🌼CAPÍTULO 8🌼

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LUCÍA

Sentí que podía respirar cuando Jaden dio el golpe final, el golpe que le hacía vencedor, el golpe que lo dejaba fuera de todo.
Todos corrieron hacia Jaden, me aparté entre el gentío haciéndome paso hacia mi mejor amigo. Los ví a todos arrojándose a sus brazos, Jaden estaba a tope de adrenalina y... nunca lo había visto tan seguro de sí mismo. Yo nunca había dudado de él. Sabía que iba a partirle la cara a ese gilipollas, pero...

Marta se lanzó a sus brazos y comenzó a besarle. Mi cabeza entonces esa imagen la rechazó por completo. No, no, no. Jaden, no. Me giré hacia donde estaba mi amiga pero con toda la cantidad de gente que había rodeándonos era imposible. Me salí a empujones, con fuerza.

—¡Hero!

Al salir del gentío, me encontré a Reid mirando hacia todos los lados.

—¡Hero! —Volvió a gritar. Me acerqué a él con la respiración acelerada.

—¡Reid! —le agarré del brazo y me miró. En su mirada vi el puro terror—¿Dónde está?

—Joder, no lo sé. Me soltaron cuando ganó pero cuando conseguí llegar hasta aquí ya no estaba.

—Vamos a mi casa. Puede que haya ido a por sus cosas.

Asintió y nos dimos la vuelta para bordear el edificio, al mirar hacia atrás pude darme cuenta de que el Choca y su perrito faldero no estaban allí. Tampoco me había dado cuenta cuando se habían marchado con la emoción de correr hacia Jaden. Miré hacia el círculo, hacia mis amigos rodeando a Jaden, hacia el brazo de Jaden sobre los hombros de Marta, hacia las miradas de desprecio que le lanzaba Álvaro a la chica. Todos sabíamos cómo había acabado la historia entre ellos dos, y volver a verlos así... sin embargo nadie podía decirle nada, yo no pude decirle nada.

Reid y yo corrimos escaleras arriba hacia mi casa, la puerta seguía abierta pero en su interior ya no había demasiada gente, aunque unos pocos ocupaban todo el salón. Seguí a Reid hasta que yo tomé el camino de mi habitación. Al abrir la puerta, su chaqueta y su bolso seguían justo donde yo los había dejado. Palidecí un poco. Reid se asomó y entró a mi habitación. Su altura y anchura a los pies de mi cama hizo que me gustara la imagen que estaba contemplando. Dejé que mi cabeza dejara de pensar en Hero, en Álvaro y en Tommy, y solo lo vi a él. Se me secó la garganta, y sacudí esos pensamientos que estaban empezando a llegar a través de mi retina. Pensamientos que era mejor no mencionar.

—¿Es su bolso?

Asentí y él lo cogió.

—¿Dónde ha podido ir? —pregunté.

Reid me miró. Ahora en sus ojos el terror había pasado a ser frialdad, furia pura y dura.

—¿Crees que mi hermana iría a alguna parte sin mí? —rugió. Se acercó a lentamente hasta donde estaba yo con el bolso entre sus dedos—. ¿Crees que se iría dejando todo esto aquí? ¿Sin decir ni una palabra?

—Puede que... —tragué saliva. Me sentía cohibida por la ira de sus ojos—. Puede que haya visto a Marta besando a su novio y...

—Ese puto imbécil no es el novio de mi hermana. —rugió.

Fruncí el ceño, anonadada.

—¿De qué vas? —le encaré, porque nadie insultaba a mi mejor amigo, no si yo estaba delante.

—¿De qué voy? ¿Qué clase de novio dice lo que él ha dicho antes de la pelea?

Contuve la respiración y me quedé sin palabras. En realidad, Jaden ahí se pasó. No debería haber dicho aquello, y por la mirada en el rostro de Reid, me alegraba de que no hubiera visto lo que Choca le hizo después a su hermana.

Ni un beso más de ti [#2] © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora