Un deseo auténtico.

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>La verdad es que nadie me envió –retiró su capucha–. Mi nombre es Oyuki, tanto el de mi avatar, como pueden ver, como mi nombre real. Soy la creadora de Eternaj drakoj.

>¡¿Qué?! ¿En serio? –¿Qué se suponía que debía pensar Sinon ante tal revelación–

>Sí, es verdad. Y ahora que estoy frente a este ser, venido de alguna otra dimensión, no sé cómo actuar –Link alzó un poco las cejas–

>¿Cómo que no sabes cómo actuar? Enviaste a algunas personas para que le atacasen –La asesina apretó los puños– Porque mejor no te explicas con propiedad. Si te soy honesta, desearía atacarte sin compasión por poner en aprietos a Link.

>¡Oh! –La señora se mostró sorprendida por el grado de protección que la chica mostraba por el guerrero– Bueno, solo permite que te cuente todo, no te vayas a exaltar con lo que te voy a decir. Al menos no tanto –Sinon no respondió ante eso–. Yo vi tu llegada, Link –este se mostró algo sorprendido–. En ese casi desierto apareciste repentinamente, acostado, flotando e inconsciente. De pronto una figura que se mostraba borrosa te sostuvo con delicadeza y te dejó sobre el agua, no sé si te observaba y decía algo, pero se quedó unos segundos a tu lado, desapareciendo tan pronto como apareció. Yo en verdad no podía terminar de creer lo que veía, estaba atónita. Yo... bueno, tuve la tonta idea de querer atraparte para que experimentáramos contigo –Sinon apretó con furia las dagas, pero Oyuki alzó las manos pidiendo que por favor la dejase continuar–. ¡No, no es lo que piensas! Los Game Master tenemos prohibido entrar aquí. Sinon, tú al ser una jugadora de mucho tiempo debes saber esa regla, podemos desbalancear a placer el juego, incluso hubo casos antes donde algunos usaron su poder para beneficiar a otros y por eso quedó estrictamente prohibido. Ahora mismo me estoy jugando el cuello a ser despedida y jamás volver a pisar este juego ni ningún otro allegado a la empresa. Estamos en un espacio que restringe el paso a cualquier jugador. Lo que quiero decirte, Link, es que si te llevaban al laboratorio de la empresa, yo quería hablar contigo de algo, algo... –esta comenzó a ponerse nerviosa, a lo que Sinon, por no terminar de comprender le gritó que se dejara de cosas y fuera directa– ¡¡Yo quiero que me lleves a tu mundo!!

>¡¡¿Qué?!! –soltó Sinon, abriendo un poco más los ojos ante la sorpresa de la revelación–

>Lo que escucharon –llevó la vista al suelo, empezando a jugar con sus dedos–. Sé perfectamente que no perteneces a este mundo, me he visto tantas películas, leído tantos cuentos de hadas, visto tantos animes, mangas, manhuas, y demás obras ficticias que sé que tú en algún momento tendrás que regresar a tu mundo; en el peor de los casos te quedas atrapado aquí para siempre, pero creo en la posibilidad de que no sea el caso y efectivamente puedas regresar. Y yo, quisiera –su corazón retumbaba con fuerza– que me llevases contigo.

–Sinon ahora estaba con un nudo en la garganta. Si bien Link ya le había contado mucho de su historia, hasta donde este lograba recordar (o decía poder recordar), al ir pasando tiempo a su lado esta pareció desprenderse de la idea de que él en verdad no era originario de ese planeta, aunque ahora tuviera un hogar en el mismo; era verdad que en algún momento este pudiera simplemente irse. A lo mejor por eso se mostraba tan tranquilo, porque sabía que pasase lo que pasase él no sufriría ninguna repercusión, simplemente volvería a sus tierras. Dentro de su habitación, el cuerpo de Shino comenzó a mover sus manos, apretando la cobija de su cama. Su respiración se aceleró y mordía sus labios con cierto grado de coraje mezclado con tristeza. Un sonido de alerta empezó a emerger del AmuSphere conforme los cambios en el ritmo cardíaco de Shino seguían elevándose–

