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HeroPasado. 24 días para la boda.
Reid quería llevarme a cenar a un restaurante bastante conocido de la ciudad esta noche, sacarme de las cuatro paredes de la mansión, enseñarme la ciudad, la playa de Miami y... presentarme a una chica esta noche. Al parecer era alguien muy especial para él, alguien que llevaba conociendo mucho tiempo, alguien que después de todos esos viajes nunca ha podido olvidar ni suplantar por otra chica. Nunca me había hablado de ella hasta ese momento y no pude evitar preguntarle el porqué. Su respuesta fue sencilla, no estaba listo para ello. Ni siquiera lo estaba en ese momento, pero pensó que podría ser una buena amiga para mí en estas semanas y que podía hacerme pensar en otra cosa.
Estuvimos de paseos por la ciudad toda la mañana, comimos en la playa, nos bañamos en el mar, cogí algo de color bajo los rayos del sol y bailamos y disfrutamos como nunca en un club coctelero.
Para cuando empezó a anochecer regresamos a la mansión para arreglarnos para la cena en ese restaurante.
—¿Cómo debo vestirme? —le pregunté para saber de qué tipo era el restaurante. Si debía ir más elegante, o algo más normal.
Me hermano me miró y me besó la frente antes de dar un paso atrás.
—Puedes vestirte como tú quieres, Hero. No te voy a obligar a vestirte como todos ellos, porque tú y yo sabemos que no eres como ellos.
Sonreí y asentí antes de separarnos para ir cada uno por un pasillo de la mansión. Nuestras habitaciones estaban cada una en una punta así que esta vez no podría correr a su habitación por la noche cuando tuviera una pesadilla como hacía cuando era pequeña.
Cuando entré a mi habitación lo primero que hice fue abrir el armario para decidir qué ponerme. Al principio no estuve segura de qué escoger hasta que me decanté por un vestido midi de color beige, con tirantes finos que se ajustaban delicadamente a mis hombros. La tela se ceñía suavemente a mi figura, marcando sutilmente mi cintura con un diseño que recordaba a un corpiño, resaltando mis curvas de manera elegante. La falda fluía con gracia alrededor de mis piernas, llegando hasta la altura de las pantorrillas con una caída fluida y ligera. Fue un regalo de mi madre en mi cumpleaños anterior.
Me bañé deprisa y me hice un moño bajo con el pelo bien repeinado hacia atrás. Luego me maquillé relativamente poco y me puse el vestido y unos tacones sencillos del mismo color que el bolso. Cuando estuve lista, salí de la habitación y me encontré con Reid al pie de la escalera. Había elegido ponerse unos pantalones vaqueros y una camisa blanca que le sentaba maravillosamente bien. También se había peinado y podía apostar lo que fuera, que sus tres toques de colonia no se les había olvidado. Él se giró y cuando me repasó con la mirada, me sonrió. Me sonrió con ese amor familiar y risueño con el que siempre lograba alcanzar mi corazón.
Mi corazón. Mi tonto corazón que acabó deteniéndose cuando la puerta de la entrada que se encontraba tras él se abrió dando paso a Michael. Nuestros ojos se conectaron y sentí esa milésima de segundo en la que nuestros movimientos se ralentizaron. No llevaba puesto un traje esta vez, sino unos pantalones de vestir de color del vino tinto con una camisa azul marino. También un cinturón negro a conjunto de sus zapatos. Y no pude evitar pensar que estaba arrebatador.
Pero en ese momento, un recuerdo me azotó la cabeza, unos ojos. Los ojos de Jaden. Su risa. Sus besos. Su forma de tocarme. Parpadeé alejando el recuerdo y continué bajando las escaleras.
—Estás preciosa —mi hermano me acarició la mejilla y le sonreí, deslizando mi mirada hacia Michael, quien no apartaba sus ojos de nosotros, de mí.
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Ni un beso más de ti [#2] ©
RomanceSoy Hero, pero eso ya lo sabréis. He regresado para enfrentarme a una realidad más dolorosa de lo que jamás imaginé. Descubrir lo que le sucedió a Jaden me sumerge en un limbo de emociones catastróficas que amenazan con destrozarme por completo. ¿Qu...