Capítulo cuatro: Nueva familia.

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– ¡Greg! –la diamante abrió la puerta de una patada y entró fugazmente a la sala, donde estaba el hombre sentado en el sofá. – ¡Mira! –extendió al infante al aire con una cara de alegría.

– ¡Rosa, ¿de dónde sacaste a ese bebé?! –se alarmó y levantó rápido arrebatándole el niño entre manos. Sabía que posiblemente los valores morales de la diamante eran distintos, pero eso no excusaba lo que suponía pasó. – ¿De dónde lo sacaste? Rosa, te explique cómo funciona el proceso de adopción y no puedes ir por la calles llevándote bebés que a simple vista estén solos. –le reprochó con una mirada severa.

– Pero… el bebé estaba en el bosque, bajo una canasta y el ataque de una gema corrupta. Tenía una gran herida en la espalda, pero ya se la curé. –señaló Rosa extrañada. Hace tiempo que no la regañaban y reprochaban. Y era la primera vez que Greg lo hacía con una mirada tan severa.

– Oh… –balbuceó, ya entendiendo.

– ¿Qué hacemos con él? –preguntó antes de que el humano respondiera dicha pregunta por si solo.

– Errr, pues… ¿Llevarlo al orfanato? –recomendó con obviedad y una sensación punzante en su espalda que lo hacía sonar inseguro.

– ¿Al orfanato? –repitió lo dicho con duda. Miro al infante en brazos de Greg, ya dormido, para no sentir la intensa hambre que tenía. Se le vino una idea a la cabeza. – ¿Y si lo adoptamos? –sugirió con ilusión. Sabía que era mucho más repentino que las ideas anteriores, pero sentía una determinación incluso mayor que la que tenía en tiempos pasados.

– ¿¡Qué!? –estaba exaltado ahora. Mala idea gritar. Despertó al menor, quien no hizo esperar su llanto desesperado por alimento. – Ay, no. Ya, ya, bebé. –acunaba torpemente Greg en un intento de apaciguar aquella criatura. Rosa hizo una mueca ante el ruido.

– Como dije. Dijiste que íbamos a un orfanato a adoptar un niño. Pues ahora no hace falta ir, si de todos modos iremos a llevarlo. Además… siento que fue obra del destino. –sonrió y fue a tomarle la manito, pero el infante fue más rápido y agarró su dedo con fuerza y se lo metió a la boca.

– Cielos. –exclamó Greg, cayendo en  cuenta de lo que pasaba. El bebé tenía hambre. Y mucha. – Sosténlo. –sentenció empujando al menor hacia la diamante y se fue corriendo a la cocina.

– Calma, calma, bebé. Ya vas a comer. –Rosa mecía de un lado a otro intentando imitar a Greg y le volvió a poner un dedo cerca de su cara. Eso hizo que parará de llorar y suspiro aliviada. No toleraba eso.

Aún con el dedo en la boca, el mini humano abrió levemente los ojos y allí, justo en ese momento, fue cuando chocolate y rosa se unieron por primera vez. Creando un vínculo que no se rompería por nada del mundo y el universo a partir de ese momento.

El de pocos pelos azabache se quedó hipnotizado por el vibrante color de orbes de su salvadora. Rosa, por otra parte, se quedó prendida a la imagen de aquel niño. No sabía por qué, pero tenía una inmensa necesidad de protegerlo, contrario con lo que pasó con Crema Agria. Esa sensación de ansiedad que le apretaba el pecho al saber que ese humano sufría por ausencia de alimento… No sentía lo mismo desde que vio a Garnet por primera vez.

– ¡Aquí estoy! Ya tengo todo listo. –Greg entró presuroso con una manta tomando al bebé en brazos, envolviendolo en esta,  y le dió biberón. En menos de un minuto dicho envase estaba vacío. – Uff, si estaba hambriento, tomo hasta la última gota. –se dejó caer en el sofá. – Rosa, dijiste que lo encontraste en el bosque, ¿no tenía manta, una nota, algo? –le miro expectante.

– No. No había nada. Encontré la canasta boca abajo, seguramente Jasper Rosado le había dado la vuelta. Es suerte que no halla salido volando. –habló sentándose a su lado. – ¿Y qué hacemos con eso? –señaló el cordón umbilical que aún permanecía unido a él.

– ¿Todavía lo tiene? Por Dios, cada vez la gente se está hechando a perder más. –masculló recién dándose cuenta. – ¡No, espera, ¿qué ha…?! –el llanto volvió a resonar y la sangre cayó en la alfombra.

– Uy, pensé que no tendría que tenerlo, ¿le hice daño? –la misma sensación le apretujo el pecho y rápidamente le plantó un beso en el ombligo. El llanto cesó, denotando que el dolor había desaparecido y la herida se curó. Dejando la cicatriz que todos conocemos.

– Rosa, no vuelvas a hacer eso sin consultarme. Aunque tus fluidos puedan sanar a las personas, no significa que puedas lastimarlos, aunque no sea tu intención, la próxima avisa, por lo menos. – le volvió a reprochar a lo que Rosa solo asintió y afirmó. Está vez un reproche le sirvió de algo útil.

– Okey. Pero, volviendo al tema anterior. –dijo severa. – ¿Qué haremos con él? Ya lo tenemos con nosotros y no creo que para mañana queremos separarnos de él. –le tomo la manito y la movió de arriba abajo con una sonrisita. Menos de dos malditas horas y ya no quiere separarse de él. Si ella está así, cómo estaría Greg. No veía razón para darle tanto embrollo. – Si te sigue pareciendo complicado, yo me quedo con él unos días, yo y las chicas podremos con esto. –trato de alentar rápidamente.

– Sabes, Rosa; creo que tienes razón. No creo que pueda dejar ir a esta cosita. –le tocó la punta de la nariz con el dedo. –  Vedalia lo dijo. Ni con todas las preparaciones posibles uno nunca esta listo para ser padre. No hay que estar preparado para las sorpresas de la vida, solo hay que saber como enfrentarlas. Y cuando no sabes cómo, siempre puedes aprender y estar listo para la próxima vez. –le dió una sonrisa y la diamante se la devolvió, sabía por donde iba esto y también le conmovió mucho aquellas palabras.

Greg asintió.

– ¡Sí! –lo abrazó por el cuello celebrando. – Hay que ponerle un nombre, ¿no? ¿Tienes idea de alguno? –miro detenidamente su carita, pero solo notó destacante, las tres greñas negras que tenía. – ¿Qué te parece Azach?

El hombre sostuvo la risa nasal soltando un ruido de cerdo.

– ¡Oh, vamos! No fue tan malo. –chilló con queja.

– Lo se, pero es que… –no contuvo la risa. – Ese está para una mascota o para lo que tú nombras. No es… adecuado para un humano. –intentó ser discreto. – ¿Qué te parece…? Eh… –vio por todos lados buscando inspiración. Un dibujo de una estrella de color verde. Una taza de té vacía. No podía dejarla esperando. – ¿Steven? –dijo finalmente.

– Steven… Steven… –repitió lentamente. – ¡Steven! ¡Steven! ¡Me agrada! –exclamó con alegría. Y les dió un abrazo a ambos chicos. – Bienvenido a la familia…

– Steven Universe/Steven Universe Diamond. –dijeron al unisonó ambos adultos. El humano miro a la gema con extrañeza.

– ¿Qué? Me gusta como suena diamante en inglés. –y sonrió enormemente.

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¡Hasta aquí el capítulo cuatro! ¡Ya apareció Steven! ¡Yei! A que no se imaginaban como sería pensado su nombre. SJSJSJS.

¡Curiosidades!:

<>°: Está no la puse en el capítulo anterior. La canción que cantaba Rosa era de un comercial de chocolate que se llama "chocalate" porque  como dice la canción, te hace chocar si lo vas comiendo. xd

<>°: Rosa comenzó a curar a besos cuando le dió uno el la pierna a Greg cuando se la rompió y vio que podía generar saliva de forma automática, no como las lágrimas, que tiene que hacer que salgan. Salen solas a veces con emociones fuertes, pero los besos son más rápidos.

<>°: Rosa "ayudo" a crear TODOS los idiomas del mundo.

<>°: Ahora ya no es Steven Universe Quartz Diamond Demayo Cutiepay, si no: Steven Universe Diamond Demayo Cutiepay. xd x2.

<>°: Está historia está inspirada fuertemente en el fanfiction "La lucha de una madre búho" por @Jahirtemple. Su historia es buenísima, recomendada a las personas que sean fan de la serie The Owl Hause.

Sin más que decir…

Tomen awa. :v.

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