>Link, ¿te irás? –preguntó sintiendo algo de miedo–

–Link sonrió, exclamando que no era el caso. Posó su vista en la dama frente a él y le pidió que se acercara, petición que desconcertó a la asesina de dragones, cuestionándole si era consciente de que esta le había mandado a atacar. El guerrero le pidió que estuviera tranquila, ella en verdad parecía esperanzada ante las ideas que acababa de expresar–

>No sé qué decir exactamente. ¿Podrás llevarme? –Link la examinaba, dejándola algo expectante; Sinon parecía molesta porque parecía que este solo le estaba mirando el buen cuerpo que poseía– ¿Pasa algo, Link? –Link dio unos pasos hasta colocar sus manos en los hombros de la dama, pidiéndole que por favor fuera más sincera con lo que acaba de decir sobre viajar a su mundo– ¿Más sincera? –El solo movió la cabeza arriba y abajo– Lo intentaré. Desde niña me ha gustado pensar en los seres de otros mundos, tal vez porque mis abuelitos me contaban muchas historias de fantasía. Con el paso del tiempo empecé a desarrollar un gusto enorme por todo tipo de historias donde un humano viaja a otros planetas, tiempos o incluso universos. Muchas de ellas son de romance y aventura –sus mejillas se sonrojaron–. Total que la magia no existe en este planeta, Link. Lo más cercana a eso sería nuestra tecnología, pero no es la misma. Hay límites para lo que los humanos podemos lograr, aunque no quiero irme por las ramas. El punto es que crecí anhelando la oportunidad de irme de aquí, vivir en otro mundo, uno lleno de vida, donde pudiera ser más feliz. No tengo nada en contra de este planeta, en contra de sus sociedades ni estoy traumada por algún accidente o las acciones humanas, yo solo he llevado conmigo un deseo propio de una niña, supongo. En verdad no sé qué más podría decirte; me siento algo apenada y tonta contando esto, es la primera vez en mi vida que puedo expresarme de tal manera.

–Link sonrió con dicha, y de pronto en su mano un triángulo dorado empezó a brillar con intensidad, captando toda la atención de las dos damas que le acompañaban–

>Link, ¿por qué brilla tu trifuerza? –Oyuki no entendió lo que preguntaba Sinon–

–Link empezaba a sentir que su cuerpo se llenaba de una energía singular. De pronto en su mente se materializaron dos melodías, la que era capaz de controlar el tiempo y una que, según los recuerdos, curaba las almas que sufrían por no haber logrado aquello que tanto anhelaban en vida. Entonces estas canciones, sus notas, empezaron a danzar, hasta formar una melodía nueva. Link hizo aparecer su ocarina, llevándola rápidamente a sus labios, al tiempo que daba dos pasos atrás. Oyuki iba a hablar, pero bastó la firme mirada de Link para que quedara en silencio. La melodía dio comienzo, sonaba hermosa. Link fue cerrando los ojos conforme continuaba haciendo sonar su instrumento. De pronto una luz envolvió a Oyuki, que primero reaccionó con miedo, pero al tocarla y sentir calidez abrió la boca con entusiasmo. Sinon no estaba entendiendo–

>¡¿Me estás llevando a tu mundo?! –cuestionó con suma alegría. Cerró los ojos, brotando sus lágrimas de los mismos al poder escuchar la voz de Link en su mente, deseándole una feliz vida en su nuevo hogar–

>Link, ¿qué ha pasado? –Sinon estaba absorta. De un momento a otro Oyuki había desaparecido–

–Link dejó de tocar y guardó la ocarina del tiempo. Abrió los ojos y se giró para ver a Sinon. Este le explicó que la trifuerza, al sentir que el deseo de Oyuki era sincero y yacía desde lo más profundo de su ser, decidió brindarle lo que deseaba. A él le parecía raro, ya que según sabía, por los libros que leyó en su casa, que necesitaba tener las otras dos piezas, pero ahora que veía bien su mano solo estaba la parte del valor; lo que Link ignoraba es que por un breve momento toda la trifuerza estuvo en su poder. Por otra parte, le explicó a Sinon que efectivamente ahora Oyuki debía estar en Hyrule, aunque desconocía en que punto de su historia pudiera haber aparecido, solo podía esperar que ella fuera muy feliz de ahora en adelante. Sinon se quedó pensando, tratando de hilar todo. Minutos más tarde, estaban en el gremio de Luna Carmesí, pero la chica se encontraba muy desconcentrada–

«Sword Art of Link»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora