CAPITULO SEIS

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Capitulo seis

ADVERTENCIA DE CONTENIDO

Narra Christopher

Estábamos abordando el jet, solo íbamos Jacob con su equipo de seguridad y yo con el mío, haber dejado a Cora sola en casa me hacía sentir algo muy feo en el pecho, pero juro que intente convencer al juez y al abogado, pero me negaron llevarla, dijeron que tampoco podían dejarme ir a mí, pero conmigo no había tanto problema.

Ya en el avión Jacob y yo vamos en silencio, como salimos de noche estábamos a punto de quedarnos dormidos, el jet ya había despegado desde hace una o dos horas.

-Necesita algo más, señor -me dice la sobrecargo, acariciándome el pecho, la verdad me incomodo un poco así que le quito la mano, votándosela bruscamente.

-Cuando necesite algo la llamo, por mientras déjeme dormir –respondo un tanto déspota.

No puedo mentir ella era preciosa, el uniforme que lleva se le ajusta a su cuerpo, tiene una peque cintura y eso hace que sus caderas se vean más grandes, pechos grandes y una cara pequeña, perfectamente peinada, cuando se da la vuelta me es inevitable mirar de reojo, tiene grandes... cualidades.

La señorita se va y yo me quedo mirando la ventana pensando como seria si ella estuviera aquí, quiero llevarla a muchos lugares, que ella conozca más que una celda sucia o un cuarto, quiero llevarla a conocer mi hogar, mi lindo Italia tengo una casa en Milán y otra en Sicilia que siento que le van a gustar.

Pensando en ella me duermo, oh no que grave error, cada que cierro los ojos pienso en ella, pero en ella desnuda.

Ella está encima de mí, se empieza a frotar contra mi erección haciéndola crecer más, la tomo de las caderas presionándola más contra mí, ella empieza a soltar pequeños quejidos y jadeos, jadeos que solo aumentan mi ritmo cardiaco.

Le aprieto las caderas y bajo mis manos sobándole los muslos, después las paso atrás agarrándole el culo manoseándoselo y dándole apretones, subo mis ojos buscando los suyos, sus bellos ojos están llenos de lujuria.

Me la imagino con una falda muy pequeña que apenas le cubre algo, lleva lencería de encaje negro en la parte de arriba, se le notan sus pezones erguidos atreves de su brasier.

Sus manos con uñas largas me rasguñan el pecho, sigue meneando sus caderas contra las mías, haciéndome jadear también, su cabello se balancea de un lado al otro y mientras se sigue meneando se va quitando la parte de arriba exponiendo sus redondos y firmes pechos, sus pezones me hacen babear, quiero chuparlos, lamerlos, morderlos.

Se agacha colocando los brazos arriba de mi cabeza dejando sus pechos muy cerca de mi cara, intento agarrarlos y apretarlos, pero se vuelve a erguir, se levanta de mi regazo y termina de desnudarse, quitándose lentamente la falda, siendo esto una tortura para mí.

- ¿Quieres tocarme? -me pregunta con voz tentadora, su voz siendo tan delicada puede ser tan seductora.

-Si ven aquí -ordeno, me gusta dar las ordenes, pero con ella pierdo todo el juicio.

-Toca -arrastra mi mano a su entrepierna cubierta con sus bragas de encaje.

Mierda está muy mojada, lo puedo sentir a través de esa fina tela, no puedo más y la arrastro a la cama empujándola hacia ella, automáticamente abre sus piernas, como si supiera que voy a perder el control y efectivamente, su entrepierna atrae mi boca y carajo, su piel morena me trae loco y sus piernas cremosas.

Empiezo a desnudarme quitándome la camisa blanca que llevo, llevo mi cara a la suya y la beso, es el mejor beso que recibo, es un beso apasionado, donde su lengua pide permiso para entrar a mi boca, una lucha entre los dos se abre paso, nos alejamos por falta de aire, me paro otra vez comenzando a desabrochar mi cinturón, me dan ganas de voltearla y azotarla, que grite de placer y que todos la escuchen.

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