15.EL BOSQUE

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Esta vez va vestido enteramente de negro, con dos espadas cruzadas a la espalda que hacen que mi nerviosismo crezca, y mi mente se ponga en estado de alerta. Debo tener mucho cuidado con lo que digo.

-Cuanto tiempo, extraño, ¿ya me echabas de menos? Si solo ha pasado un día. – digo con burla.

Buen trabajo con eso de tener cuidado con lo que dices.

Otra vez con el sarcasmo. ¿Voy a poder parar de usarlo alguna vez en estas situaciones? No lo creo, la verdad, pero acabará siendo la razón de mi muerte como no cierre la boca.

-Impresionante – contesta ignorando mi comentario –. Has dejado inconscientes a dos hombres en cuestión de minutos en vestido y con tacones.

- ¿A que sí? Eso mismo le he dicho yo a ese de ahí. – digo señalando al guardia inconsciente.

Se esfuerza por contener la sonrisa, girando la cabeza hacia un lado para evitar que yo lo vea.

-Pobre de tu príncipe. – dice dando un paso en mi dirección, toda señal de diversión desaparecida.

-No te acerques – digo cambiando mi semblante a uno más serio y poniéndome por delante del cuerpo inerte de Thomas –. O acabarás peor que esos dos.

Él se ríe. Y con ganas. Su sonrisa es lo suficientemente grande como para dejar ver hoyuelos en sus mejillas.

Estúpido.

-Mira como tiemblo. – dice entre carcajadas.

Idiota.

- ¿Qué haces aquí? – cuestiono cabreada, ignorando su burla.

-Nada – contesta como si estuviéramos hablando del tiempo. –. Solo quería ver cómo te iba.

-De maravilla, ¿no lo ves?

-Perfectamente.

Silencio.

Ninguno se mueve, y siento el mismo escalofrío que sentí mientras bailábamos. Es como si estuviera paralizada, y mi cuerpo solo quisiera acercase más. En este momento solo existimos él y yo, y todo lo demás ha desaparecido. El bosque se ha difuminado, y lo único que veo es el azul verdoso de sus ojos. Aunque lo intento, no puedo apartar mi mirada, es cómo si estuviera atrapada en la marea. Una marea helada que lo único que busca es dejarme congelada dentro.

Un gruñido del príncipe rompe el silencio, haciendo que ambos giremos la cabeza en su dirección, explotando la especie de burbuja que se había creado.

-Hasta pronto, Ella. – dice mientras se da la vuelta y comienza a adentrarse más en el bosque.

Todos mis instintos me piden que vaya tras él, pero en su lugar no contesto, y me acerco a Thomas, cogiéndole la mano para ayudarlo a levantarse.

- ¿Cómo? – pregunta una vez que está en pie.

Al principio no entiendo a lo que se refiere, pero al final entiendo que es por la pelea.

-Mucha práctica. – contesto.

Llevo trabajando esta clase de movimientos desde que me escapé del orfanato. Al tener la daga y estar por mi cuenta, pensé que sería mejor saber defenderme.

Incluso cuando empecé a vivir en el sótano de Asher, seguí trabajando mis técnicas de defensa y ataque. La verdad es que estoy bastante contenta con los resultados, aunque en ciertas ocasiones me bloqueo un poquito.

-Cuando te intentaste escapar de palacio perdiste. – dice Thomas, expresando justo lo que estaba pensando.

Me quedo callada. El idiota solo se acuerda de las cosas más importantes, nótese la ironía.

El Anillo BrakundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora