¤《 Falso Matrimonio 》 ¤ -Ulquihime

CAPITULO 7 "FALSAS ESPERANZAS"

CAPITULO 7 "FALSAS ESPERANZAS"

El sueño que tenía la impulsaba a recargarse en el respaldo del auto, afortunadamente tenía la tecnología para que ella pudiera dormir mientras que el conductor, su marido, manejaba hasta donde tenían que ir, que no era muy lejos, a solo dos horas de la ciudad. Lo que le llevaba a pensar ¿Por qué tenían que levantarse tan temprano? La villa iba a estar ahí, el entusiasmo de verla de pronto se le olvido, se había esfumado, porque esa villa no resolvería su vida, eso desearía pero no lo haría.

Vio a Ulquiorra tan despierto y frío como siempre, era tan increíble que hubiera encontrado tiempo para ir a la villa, ella había planeado ir sola en un auto rentado o algo así. Nunca se hubiera imaginado que una tarde llegara y le dijera que empacara para dos días, irían a la villa porque él tenía libre ese fin de semana. Al momento se había quedado tan pasmada que no le pudo decir nada, pero después se dio cuenta que las cosas no serían como en las películas, seguramente irían, dormirían en un cuarto y él se la pasaría hablando por celular. Nada fuera de lo común.

-¿Quieres que prenda la calefacción? - preguntó sacándola de su ensueño.

-No es necesario - dijo ella un poco adormilada - ya se me pasará el frío.

Aún así el prendió la calefacción y Orihime se lo agradeció mucho.
No la entendía, ¿Dónde estaba todo ese entusiasmo por la villa? Se había esfumado todo y ahora estaba callada y distante, esos últimos días la había descuidado bastante, casi ni la había visto, pensó que ir a esa dichosa villa le traería una alegría, no una carga como veía que era.

Le tocó la frente mientras dormía para asegurarse que no tenía fiebre. No tenía.

Siguió su camino hasta que llegaron a la villa. Esperaba encontrar una propiedad medio abandonada, pero lo que se encontró fue una villa cuidada, casi vacía en cuanto a personal pero estaba cuidada y limpia. Estaciono el auto en un lugar sin pasto y se bajo del auto.

Abrió la puerta del auto y le desabrocho el cinturón, Orihime respingo un poco pero no despertó. Fue entonces cuando la tomo en los brazos y ella se abrazo de su cuello instantáneamente, era tan liviana que no le costaba ningún trabajo cargar con ella.
Al abrir la puerta principal pudo percibir el aroma a viejo, a encerrado, esa casa a pesar de ser limpiada regularmente no había hospedado a nadie en mucho tiempo, los muebles eran viejos pero estaban en buenas condiciones, se notaba que era familiar, ahí Orihime había pasado los años de su niñez, una niñez feliz.

Era una casa pequeña por lo que no le costó trabajo el encontrar uno de los dormitorios, ahí la recostó en la cama matrimonial que estaba perfectamente tendida y su frágil esposa se acomodo enseguida. No podía negar que era hermosa, ni siquiera planeado hubiera conseguido una mujer fina y hermosa como Orihime para su esposa. Se esforzaba lo menos con ella, no le daba problemas de ningún tipo y tampoco se quejaba. A decir verdad, era todo menos un matrimonio, podría engañarla con facilidad y ella no diría nada, ni le complicaría la existencia.

Al surgir ese pensamiento algo le molesto ¿era bueno tener a una mujer tan indiferente? O la pregunta era si de verdad era indiferente, las mujeres no eran lo que parecían y su joven y dulce esposa no era la excepción. Le acarició la mejilla y ella reacciono gimiendo y acurrucándose junto a él.

Ulquiorra se inclino y comenzó a besar el cuello de su esposa que aún estaba dormida, aún así beso su delicado cuello, absorbiendo su dulce aroma, Orihime medio despierta lo rodeo del cuello.

-¿Qué haces? - le murmura

-Quiero hacerte el amor - dijo él entre besos

-¿Ahora? - preguntó ella aún medio dormida