🌼PRÓLOGO 🌼

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Antes de comenzar, florecillas. Solo quiero avisaros de que voy a subir el prólogo únicamente como regalo de año nuevo. No sé cuándo comenzaré a subir los capítulos, pero si sois pacientes se os hará relativamente corto.

Así que feliz año a todos.

Videomedia, podía explicar cómo se siente Hero en estos momentos.

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HERO

Se vino abajo todo mi mundo nada más que escuché esas palabras. Por un momento lo vi todo oscuro y luego sentí unos brazos a mi alrededor, y la voz de mi hermano hablándome. Sé que me quitó el teléfono pero ya no me acuerdo de nada más.
Creo que ese fue el instante en el que perdí las riendas de mi propia vida, el momento en el que lo perdí a él, lo perdí todo.

Todo el camino hacia el hospital me la pasé en silencio, con lágrimas corriendo por mis mejillas, mientras mi hermano me apretaba contra su costado y yo me acariciaba el vientre. Tenía miedo, porque el dolor que sentía era tan grande que apenas podía respirar.

—Tranquila, verás como todo está bien. —intentó consolarme mi hermano, pero para mí nada servía. Tenía la oscura sensación de que nada iba a ir bien.

Tenía unas ganas tremendas de estar con mi madre, acurrucada contra su pecho y llorar, pero también tenía ganas de gritarle y preguntarle el motivo por el cual me había ocultado aquello. Por qué todos me lo habían ocultado.

En el hospital, entré sola a la consulta del doctor. No quería a nadie a mi lado en ese momento. No te cierres fue lo que me dijo Reid, algo inevitable conociéndome. Me mandaron una analítica, me sacaron sangre al momento y una muestra de orina. Al poco tiempo me derivaron a ginecología y caminé asustada por los blancos y silenciosos pasillos del hospital hasta llegar a la consulta que me habían asignado.

—Por favor, toma asiento. —una mujer no mucho mayor que yo, con el pelo largo sujeto en una coleta alta y unas gafas de pasta a juego con su bata blanca se encontraba al otro lado del escritorio mirando la pantalla—. Dime, ¿qué ha pasado?

Me miró y una lágrima silenciosa cayó por mi mejilla.

—Estoy embarazada, y anoche comenzó a dolerme muchísimo el abdomen y cuando fui al baño estaba sangrando. Sangraba mucho. Y me dolía mucho. Había mucha sangre en el inodoro y...

—¿De cuánto tiempo estás? —me interrumpió mientras miraba unos papeles encima de su escritorio, imagino que la analítica que me habían hecho hace rato.

—No lo sé. Me hice la prueba hace una semana.

Una semana. Una semana que me la había pasado encerrada, llorando y sin apenas comer tras la noticia de... no podía ni quería pensarlo, aunque era inevitable que no se me apareciese la cara de él.

—Está bien. Vamos a echarte un vistazo —la enfermera auxiliar que estaba a su lado se levantó y me instó a que me desnudara de cintura para abajo y me subiera a la camilla. La ginecóloga me habló desde su escritorio—. Será algo rápido y no te dolerá. ¿Has estado haciendo algún deporte o te has esforzado en el trabajo o...?

La miré desde lo alto de la camilla, con las piernas elevadas y abiertas frente a la ginecóloga, mientras ella se ponía unos guantes y me enfocaba mis partes con una lámpara.

—No. —apreté los labios y se me escapó un sollozo—. Es... es que mi novio ha tenido un accidente con su moto y ha...

No podía decirlo. Si lo decía en voz alta significaba que era real, que había muerto de verdad, que ya no estaba conmigo.

Ambas mujeres se quedaron mirándome y noté la pena en sus caras. Sé que ellas lo entendieron aunque no les hubiese dicho nada.

—No pasa nada. Tranquila. Venga, respira y relájate.

Vi que la auxiliar juntaba un líquido espeso sobre una sonda vaginal, una cosa alargada parecida a un pene que, según me explicó la ginecóloga, te insertan en la vagina para tener imágenes más detalladas del interior del útero. Luego hizo eso exactamente y comenzó a mirar la ecografía de mi interior en una pantalla. Comenzó a mirar hacia un lado, el ovario derecho, y luego hacia otro lado, y su cara no mostraba absolutamente nada. Sus cejas se mantenían cerca todo el rato con el ceño fruncido pero no decía nada más.

La ginecóloga no me miró, y suspiró antes de sacar la sonda, quitarse los guantes y levantarse del asiento.

—Ya puedes vestirte.

Tragué saliva e inspiré lentamente antes de hacer lo que me pedía. La auxiliar me dejó un papel para limpiarme el gel de mis partes y seguidamente continué vistiéndome. Me senté de nuevo en una silla frente a ambas mujeres, mientras la ginecóloga observaba y escribía algo en su ordenador. Pasado unos minutos, puso ambas manos frente a ella y entrelazó los dedos.

—Veras, Hero. Comprendo que estás pasando por un momento extremadamente difícil, y quiero enfatizar que el sangrado que has experimentado puede estar relacionado con la intensidad de las emociones y el estrés que has experimentado tras la reciente pérdida de tu novio —mi labio comenzó a temblar, las lágrimas se agolparon en mis ojos y desvié la mirada—. El cuerpo puede reaccionar de manera inusual a situaciones emocionales extremas.

Me sequé las lágrimas de los ojos, preparándome para lo que venía. No quería escucharlo, porque sabía que me derrumbaría allí mismo.

—Es importante que sepas que no estás sola en esto. Las personas que atraviesan situaciones de duelo, ansiedad y depresión a menudo experimentan reacciones físicas a estas emociones. Ahora, lo más importante es tu bienestar emocional —bajé la mirada sin poder parar las lágrimas que se derramaban por mis mejillas—. Te recomendaría buscar apoyo psicológico y emocional para ayudarte a afrontar este difícil momento. Terapias y el apoyo de un profesional pueden ser muy beneficiosos.

—Por favor, doctora. Dígamelo ya.

Con una pausa, la ginecóloga suspiró apenada.

—Después de una evaluación, puedo decirte con pesar que has experimentado un aborto espontáneo. Esto puede deberse a las condiciones emocionales que has estado atravesando. Lamento profundamente que tengas que enfrentar esta pérdida adicional.

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Quiero explicaros el motivo por el cual Hero a perdido el bebé. La vida en realidad no es color rosa, más bien es blanco o negro. Hay muchísimas mujeres que pierden a sus bebés a causa de esas emociones; ansiedad, estrés, depresion, emociones fuertes que el cuerpo hace que rechace el feto. Sé que algunas os sentiréis mal porque queríais ese bebé mini Jaden, pero quiero hacer la historia lo más fiel posible a la realidad.

También me dolió.

También me dolió

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Ni un beso más de ti [#2] © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora