🌼
HERO10 días para la boda. Pasado.
Quedaban diez días para la boda y la casa de mi padre se había transformado en un torbellino de actividad. Cada rincón estaba repleto de objetos relacionados con la ceremonia: catálogos de flores esparcidos sobre la mesa del comedor, muestras de decoraciones colgando de las sillas, y pilas de invitaciones listas para ser enviadas.
El salón rebosaba de una energía frenética mientras los organizadores trabajaban sin descanso para asegurarse de que todo estuviera perfecto para el gran día. Era evidente que el nerviosismo se apoderaba de todos, y la atmósfera estaba cargada de ansiedad y estrés.Ximena estaba atacada, quería que todo saliera perfecto, pero eso la había arrastrado por un camino de estrés constante. Mi padre, viendo su agitación, la había convencido de que necesitaba un descanso, así que la sacó de la casa y me dejó a mí a cargo de todo. De repente, me encontraba al frente de una tarea monumental: asegurarme de que cada detalle estuviera en su lugar para el día de la boda. Pero me parecía bien porque no tenía absolutamente nada que hacer y esto me ayudaba a despejar la mente.
A la hora del almuerzo, los organizadores se fueron dejándome la mansión para mí sola. Reid también había decidido marcharse con Lily y aprovechar las últimas dos semanas que nos quedaban en Miami. Él me acompañaría de vuelta a España y luego se marcharía a Edimburgo para hacer lo que sea que hiciera cada vez que viajaba por el mundo.
Comí algo mientras organizaba las invitaciones a la espera de que llegara el mensajero a recoger las cartas para enviarlas a sus respectivos dueños. El chico del correo llegó puntual y le entregué una caja profunda y a rebosar de casi quinientas invitaciones.
—Las he organizado por orden alfabético para que sea mucho más fácil distribuirlas. —le expliqué mientras le dejaba la caja en las manos. Pude ver que el chico del correo abría los ojos desmesuradamente al recibir el peso de la caja y la metía en el maletero de su furgoneta.
Suspiré y me guardé un mechón de cabello tras la oreja cuando me percaté de que el coche de Michael entraba a la finca y aparcaba justo detrás de la furgoneta. El chico regresó hasta mí con una carpeta y un papel encima que debía de firmar. Evité hacer contacto con Michael bajándose del coche y acercándose a nosotros.
—Espero que os pueda servir para que acelere el proceso de envío. —dije mientras firmaba en la zona donde me señalaba.
—No se preocupe, señorita Cavanaugh, mañana por la mañana tendrá las cartas de su boda entregadas antes del mediodía. —soltó justo en el momento en el que Michael en toda su gloria llegaba a nosotros y, por supuesto, que lo oyó. Quise decirle que no era mi boda pero habló antes que yo—. Qué tenga un buen día.
—Gracias, igualmente. —respondí mientras se alejaba hacia su furgoneta.
—¿Te casas, Reina?
Lo fulminé con la mirada y le di un pequeño empujón. Hoy no llevaba un traje, más bien iba bien vestido. Demasiado bien.
—En eso estoy pensando yo, en casarme —le respondí irónicamente mientras volvía al interior de la casa.
Michael me siguió hasta la cocina, donde la mayoría de jarrones para la ceremonia estaban apoyados sobre la encimera no dejando hueco para ni siquiera hacer de comer.
—¿Qué ha pasado aquí? —preguntó Michael con el ceño fruncido—. ¿Mi hermana se a acabado volviendo loca al final?
—Yo creo que sí. Y es por eso por lo que no me casaré. ¿Quién desea pasar por este infierno para casarse?
ESTÁS LEYENDO
Ni un beso más de ti [#2] ©
RomanceSoy Hero, pero eso ya lo sabréis. He regresado para enfrentarme a una realidad más dolorosa de lo que jamás imaginé. Descubrir lo que le sucedió a Jaden me sumerge en un limbo de emociones catastróficas que amenazan con destrozarme por completo. ¿Qu...