꧁ CAPÍTULO 2꧂

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Dasha...


La angustia, la necesidad, el desespero.

Saber que mis hermanos están siendo torturados, me revuelven las entrañas, quiero vomitar, quiero llorar y gritar. Tanto como quiero traerlos conmigo de una vez por todas.

Han pasado dos días, tuve que obligarme a tener esperanzas, y a mantenerme tranquila. Con el pago dado anteriormente me hospedé aquí en Caliha. Me veo obligada a regresar al Cairut para terminar mi trabajo.

Pero pese a mi racha y experiencia, no puedo evitar sentir miedo, miedo a volver a sentir esa tensión y ese frío deseo viajando por mi espina dorsal. Mi soberano es alguien totalmente intimidante que no parece del todo humano, nunca pensé que los emperadores se tatuaran de tal manera.

Bajo hasta el muelle clandestino en busca de Fascut, sé que volverá a Kizu, pienso embarcarme con el de nuevo. Lo encuentro y me acerco, es un hombre moreno, musculoso, tiene pequeña barba que adorna su mandíbula cuadrada y marcada, cejas esperas, cabello negro el cual tapa con tela, y ojos finos. Es un hombre de vista atractivo.

—¿Qué pasó para que tengas que regresar?, sabes que es peligroso.

—Todo lugar es peligroso, Fascut, el rey... Me encomendó una misión en el Cairut. —Omito gran información, pues su único conocimiento sobre mi; es el de una mujer a la que tiene que transportar—. Si la cumplía, liberaría a mis hermanos del calabozo...—hunde las cejas.

—¿No cumpliste?

El silencio que dejo lo dice todo, y para cuando embarcamos ya es de noche. Llegamos a Kizu al medio día, desembarcamos.

Le ayudo a Fascut a subir cosas al barco aunque ya no vaya con ellos de regreso a Caliha. Esta vez la orden fue clara para mi, solo volveré a Caliha con la cabeza del emperador, si voy con malas noticias; mis hermanos...

—¡Buena suerte, Mujer! —Le sonrío, me mira unos momentos hasta que vuelve a hablar—. ¿Sabes? Él rey de Caliha tiene familia como todos en algún momento de su vida.

La chispa se me prende como una luz iluminando un camino oscuro, una opción.

—Son personas humildes al contrario del rey, no son ambiciosos así que no les importó la vida en el palacio.

—¿A qué se debe esto? —Cuestiono el porqué me da tal información.

—Solo trataba de ayudar, mal agradecida, viven en Amera. —Me mira fijo tratando e dar un mensaje intimidante que no me remueve—. Pero tienes prohibido tocar a la hermana. Sé que no eres una mujer correcta, así que cambia la situación a tu favor, y como pago, la princesa estará a salvo.

Sabe lo que dice, Amera es una de las ciudades vecinas del Cairut, no me dice una dirección exacta pero es suficiente. Sin embargo, no sé por qué no lo tomo con plenitud, es decir, volverlo mi plan, no soy nadie contra una familia real, ni contra una familia imperial, ni siquiera para mi misma; lo que hice no fue más que un milagro.

—¿Alguna razón en especial por la que no deba tocar a la princesa?

Solo me se ríe con coquetería para darse la vuelta, medio río y comienzo mi andanza hacia la casa donde Shama me dijo que se quedaría, después de terminar de ayudarle a Fascut. Estoy recorriendo el mismo camino pero de regreso, ¿y eso? Eso es frustrante.

—Bien, pero tendrás que trabajar hasta pagarme el viaje.

—No pensaba ir gratis, —refunfuño en un puchero.

—Te ves cansada, muchacha, vamos y descansa. Puedo quedarme otra noche.

—No, Shama, mejor duermo en el equipaje. No hay tiempo.

LA ASESINA DEL EMPERADOR  [SUKUNA RYOMEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora