sin beso? ¿Ya te dominó el nacofresa de tu viejo?"
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A MÍ NO ME IMPORTA QUE USTED SEA MAYOR QUE YO
FanfictionTener dinero no es sinónimo de tener la vida comprada, Yuji, a su edad lo comprende de alguna manera. Una mala rutina y la falta de atención por parte de tus cuidadores y tu crush pueden enviar a un niño a los peores lugares, está es una historia d...