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El Hotel Hazbin bulle de actividad mientras sus peculiares residentes se embarcan en sus tareas diarias. Charlie, la princesa del infierno y líder del proyecto de redención, revolotea por el lugar con su entusiasmo contagioso, reuniendo a las parejas para un ejercicio de unión.

-¡Ahora, con nuestras parejas de los ejercicios diarios, nos abrazaremos y nos diremos tres cumplidos!- exclamó Charlie, su voz rebosante de emoción mientras estrechaba a Vaggie en un cálido abrazo. -Eres admirable, Vaggie. Tu sonrisa ilumina mi vida y eres una persona de gran determinación. Me encanta tu coraje y determinación, ¿ya dije determinación?- agregó pensativa y depositó un tierno beso en su mejilla.

-¿Eso no fueron tres cumplidos cariño?- preguntó Vaggie sonrojada mientras no dejaba de abrazar a Charlie.

-¡Y hay muchos más!- dijo Charlie abrazando a su novia. -¿Ya te dije que me gusta tu determinación?-

Vaggie, conmovida por las palabras de Charlie, correspondió al abrazo y habló: -Charlie, eres una persona increíblemente optimista a pesar de ser la princesa del infierno. Eres amable, leal y... te amo- dijo, con una sonrisa radiante que iluminó su rostro.

Las demás parejas observaban la escena con atención, algunos con sonrisas pícaras y otros con expresiones más neutrales. Entre ellos se encontraban Lucifer, el imponente rey del infierno, y Alastor, el carismático demonio de la radio, cuya presencia emanaba una energía electrizante.

-¡Ahora les toca a ustedes!- exclamó Charlie, señalando a Angel y Husk, quienes se sonrojaron ante la orden.

-¡Para ti es fácil, Charlie! ¡Tu compañera es Vaggie y ambas son novias! - refunfuñó Angel, visiblemente nervioso.

Vaggie, con su lanza angelical en mano, intervino para calmar la situación: - ¡Abrácense ahora mismo!- ordenó con firmeza.

Angel y Husk, acorralados por la mirada severa de Vaggie y la presencia intimidante de la lanza, se vieron obligados a obedecer. Se abrazaron torpemente, sintiendo la incomodidad de la cercanía física.

-Ahora díganse un cumplido pidió Charlie emocionada. Sabía que Angel y Husk tenían sentimientos por el otro.

-Angel... durante todo este tiempo, has demostrado ser alguien amable, con un gran corazón- murmuró Husk, sonrojado por la cercanía. - Y eres... mi mejor amigo- agregó, con un tono de voz apenas audible.

Angel, conmovido por las palabras de Husk tosió para disimular su emoción y respondió: - Pues... tú eres un gran oyente, defiendes a quienes quieres y... también eres mi mejor amigo- confesó, con un ligero rubor en sus mejillas.

Charlie, satisfecha con el progreso de las parejas, dirigió su atención hacia su padre, Lucifer, quien se encontraba inquieto y nervioso.

-¿Pasó algo, papá?- preguntó Charlie con preocupación genuina.

-Hija... ¿Tengo que hacer esto con Alastor?- inquirió Lucifer, con un deje de asco en su voz.

-Sí, papá- respondió Charlie con firmeza. -Luego pasaremos al siguiente ejercicio y nos tomaremos un descanso-

-¿Puedo saltarme... esto manzanita?- suplicó Lucifer, desesperado por evitar la interacción con Alastor.

Charlie lo miró con una mezcla de sorpresa y tristeza. 

Lucifer, al notar su mirada, se apresuró a retractarse: - ¡No te preocupes, cariño! Lo haré, ¿si?- aseguró, observando de reojo cómo Cherri y Niffty ya habían completado su ejercicio.

Lucifer y Alastor se pararon frente a frente al instante, sin mirarse a los ojos. La tensión era palpable en el aire. Abrieron los brazos al mismo tiempo y un abrazo incómodo los unió.

Las trampas del corazón - RadioappleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora