Las gemas observaban con recelo a la criatura que tenía Diamante Rosa entre brazos. Se supone que solo había salido por chocolate para preparar y llegó con un una cría humana.
– ¿Y el chocolate, Rosa? –preguntó Amatista.
– ¿De verdad eso es lo único que te preocupa? –se sorprendió Bismuto. Su compañera morada si era despreocupada.
– ¿De dónde sacaste a ese bebé? –exigió saber Perla. Era consciente de que la moral humana cambiaba con el paso del tiempo, y sabía que Rosa también estaba al tanto de esta, pero tomar a un bebé sin permiso era penitenciado gravemente según los humanos.
– Me lo encontré en el bosque cuando escuché el rugido de… Jasper Rosado. –mencionó el nombre con melancolia; las otras gemas grandes soltaron un "gasp" y agacharon la mirada. Bajo la de una Amatista que no comprendía tan bien la situación. Nunca experimento las perdidas de una guerra. – Para resumir: lo lleve con Greg y acordamos adoptarlo. –culmino con una sonrisa. – El es Steven. Di "hola", Steven. –agudizó su voz y lo extendió a las demás.
El recién nacido solo le agarro la nariz a nuestra perla y se rió. Perla se alejo. Luego puso su mirada en Garnet.
– Pues es adorable. –dijo la gema de lentes cargando al menor sin temor alguno.
– Garnet. Ten cuidado. –le advirtió Perla colocando sus manos detrás de Steven.
– Vamos, chica. No se le va a caer. ¿Ves Amatista?, le pegaste un miedo. –dijo la gema de crestas entre risas, presionándole la mejilla al menor.
– ¡Oye! No es culpa mía que Perla sea una hipocondriaca. –se excusó cruzándose de brazos y sacó la lengua.
– No sabes lo que significa "hipocondriaca", ¿verdad? –dijo Perla con alardia. Sabía que no.
Diamante Rosa sonrió enternecida. Esto era justo lo que quería que pasará cuando se le ocurrió tener un niño. Escuchar la risa de Steven le traía una calida sensación al pecho.
– ¿Y ese nuevo look, Amatista? –consultó al ver que ahora tenía el pelo largo.
– Me quedé pensando y me gustó el pelo largo de Greg desde la primera vez que lo ví. Solo estaba pensando cuál estilo me quedaría mejor. –ondeo su cabello largo, lacio y algo desordenado.
– ¿Por dos años? Está bien. –no le cuestionó. Pero le pareció extraño que nunca le mencionara respecto a su cambio. Siempre le contaba todo. La veía como su niña, desde que entendió como era una relación así entre los humanos. – ¿Era sorpresa?
– ¡Noup! –exclamó inflando los cachetes.
– Ah, ya veo. –bajó la mirada, pero el llanto de Steven la puso en alerta. – Ya, ya. ¿Qué pasó? ¿Tienes hambre de nuevo? –lo tomó entre brazos y lo acuno un poco mejor que antes. No había pasado ni dos horas y pensaba que ya tendría hambre de nuevo.
– ¿Qué tiene? ¡Es molesto! –exclamó Amatista tapándose los oídos.
– No seas grosera. –le recriminó Perla.
– ¿Y ese extraño olor? –hizo notar Bismuto frunciendo el ceño.
– Oh, oh. –ese "oh, oh" no les gusto a las gemas. Rosa tanteó el pañal que Greg le había puesto al infante y se alarmó. – ¡Pañal! ¡Un pañal! –pedía exaltada mirando a todos lados.
A las gemas les extrañó está reacción, Rosa era normalmente tranquila y a veces algo extrovertida y curiosa. Pocas veces la han visto actuar así tan histéricamente por algo que no veían como urgente. Perla rápidamente saco una caja de pañales para adultos.
– ¿Esto sirve?
– Gracias, Perla, pero no. Necesito pañales para niños. –explicó rápido. No tenía muchas opciones y volvió la tormenta. Le había dicho a Greg que regresaría luego de que las chicas estuvieran al tanto del nuevo miembro de la familia. – Solo me queda una opción. –la verdad no era la peor. Pero el rostro de asco de las otras habitantes del templo le hizo parecer que sí. Amatista y Garnet se taparon la nariz mientras que Perla y Bismuto tenían una cara fruncida.
Lanzó el pañal sucio a la basura y en el fregadero se dispuso a limpiar a Steven con sumo cuidado y delicadeza. Luego de envolverlo en la misma manta de antes, el menor calmo su llanto y regreso a ser el risueño que era hace rato.
– Ya está. Lamento los inconvenientes. –se rió apenada y le sonrió a las demás.
– Que no vuelva a hacer eso. –advirtió la gema morada haciendo un puchero.
– Tu lo haces en el mar. –le señaló Garnet.
– ¡Pero es diferente! –pataleó y la cara se le puso de un morado más oscuro.
– Así que… este bebé humano es ahora… ¿tu bebé? –Perla se le tambaleaba el habla y se acercó a la cara del humano. Volvió a tomarle la naríz con una sonrisa. No se apartó está vez.
– Sí. –asintió feliz.
– Osea que es… –Bismuto canturreó con picardía. – ¡Una Gema de Cristal! –exclamó con emoción.
– Pero no es una gema. –añadió Amatista.
– Pues en ese caso será… ¡Un Humano de Cristal! –Rosa alzó la voz más de lo debido y Steven balbuceó con fuerza. – ¿Te gusta? Tu si me entiendes. –repartía mimos en su pancita y besos por su pequeña carita.
Las otras gemas rieron enternecidas ante la dulce escena.
– Sin duda la vamos a pasar bien con este nuevo miembro. –susurró Garnet acomodándose los lentes.
– Si Rosa está feliz con esto, no opino nada malo. –dijo en voz baja Perla. Tenía una extraña sensación cálida en su pecho al ver su amada así.
– No está mal dar unos cuantos consejos, Perla. –destacó Bismuto abrazándola por el hombro.
Amatista solo permanecía con la cara fruncida y una sonrisita viendo la escena.
– Pues esperaremos a que pase la tormenta, ¿te parece bien, Estrellita? –agudizó su voz y estrujó su mejilla contra la más pequeña. Steven apretó el dedo de su salvadora y cerró sus ojitos soltando un bostezo. Las interacciones le dieron sueño. – Está bien. Descansa.
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¡Curiosidades!:
Las gemas no sabían a qué olía el excremento humano, porque nunca tuvieron la necesidad de olerlo.
El de las gemas no huele a nada.
"Estrellita", ¿les suena de algo? *Risa maquiavélica*
Referencia al capítulo "Tres gemas y un bebé" cuando Amatista le regala a Steven pañales para adultos. Pero ahora es Perla quien lo hace. xd
Garnet usa su visión futura más frecuentemente ya que Rosa se lo pide para ciertas cosas. Pero si es por ella, es igual que el canon.
CREDITOS AL AUTOR DEL DIBUJO. EL DIBUJO NO ES DE MI AUTORIA.
Tomen awa :v.
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Steven Universe: Locuras familiares de las Gems
FanfictionDiamante Rosa logró su cometido sin poner en riesgo la salud psicológica de su hijo. Diamante Rosa convenció a sus hermanas de parar con la creación de su colonia a cambio de todas las gemas que fueron creadas en el invernadero, pero eso no fue lo ú...