Mi madre estaba al otro lado del teléfono dandome la tabarra con que cuando volvería a Madrid para visitarlos, que llevaba casi dos meses sin pasar de casa.
No era mentira, llevaba mucho tiempo fuera de España, y tampoco es que tuviera alguna intención de regresar, al menos no por ahora. Con el tiempo, Madrid se había convertido en un lugar del que quería alejarme.
Sus palabras me recordaban todo lo que dejé allí: las presiones familiares, las expectativas, las responsabilidades. Todo eso era parte de mi antigua vida, una vida que estaba decidido a dejar atrás en busca de algo más emocionante, más liberador. Y hasta ahora, cada día fuera de Madrid me acercaba un poco más a ese objetivo.
Mientras ella sigue hablando, hago mi maleta para el próximo destino: Bakú. Dos semanas más de carreras, sudor y champagne. No es que me queje, pero empacar siempre me pone de mal humor.
Red Bull se está siendo fuerte este año, más que el anterior, y necesito asegurarme de que Ferrari esté en la cima donde pertenece. Pero en este momento, todo lo que quiero es una cama cómoda y un whisky decente. No pediría mucho, ¿verdad?
Justo cuando estoy a punto de cerrar la maleta, unos golpes en la puerta me sacan de mis pensamientos. Levanto una ceja con curiosidad. ¿Quién podría ser a estas horas de la mañana?
Me acerco a la puerta y la abro de golpe. Pero en lugar de un empleado del hotel me encuentro con un tipo alto y fornido, con una mirada seria en sus ojos.
—¿Puedo ayudarte?
Él me mira con intensidad antes de hablar, y su voz ronca me hace pensar que no está aquí para charlar sobre el clima.
—¿Eres Carlos? —pregunta, y asiento con cautela.
—Sí, soy yo.
Me mira durante un momento, como si estuviera evaluándome, antes de hablar de nuevo.
—Tengo un mensaje para ti —dice finalmente, sacando un sobre de su bolsillo y entregándomelo—. De la Princesa Alessandra.
Mis cejas se levantan ante la mención de su nombre. ¿Qué quiere de mí? Abro el sobre y leo rápidamente el contenido, tratando de ocultar mi sorpresa.
"Nos vemos esta noche en la fiesta del palacio."
Una sonrisa pícara se forma en mis labios mientras releo el mensaje. Parece que mi vuelo a Bakú tendrá que esperar un día más. Pero sinceramente, ¿a quién le importa? Tengo una fiesta real que no pienso perderme por nada en el mundo.
El hombre se marcha y cierro la puerta al instante. Dejo la nota en una mesa y me quedo allí por un momento, dejando que la realidad de la situación se asiente en mi mente. Alessandra quiere verme.
Termino de guardar mis cosas en la maleta, con la cabeza llena de pensamientos sobre lo que podría pasar esta noche. Una sonrisa se forma en mis labios mientras me imagino las posibilidades.
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THE ROYAL HURRICANE - CARLOS SAINZ
FanfictionEn la calma de mi vida, llegó un huracán. No fue uno de esos que anuncian con alertas meteorológicas o que se forman en el horizonte lejano. No. Este huracán se gestó en la quietud de mi rutina, irrumpiendo con la fuerza de un vendaval en mi corazón...